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columna del lector

Los opuestos pueden dialogar

El académico Diego Calle Pérez explica por qué Antonio Navarro es el candidato de izquierda más idóneo para pelear por la Presidencia.

Diego Calle Pérez
10 de julio de 2005

Ahora que Antonio Navarro es el candidato del Polo Democrático deberíamos preguntarnos qué tan independiente es.

Nadie desconoce la trayectoria política de Navarro, desde sus gloriosas épocas de querer llevar la boina al estilo Che Guevara y su alcaldía en Pasto, que hasta la fecha no se le conocen malos manejos, ni sanciones por parte de la Contraloría o la Procuraduría.

Su formación profesional le ayudó para estar al lado de Álvaro Gómez y Horacio Serpa como presidentes de la mesa principal en la Constituyente del 91.

Navarro tiene el reto de no convertirse en el Goyeneche de la política Nacional. Mostrarnos a los que seguimos en su generación, la formula de una propuesta creíble en cuanto a la equidad social de un país por construir.

Para los que estamos pendientes de las nuevas opciones de hacer política en este país, no se nos hizo extraño ver a Navarro como el más indicado para llevar las riendas del Polo. Su fino humor lo hace ver como el más ecuánime de todos los cuadros destacables de la llamada izquierda democrática. Ojalá que esta nueva candidatura no le produzca falsos triunfalismos y no se convierta en lo que a muchos profesores de la nueva generación de las universidades públicas están sufriendo por estos momentos: convertirse en un crítico de lo que más criticaban.

Pero hay más desafíos que Navarro debe tener muy presente: primero, tiene que ver con las relaciones que tenga con los grandes empresarios del país.

Y segundo, las simpatías que maneje con las grandes potencias del mundo. Aunque sabemos de las buenas amistades que tiene con Fidel Castro, no creemos que nos pueda aportar mucho en este caso. Queda la pregunta en el aire: ¿Si Navarro es presidente que potencia mundial nos seguirá endeudando?

La gran unidad de las organizaciones que representan en Colombia la izquierda democrática, tiene en Navarro la mejor carta de presentación para consolidar un verdadero proyecto social que pueda generar un verdadero cambio generacional en el país con visión tercermundista en el siglo XXI. Es el mejor momento para que no se siga escribiendo tanto y haciendo discursos de papel para una Colombia firme y unida.

Con reelección o sin ella. Los llamados partidos de izquierda democrática tienen en sus manos el mejor momento para demostrarle al país su capacidad de gerenciar, dirigir, controlar y planear lo que por muchos años se está tratando de construir en un país asfixiado por los malos manejos de la política tradicional.

América Latina esta dando cambios rápidos y pareciera que está saliendo de este letargo de cobardía y arrodillamiento. Es la hora en que Colombia piense en una verdadera nación. Una nación donde los que han tenido las armas quieren un cambio por medio de la democracia y es el mejor momento para que Antonio Navarro nos demuestre lo que tanto se ufana de predicar en beneficio de la gentes que respaldan su popularidad.

La popularidad de Antonio Navarro es bien ganada, desde sus años en la guerrilla, y ahora como senador ha demostrado su temple y agarre en los más difíciles debates, nos ha demostrado que puede haber cambios en un país donde los opuestos pueden dialogar.

Y de ñapa: aunque suene un poco irónico, la Universidad de Antioquia promueve un trabajo sobre los 20 años del holocausto del Palacio de Justicia. A estas alturas del partido me siento impedido para presentar mi ensayo. Y tan contentos que estamos con Navarro de candidato.

* Historiador de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín. Profesor e Investigador Social.