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Aborto: Discusión de vida.

Las opiniones acerca del aborto se han polarizado aún más después de que se anunciara el actual debate en el Senado de la República que podría legalizarlo en ciertos casos. Actualmente Colombia castiga penal y moralmente a la mujer que se le realice y a la persona que lo provea. Semana.com preparó un especial sobre el tema con puntos de vista, explicaciones, entrevistas y cifras que ilustran la realidad del aborto y las diferentes posiciones en torno a éste.

9 de junio de 2003

Colombia es uno de los pocos países en el mundo que no aceptan, bajo ninguna circunstancia, el aborto. En septiembre del año pasado la senadora Piedad Córdoba presentó un proyecto de ley que pretende despenalizarlo para ciertos casos. Hasta ahora el proyecto entró a debate y ha suscitado controversia en todas las esferas de la sociedad colombiana. Los senadores ponentes, Gustavo Sosa y Flor Genecco, ya pasaron ponencia con posiciones encontradas. Mientras tanto, la Iglesia continúa oponiéndose y amenaza con excomulgar a quienes recurran a él.

Colombia es, junto a países como El Salvador, Uruguay, Chile y Namibia, opositor del aborto bajo cualquier circunstancia. Esto indica que no se podrá efectuar ni siquiera en caso de violación, ni de enfermedad del feto ni de la madre.

Para los casos de enfermedad, países como Nicaragua, México, Brasil, Argentina, Venezuela, Irlanda, Rumania y Guyana, permiten que se lleve a cabo un 'aborto terapéutico'. Por su parte, otros países como Croacia, Cuba, Alemania y Estados Unidos, no presentan ninguna restricción a la mujer que quiera llevar a cabo un aborto.

El artículo 124 del Código Penal colombiano establece que la mujer que efectúe o permita que se le realice un aborto enfrentará de uno a tres años de prisión. En caso de violación o inseminación artificial sin consentimiento, la pena se reduce tres cuartas partes. Sin embargo, a juicio de algunos miembros de la sociedad civil, la reducción de la pena no es suficiente. "Es imposible que se penalice el aborto en un país con niñas violadas al final de los combates por conflicto, recesión económica creciente, desplazamiento", explica la sicóloga Florence Thomas, coordinadora del grupo 'Mujer y sociedad' de la Universidad Nacional, y agrega: "La legislación sobre el aborto la han cambiado en todos los países democráticos excepto en Colombia".

Este tipo de argumentos motivaron el proyecto de ley de la senadora Córdoba, que, entre otros puntos, propone que el aborto se despenalice en caso de violación, inseminación artificial sin consentimiento y peligro de la madre en el embarazo. Sin embargo una pronta solución se ha visto perjudicada por la eterna división entre los dogmas religiosos y los avances legislativos. Ni siquiera los ponentes del proyecto, los senadores Flor Genecco y Gustavo Sosa han podido ponerse de acuerdo.

La primera se encuentra en total desacuerdo, porque considera que el derecho a la vida se vería afectado por la decisión de despenalizar el aborto. "Si el asunto es evitar el embarazo en jóvenes, se puede recurrir a campañas concretas de educación. En caso de violación, existen casas de adopción y otras medidas que no implican vulnerar el derecho a la vida", asegura.

Por su parte el senador Sosa está de acuerdo con la despenalización únicamente en los casos anteriormente mencionados y está listo para el debate que en las próximas semanas le podría dar la razón, pues señala que la muchos se han mostrado a favor a pesar de las diversas diligencias que la iglesia a emprendido a nivel moral y legal para evitar su legalización.

Y es que la Iglesia desempeña un papel importante en la toma de una decisión, por estar siempre a la defensa del derecho a la vida. "La vida desde la fecundación hasta el desarrollo de la misma es sagrada. Por eso no es posible el aborto, ni por medios terapéuticos, ni por nada. Lo que hay que hacer es educar", dice el padre Alirio López, consejero de Vida Sagrada de la Alcaldía Mayor.

Respecto al papel de la Iglesia, Florence Thomas sostiene que, "el Estado no debe confundir las leyes civiles con dogmas religiosos. Somos un país con una legislación del siglo XIX. Todavía son los obispos los que hacen la ley".

Por todas estas razones, el aborto ha sido una discusión desde siempre en Colombia y el mundo. Y por ello un nuevo debate sobre la posible legalización pone en jaque las relaciones entre las leyes la religión.