Según contaron sus familiares días después de la tragedia, Oswaldo Arellán, pidió a su sobrino, quien hacía poco se había convertido en socio del Club, que lo llevara a conocerlo.
Sin embargo las investigaciones condujeron a descubrir que el entrenador y jugador de squash había recibido hace poco tiempo grandes sumas de dinero en sus cuentas personales y según afirmó un vendedor del concesionario donde fue comprado el carro que llevaría los explosivos, fue John Fredddy con una cédula falsa quien adquirió el automotor.
Este hecho convierte a Arellán y a su tío en principales sospechosos del atentado. Sin embargo preguntas como que hacían los dos en el lugar en el momento de la explosión, deja varios interrogantes.