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columna del lector

Populismo Salarial

El salario mínimo siempre se pone de moda por esta época. Eduardo Plata, lector de SEMANA.COM, opina sobre los ajustes que, sobre el tema, hará el Gobierno para 2006.

Eduardo Plata Yidios
12 de febrero de 2006

Se abrió el debate sobre el aumento del salario mínimo, lo abrió Horacio Serpa al proponer que se estudie la posibilidad de duplicarlo en los próximos 4 años. Viniendo de Serpa, esta propuesta corría el peligro de ser tachada de populista y fantasiosa; cosa que finalmente ocurrió. Pocos días después, el ministro de Hacienda señaló que en los planes del gobierno no está subir el salario mínimo más del 6.5%. Seguidamente vino el apoyo de ANIF al ministro a través de una columna de su director Sergio Clavijo en El Tiempo, quien sostiene que medidas populistas en torno a un tema tan serio como el salario mínimo serían muy perjudiciales para la economía nacional.

Dice el señor Clavijo que es mucho más sensata la posición del gobierno, pues la economía debe tener un trato técnico y no político, y que como buen tecnócrata, el ministro está en lo cierto al proponer que el salario mínimo sea aumentado como dice la fórmula: inflación más incremento en la productividad laboral, lo cual da una cifra entre el 5.5% y el 6.5%, que cualquier cosa por encima de eso, sostiene el director de ANIF, es un populismo poco saludable.

Confusa esta palabra "populismo" que se presta para todo. ¿Acaso no es populista el gobierno con los empresarios al permitirles pagarle salarios tan bajos a los trabajadores colombianos?

Como buen tecnócrata debería saber el ministro (y también el Señor Clavijo) que cuando uno ingresa cantidades falsas a una ecuación, inequívocamente el resultado será erróneo. En el caso del salario mínimo, es posible que lo correcto y saludable para una economía sea aumentar con base en la inflación del año en curso, pero tomando como base un salario justo, no el salario tan bajo que devengan gran cantidad de compatriotas. Aplicar dicha formula en estas condiciones resultara únicamente en la perpetuación de una condición injusta y explotadora con la clase obrera del país.

Todas las prebendas y beneficios que le ha dado el gobierno a la clase empresarial, no han filtrado hacia los trabajadores. Lo único que hemos visto es mayores ganancias de las empresas, crecimiento y riqueza entre los que ya eran ricos. No de casualidad, Colombia es uno de los países mas desiguales, en la región con mayor desigualdad en el mundo. Políticas como la del gobierno actual, que benefician a los industriales sin exigir ningún tipo de reciprocidad a favor de la sociedad colombiana, son la razón por la cual el índice de desigualdad en el ingreso del país aumenta en lugar de bajar. 

El pasado 21 de octubre, El Tiempo publicó un informe que indicaba que los profesionales de Colombia ganan en promedio $1,600.000, cifra que resulta bastante baja si se tiene en cuenta que el índice de desempleo ha bajado según el DANE hasta posicionarse en un 11.4%. Seria lógico que ha mayor demanda de empleo, los salarios deberían aumentar a cifras justas (esto lo saben bien el ministro y el director de ANIF). Esta cifra no agarra a nadie de sorpresa, todos los trabajadores colombianos son testigos de cómo las empresas nacionales contratan ingenieros, abogados, economistas y demás por salarios tan bajos como $500.000.
Mientras el gobierno toma medidas que benefician la industria, que se supone estimularían el empleo, dichas medidas, en manos de la clase empresarial no sólo han fracasado en su propósito, sino que han ampliado la brecha social que todo el mundo quisiera cerrar.

¿No es entonces el gobierno populista con los empresarios al fijar el índice de aumento del salario mínimo en tan solo 6.5%? Al fin y al cabo son los empresarios, los mismos que pagan esos salarios, los que pagan por las campañas políticas y es a los primeros que toca tener contentos si se pretende recaudar buenas cantidades necesarias para llevar una campaña sin contratiempos.

Populista o no los números no mienten y un salario, que a un trabajador laborando tiempo completo no le alcanza para satisfacer sus necesidades básicas, es un salario inadecuado, para él, para su familia y para la sociedad a la que pertenece, pues pasa de ser un activo de la comunidad a un pasivo que hay que llenar con políticas sociales, que por lo general son costosas. Si bien tiene razón el señor Clavijo al señalar que la economía se maneja de forma técnica, olvida el que la razón de existir de las ciencias económicas es proveer un mejor bienestar a los miembros de la sociedad.

Debería el estado apretar un poco el tornillo y exigir mejores condiciones para la clase trabajadora y abandonar esa posición tan nociva para la nación de ser débil con los fuertes y fuerte con los débiles.