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El presidente Álvaro Uribe recibió la ceniza del Miércoles Santo en su despacho, en la Casa de Nariño.

Nación

¿A quién le reza el presidente Álvaro Uribe?

El mandatario colombiano madrugó a reafirmar su creencia católica durante el miércoles de ceniza. Pese a que se declara devoto de la Virgen María, Uribe no tiene problema en consagrarse también a otras religiones, varias de las cuales le aportaron un jugoso caudal de votos durante la campaña electoral.

Élber Gutiérrez Roa
21 de febrero de 2007

El miércoles 21 de febrero comenzó más temprano que de costumbre para el presidente Álvaro Uribe. Su infaltable sesión de ejercicios matutinos dio comienzo a la jornada. Varios actos de gobierno -uno de ellos en Neiva-, la reunión de trabajo sobre los nuevos lineamientos del Ministerio de la Cultura y una que otra actividad privada completaron el día. Nada fuera de lo común según su agenda oficial. Pero a las ocho de la mañana ocurrió un hecho que le dio carácter especial a la jornada. El padre Julio Hernando Solórzano, capellán de la Casa de Nariño, hizo su ingreso al despacho presidencial y tras unas breves palabras le impuso la ceniza, símbolo del inicio de la cuaresma según la religión católica. El presidente dijo un par de frases en tono de oración y comenzó el día contento con la frente tiznada como lo manda su fe religiosa.

Si bien el mandatario colombiano nunca ha negado su fervor cristiano, cada vez es más común verlo en actos religiosos de distintos credos. Bautistas, carismáticos, misioneros del centro Bethesda y católicos de todos los santos han sido sus anfitriones en reuniones, cultos, encuentros espirituales, misas y demás celebraciones religiosas. En cada una de estas citas el mandatario aprovecha para renovar su sentido de pertenencia a una u otra, sin importar los matices que existan entre ellas. Al fin y al cabo la doble militancia religiosa no está prohibida en el país.

Mientras no viole las normas, el presidente puede consagrarse en La Guajira como devoto de Nuestra Señora de los Remedios (patrona de la ciudad de Riohacha) sin importar que dos semanas antes lo haya hecho en la misión Carismática del pastor César Castellanos, en la cual no se adora ni venera a la virgen.

Otra cosa es que su estilo le disguste a muchos. Desde sus copartidarios y opositores –quines también buscan apoyo religioso- hasta algunos analista de temas religiosos, hay versiones que consideran que Uribe no hace más que aprovecharse electoralmente de las iglesias mientras ellas se aprovechan políticamente de él. Hasta las Farc han cuestionado ese estilo predominantemente religioso que Uribe le imprime a algunas de sus declaraciones políticas. En una columna publicada el 28 de septiembre de 2006 a través de su página de internet señalaron que el presidente se dedica a “exacerbar el sentimiento religioso confesional: invocar a Dios en los actos públicos, sustituir las enseñanzas científicas por el confesionalismo y estimular las movilizaciones con el fin de condenar algunos campos de la investigación científica o políticas de apertura en el campo de la educación”.

Pero lo que para unos es ambigüedad y falta de respeto presidencial en realidad es un afianzamiento del estilo religioso a ultranza de Uribe y de su pragmatismo para granjearse el apoyo ciudadano.

Sobre lo primero no hay duda. Prueba de ello es su obsesión por cumplir la recomendación de su padre según la cual ningún hombre debe salir a la calle sin su kit de primera necesidad: un pañuelo, un cortaúñas, una pequeña navaja para uso en la hacienda, un reloj y, por supuesto, una estampa religiosa.

En cuanto a los votos de la fe también hay pruebas. Parece que Dios –en cada una de las versiones a las que le oran o rezan los anfitriones del presidente- y los santos que en algunas religiones lo acompañan, han escuchado sus plegarias electorales. El pastor Enrique Gómez, ex candidato al Congreso por Colombia Viva y amigo del Jefe de Estado, es el líder de una congregación con 200.000 fieles conocida como el Centro Misionero Bethesda, la cual respaldó la campaña presidencial de Uribe. El centro misionero nació hace 35 años como una pequeña iglesia en el barrio las Cruces, de Bogotá, pero hoy tiene 140 sedes, nueve emisoras con transmisión las 24 horas del día y dos canales de televisión que son vistos en toda América Latina. Como es de suponer, también tiene movimiento político propio, el Partido Unión Cristiana, que hace algunos años alcanzó dos curules en el Congreso y varias en el Concejo de Bogotá.

Castellanos y su esposa Claudia Rodríguez tampoco ocultan sus intenciones políticas. Por eso fundaron el Partido Nacional Cristiano (PNC), al cual los analistas le adjudican parte de la responsabilidad en el triunfo de Uribe durante las elecciones presidenciales de 2002. Reunidos en el coliseo El Campín de Bogotá, los esposaos Castellanos les dijeron a sus seguidores que votaran por Uribe. Y así ocurrió. Tiempo después Uribe le dio a Claudia Rodríguez la embajada en Brasil, de la cual regresó en medio de críticas por dedicarle más tiempo a sus asuntos religiosos que a la imagen del país. La ex diplomática ingresó entonces a Cambio Radical, partido por el cual votaron sus más de 900 mil seguidores, contribuyendo nuevamente al triunfo de Uribe.

El 16 de agosto de 2005 Uribe asistió a una reunión con un grupo de cristianos en Barranquilla. La cita transcurrió entre halagos mutuos y muestras de coincidencia por los asuntos religiosos. Luego de que el presidente orara con ellos y prometiera ayuda para los cristianos de la tercera edad, para la educación de sus hijos y para el ingreso a otros programas sociales les hizo un reconocimiento que envidiaría cualquier grupo político en el país: “Yo mantengo plena confianza en lo que ustedes hacen. A mi no me da miedo contratar nada con ustedes... Un pesito que se pone en las manos de ustedes, es un pesito que se aplica transparentemente”. Los cristianos respondieron con elogios y con otra oración que comenzaba diciendo: “Bendito Padre que estas en los cielos. oramos por nuestro Presidente, por nuestra autoridad...”

Los votos son la parte provechosa de tan buenas relaciones con las iglesias. Lo malo es que conducen al presidente a asumir compromisos doctrinales con cada clero y eso, más por las características propias de Uribe que por otra cosa, terminan influyendo en la visión de Estado que tiene. El regaño que recibió Uribe el 22 de febrero de 2005 por este tipo de actitudes no fue gratuito. En un desayuno con los pastores de la Fraternidad Ministerial Cristiana se puso a hablar sobre el sexo prematrimonial y terminó pidiéndole a los jóvenes del país que “aplacen la sexualidad, que eso tiene una relación con la familia. Ese gustico es para la familia". Aunque su discurso generó aplausos en el auditorio, fue objeto de fuertes críticas de los columnistas de opinión, quienes le recordaron que no debe confundir las funciones de un Jefe de Estado con las del jefe de una congregación religiosa. Un presidente puede invocar razones de salud pública para referirse al tema, pero hacer semejantes consideraciones sobre moral religiosa nada tiene que ver con su labor, máxime en un Estado que se dice secular y pluralista.

El tema mereció incluso columna de Daniel Samper Pizano en El Tiempo, quien aprovechó para recordar la frase de Uribe que durante varias semanas presidió la página web del Gobierno: "Cuando el pueblo colombiano despierte, cuando el pueblo colombiano anochezca, hoy tiene que pensar en Dios, en la Virgen María y en su Ejército". Según Samper, tales instrucciones “no son las que uno espera del Jefe del Estado, sino de un consejero espiritual”.