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columna del lector

Uribe le teme a las cifras

Miércoles 10. A los ciudadanos le llega la información a medias gracias al esfuerzo de un presidente candidato que quiere ser reelegido a toda costa, opina Humberto Tobón y Tobón, lector de SEMANA.COM.

Humberto Tobón y Tobón*
8 de noviembre de 2004

El Director Nacional de Planeación dijo que los pobres habían disminuido durante lo corrido del presente gobierno, pero se abstuvo deliberadamente de aclarar si los ex-pobres estaban sumando la columna de nuevos ricos o engrosando la de los miserables. Sin necesidad de recurrir a las peripecias aritméticas de Montenegro o a sus confusos razonamientos econométricos, es evidente que los que ayer fueron pobres hoy están atrapados en la línea de la mendicidad.

El interés de Montenegro es sembrar confusión entre la opinión pública. Su comportamiento no es un episodio esporádico o circunstancial. Él responde a un plan perfectamente estructurado desde el palacio presidencial para evitar que se conozca la verdad sobre la situación social, económica y demográfica que vive el país.

Lo más indicado, según creen los estrategas del uribismo, es que ante la falta de suficientes resultados positivos en la gestión administrativa, lo más efectivo es tender mantos de duda sobre aquellos números que no benefician al gobierno.

Estas parecen ser las razones para que Uribe hubiese instruido al nuevo Director del Dane con el fin de que cuestionara el Censo que su equipo de gobierno ya había aprobado, creara confusión promocionando el empadronamiento, generara escozor entre la comunidad académica y, finalmente, enterrara el proyecto.

Es obvio que no es conveniente para un Presidente que aspira a continuar en el poder, que sus gobernados confirmen a través de los resultados de un Censo, que de los 41 millones de colombianos que vivimos en el país, 32 millones están inmersos en la pobreza o la miseria; que las cifras oficiales sobre desplazamiento interno están desfasadas; que los niveles de calidad y cobertura de la educación son críticos; que el número de afiliados al sistema de salud es menor que el presentado por el Ministerio de Protección; que los municipios en poder de las guerrilla y los paramilitares son más que los que aparecen en el mapa de orden público del Ministerio de la Defensa; y, que el nivel de desempleo abierto duplica la cifra oficial.

Una prueba contundente de que al Presidente-Candidato no le interesa que se conozcan las verdades del país, sucedió cuando envió a sus dos "goebels" criollos para que intimidaran a César Caballero y evitaran que en una rueda de prensa previamente citada se revelara que el 72% de los colombianos se sienten hoy igual o peor de inseguros que en 2003, porque ese índice deja al desnudo el fracaso casi total de la política de seguridad democrática, centro de los desvelos personales del gobernante.

Tal vez la percepción de los ciudadanos que se descubrió en esta encuesta sobre victimización, sea una de las razones para que la aceptación de Uribe haya bajado 8 puntos en las encuestas de sus amigos en la prensa oficialista, aunque la que tiene Bermúdez en Palacio dice que la caída fue muy superior y la favorabilidad "sólo" llega al 58 por ciento.

Para un gobierno que sustenta toda su acción en los resultados de las encuestas, es obvio que cuando estas no le son favorables, hace todo lo humanamente posible para evitar que se hagan públicas, así tenga que sacrificar a uno de sus más cercanos amigos. Uribe le tiene pánico a las cifras.

* Comunicador Social y Economista. Especializado en Finanzas y Medio Ambiente.