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Se comienzan a sentir las consecuencias del rechazo sueco al euro

Martes 16, 9:10 horas. El rechazo de los suecos al euro puso en tela de juicio la viabilidad de una moneda única. Ahora países como Dinamarca e Inglaterra, que pensaban hacer una consulta similar para aprobarlo, temen que también sea rechazado.

15 de septiembre de 2003

El domingo pasado, los suecos votaron masivamente en contra de la implantación del euro. Al final se reportó un 56.1 por ciento a favor del no. El hecho le cayó como un baldado de agua fría al parlamento sueco, que le apostaba al sí.

Fue así también para los representantes de los países de Dinamarca e Inglaterra, dispuestos a seguir el ejemplo y aprobar el euro por las vías del referendo.

Los noruegos a favor del euro ahora temen que el resultado del domingo favorezca al euroescepticismo. En Suecia fue evidente que el pueblo no quiere entrar a formar parte de una sola comunidad. Un sondeo realizado en Noruega antes del domingo, reveló que la mayoría de los ciudadanos desea entrar a formar parte de la UE en un futuro cercano. Pero la situación puede cambiar.

En Londres, por su parte, la prensa conservadora destacó ampliamente el no sueco. Y si el hacho se suma a la debilidad coyuntural del Blair, que le apunta a la moneda única, el debate y eventual referendo a favor del euro podría aplazarse indefinidamente.

El baldado sueco

Los analistas y el gobierno de Suecia no esperaban la decisión del pueblo. El domingo, al finalizar el conteo de votos, el primer ministro Goran Persson aseguró que la decisión se basó en el mal momento por el que pasan algunas economías europeas. El mandatario se mostró contrariado por la decisión del pueblo y señaló que sin el euro "habrá menos oportunidades para Suecia". Sin embargo, afirmó que da por terminada la campaña para que sea aprobado y que el tema será clausurado.

La jornada electoral se desarrolló con tranquilidad y con llegada masiva a las urnas. Se presentó un índice de participación del 81,2 por ciento.

Suecia es uno de los pocos países europeos que no usa el euro como moneda única, instaurada desde el primero de enero de 2002.