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Rayitos de luz desde Colombia

Luisa Fernanda Velásquez, una periodista colombiana radicada en Bruselas, escribe sobre el concierto que dio un grupo de 45 niños de escasos recursos colombianos en el Parlamento Europeo.

Luisa Fernanda Velásquez Convers*
25 de septiembre de 2005

La ONG Actec y su proyecto "un oficio para todos los niños de las calles de Colombia" presentó el pasado miércoles en el Parlamento Europeo uno de sus maravillosos resultados: la orquesta juvenil y el grupo de danzas de Bosconia. Está conformada por 45 niños y niñas provenientes de varias regiones del país, que hasta hace algún tiempo carecían de las necesidades básicas que a todos los niños por derecho les corresponde.

Este programa es una pequeña semilla de las miles que ha sembrado durante décadas el italiano de nacimiento pero colombiano de corazón, Javier de Nicoló, un sacerdote salesiano que el miércoles demostró una vez más que sí hay formas de tratar a los niños de la calle, que sí vale la pena mirarlos a los ojos y enseñarles con muchísimo amor que en ellos está la vida, la esperanza, las sonrisas y el juego, que son ellos mismos capaces de crear paz y aprender un oficio que les alegrará el corazón.

Y fue esa noche cuando el corazón de todos los participantes se abrió y se llenó de alegría al escuchar cómo Mozart o Rossini estaban siendo interpretados con sumo cuidado por 5 saxofonistas, 3 flautistas, 2 trombonistas y otros 24 jóvenes entre los 15 y los 23 años de edad. Y cómo 12 niños bailaban joropo, jazz y vallenato, contagiando de alegría a todo el público, entre el que se econtraban el ex alcalde de Bogotá, Antanas Mockus, y el Vicepresidente Francisco Santos, quienes se encuentran por estos días en Bruselas dialogando sobre la paz en Colombia en el marco de la Ley de Justicia y Paz.

Los jóvenes y las jovencitas de Bosconia se robaron el show y fueron los protagonistas en el salón "Yehudi Manuhin" del Parlamento Europeo, como muy seguramente lo volverán a hacer en Zürich y Madrid durante una pequeña gira.

Ellos eran 45 personas maltratadas, con hambre y sin un futuro esperanzador. Hoy, van por el mundo cargados de sonrisas, música y color, sembrando alegría y esparciendo rayitos de luz venidos de Colombia.

* Periodista colombiana radicada en Bruselas