Home

Noticias

Artículo

análisis

Los valores de la democracia

Virginia Contreras, del American Security Council Foundation, se pregunta ¿qué entiende Venezuela por democracia?

Virginia Contreras*
6 de febrero de 2005

La primera acción diplomática ejecutada por el gobierno de Venezuela después de la infortunada crisis surgida a raíz de la aparición y detención del líder guerrillero de las Farc, conocido como Rodrigo Granda, fue la participación de la vice ministra de Relaciones Exteriores de Venezuela, con competencia para la América del Norte, en un foro en la conocida organización norteamericana "El Diálogo Interamericano."

El evento se celebró el día 01 de febrero del año en curso en la sede de esta prestigiosa ONG en la ciudad de Washington DC.

A la cita acudieron importantes personalidades del mundo diplomático y político norteamericano, amen del sin fin de ciudadanos de distintas nacionalidades que día a día, interesados por el rumbo de la vida política latinoamericana, agolpan los distintos escenarios de la capital estadounidense.

Después de una larga explicación por parte de la vocera venezolana, Lic. María del Pilar Hernández, respecto a la crisis política latinoamericana de finales del siglo pasado; y mientras se empezaban a calentar los ánimos de los presentes, según se escuchaba del rumor de sus asientos, la representante oficial comenzó lo que sería una larga exposición de las distintas etapas en las cuales ha transitado el gobierno Bolivariano, hasta llegar al presente, oportunidad ésta a la cual centramos nuestra atención.

Refería la expositora como el logro más importante de la gestión gubernamental, el haber podido iniciar un proceso de revolución de manera "pacífica y democrática."

Esto, a su juicio, marcaba un hito en la política interna venezolana; de tal forma, que sin dichos elementos no hubiera podido ser factible tal revolución. Dicho esto, y mientras el público dirigía sus interrogantes a la representante venezolana respecto a las distintas circunstancias que han rodeado la política del Presidente Chávez, bajo interesantes malabarismos verbales de la interlocutora, tratamos de profundizar en lo que dicha expositora hacía llamar como "democracia."

Democracia son muchas cosas y a su vez no significa nada para quienes se han acostumbrado al ejercicio del poder para fines personalistas. Democracia no es sólo la doctrina política que permite a un pueblo guiar los destinos de un gobierno. Democracia es el ejercicio del poder en base al respeto a ciertos principios de una forma ecuánime y justa.

En democracia se vive no por decreto de nuestros gobernantes, sino por convicción de éstos. En democracia se actúa con apego a los más intrínsecos valores del ser humano como lo son la justicia social, la seguridad jurídica, el respeto al principio de separación de los poderes públicos, la libertad en todos sus grados y caracteres, el desarrollo integral del ser humano mediante la posibilidad de un trabajo digno y bien remunerado, la protección a la salud, la educación, la garantía de la propiedad privada, el respeto a la dignidad humana, la vocación de servicio de nuestros gobernantes, la no discriminación de los ciudadanos bajo ningún tipo de justificación, el incentivo al progreso, el culto a la honestidad, la tolerancia frente a los oponentes y críticos.

Durante prácticamente dos horas, quienes estuvimos allí escuchamos disertar en relación a la necesidad de actuar con respeto entre los interlocutores; motivo éste que originó la obvia pregunta respecto a las declaraciones del Jefe de Estado venezolano en contra de la Sra. Condoleeza Rice, Secretaria de Estado norteamericana. La respuesta no se hizo esperar. La conclusión a la cual llegó la exponente, bajo la figura de un consejo hacia la recién nombrada Cancillera norteamericana, no fue otro que "respete para que la respeten."

Frente al planteamiento de la presunta colaboración del gobierno Bolivariano a la guerrilla colombiana, después de dificultosas explicaciones respecto a la aparición del guerrillero Granda en territorio venezolano; la misma se diluyó en fechas y escenarios inexactos en donde bajo la excusa de la existencia de excelentes relaciones de amor fraterno entre ambas naciones, Colombia y Venezuela, y de la amplia frontera que se encuentra abierta entre ambos países, se pretendió justificar la nacionalización de este líder guerrillero.

En dicha disertación no se tomó en cuenta que el personaje se hubiera presentado bajo su nombre de batalla y no bajo un nombre simulado como hubiera sido lo más sensato hacerlo si éste se hubiera considerado en territorio peligroso; así como que obtuvo dicha nacionalidad en el año 2002, fecha en que en virtud de los ataques terroristas a los Estados Unidos la guerrilla colombiana fue calificada mundialmente como terrorista, con excepción precisamente de los gobiernos de Cuba y Venezuela.

Como importantes elementos ejemplarizantes de la política económica y del Plan social del gobierno venezolano se habló repetidas veces de las misiones "Barrio Adentro" y "Robinson." La primera para atender en materia de salud a dieciséis millones y medio de venezolanos, de los veinticuatro que conforman la población total de ese país; hecho que de ser cierto equipararía a Venezuela con países con niveles de excelencia en materia de asistencia social, como Canadá, Los Estados Unidos o Inglaterra.

En relación con la "Misión Robinson," señaló el impacto de dicho proyecto al haberse logrado alfabetizar en un año a un millón doscientos mil venezolanos. Esta situación, de ser real, daría prácticamente por terminado el nivel de analfabetismo existente en Venezuela; en vista de que según organizaciones especializadas en la materia, como las Naciones Unidas, Venezuela desde hace unos cuantos gobiernos, y a pesar de la pésima gestión de éstos, posee el menor índice de analfabetismo de la región.

Pero la importancia de este Foro va más allá del contenido de la exposición. Su trascendencia obedece, no a los planteamientos equivocados o no de la expositora, sino a todo aquello que se mantuvo en el más profundo silencio.

En dicha conferencia nada se habló de los presos políticos recluidos en las cárceles venezolanas, elemento que hubiera sido interesante referir para justificar, o la acción eficiente del Estado, o la acción injustificada de una oposición que se niega a reconocer los logros de una revolución que no conoce. Nada se dijo respecto a los Decretos de Invasión de Tierras y de Expropiación de inmuebles como parte de una política del gobierno venezolano como justificación para la redistribución de la riqueza entre los más necesitados.

Nada se mencionó de las muertes impunes que se han producido en las innumerables marchas y manifestaciones de la oposición; ni siquiera se tocó el tema del terrible asesinato de ese nuevo prócer de la historia contemporánea venezolana, como lo es el ex Fiscal del Ministerio Público Danilo Anderson.

Tampoco se habló de la creación de milicias civiles para proteger a la revolución, del nuevo rol de la Fuerza Armada, ni de la nueva tesis planteada por los jefes castrenses en relación con el descubrimiento de un plan de invasión por parte del gobierno norteamericano. Mucho menos se tocó el tema armamentista y los contratos para adquisición de armas de guerra por parte del gobierno de Venezuela.

No se habló del aumento del número de los Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, ni se buscó alguna justificación para ello. No hubo referencias a la designación por parte de este máximo Tribunal de los miembros del Consejo Nacional Electoral, siendo que esa competencia le corresponde a la Asamblea Nacional. No escuchamos ninguna referencia respecto a la designación de quien fuera el Presidente de ese organismo, ahora como Magistrado del Tribunal Supremo de justicia, siendo que la misma debía haber obedecido a los altísimos conocimientos jurídicos del funcionario, hecho que ha debido llenar de orgullo al gobierno nacional.

Nunca se escuchó hablar de los juicios a importantes líderes políticos y sociales venezolanos por su presunta participación en actividades conspirativas en contra del gobierno venezolano. Mucho menos se habló del aumento en el número de ciudadanos venezolanos que han salido del país buscando un mejor futuro en el exterior y que han tenido que solicitar asilo político por sentirse amenazados en su integridad física.

No se tocó el tema del ataque a la Iglesia Católica venezolana, ni de las respuestas amenazantes del gobierno de Venezuela frente a las opiniones de destacados representantes de ésta como algunos de sus Arzobispos y hasta del Nuncio Apostólico.

No se mencionó ni por asomo los casos de corrupción en los cuales pudieran estar incursos importantes funcionarios públicos venezolanos y en los cuales debería estar interesado el gobierno en castigarlos.

Menos se habló del sistema de discusión y aprobación de las Leyes en la Asamblea Nacional; en donde una mayoría oficialista decide el futuro legislativo de un país bajo la mirada atónita de una oposición, que a pesar de sus errores y debilidades, nunca podrá superar en número a su contendor siquiera para lograr alguna modificación sustancial de dichas Leyes. Tampoco se hizo mención al recién aprobado Convenio, por la Asamblea Nacional, en materia de asistencia penal mutua entre los gobiernos de Venezuela y Cuba.

No se habló por ejemplo, de la falta de autonomía de los poderes públicos, ni de la suspicacia existente en relación con la poca libertad de conciencia de los Jueces de la República.

En fin que son muchos los temas ausentes en tan elaborada exposición, pero también mucho el mensaje que llegó a cada uno de los presentes en la misma; y es que, o el gobierno venezolano no tiene mayores elementos que agotar para justificar lo injustificable, o existen diferencias sustanciales entre lo que conocemos por "democracia."

Seguramente surgirán otras oportunidades para confrontarnos; en todo caso son los hechos y no las palabras quienes hacen a los hombres de bien. Ojalá que la próxima exposición no llegue con fuegos artificiales.

* American Security Council Foundation
Center for Inter-American Affairs
(http://www.ascfusa.org/web/content/view/324/162/)