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Según el estudio, el problema del alcohol se observa entre los jóvenes de 15 a 25 años, pero también en adolescentes entre 11 y 15.

Educación

Alarma por casos de niños que empiezan a beber alcohol a los 11 años de edad

Las cifras son abrumadoras. Desde los 13 años los jóvenes empiezan a consumir alcohol; a los 12, cigarrillo y marihuana, y a los 15, cocaína. Las causas van desde los anuncios publicitarios, la familia y la cultura del desahogo.

Jessica Morales Segura
9 de mayo de 2007

En asuntos de sexo, alcohol y drogas, cada vez es más prematuro el inicio de los niños y los jóvenes en cada uno de estos mundos. Aunque hace poco nos sorprendió conocer que niñas de 10 a 14 dan a luz 500 bebés cada año, hoy nos deja atónitos la edad en que se inicia el consumo de licor y drogas en los jóvenes; y el incremento de un 17 por ciento de casos atendidos por adicción.

Según el estudio, el problema del alcohol se observa entre los jóvenes de 15 a 25 años, pero también en adolescentes entre 11 y 15, que están tomando como vía para el entretenimiento y las formas de acabar con sus problemas, el licor.

“El consumo de sustancias como el alcohol y el cigarrillo se ha venido incrementando en los jóvenes. Se encontró que con el cigarrillo la edad promedio está en los 12 años y medio, y con el alcohol son los 13; cuando hace 7 años la edad promedio estaba entre 17 y 18”, explica el secretario de Salud Héctor Zambrano.

Pero el consumo de alcohol no es sólo lo que preocupa a las autoridades pertinentes, también la adicción a las drogas, pues el licor puede generar el consumo de sustancias sicoactivas. Según el estudio de la Secretaría de Salud, éste se encuentra relacionado con diversos factores. Uno de ellos es el estado civil de la persona: los solteros son quienes más consumen sustancias sicoactivas.

El informe revela que la mayoría de drogodependientes del sexo masculino están desempleados y no tienen ocupación alguna, mientras entre las mujeres que más consumen, el 43 por ciento está estudiando.

Otro factor que está relacionado con el consumo de drogas es la formación educativa. El estudio de la Secretaría Distrital de Salud indica que a menor grado de escolaridad hay más probabilidades de desarrollar una adicción. Cerca del 47 por ciento de los casos de abuso a sustancias se presenta en personas que alcanzaron el bachillerato pero no culminaron; y el 14% no terminó la primaria.

De igual forma, en Bogotá los hombres son más adictos a cualquier sustancia sicoactiva que las mujeres: de los 3.561 recientes casos de adicción a cualquier tipo de droga lícita o ilícita, sólo 427 son mujeres.

¿A qué se debe esto?
Aunque factores como la escolaridad y el desempleo contribuyen al consumo excesivo de alcohol y sustancias sicoactivas, en los menores de edad existen otros elementos que aportan en la aceptación del licor y las drogas.

El factor fundamental, según el secretario de Salud Héctor Zambrano, son los anuncios publicitarios. “Los jóvenes cada día están más expuestos a publicidades donde se promueve que el consumo de licor y de cigarrillos les ayuda a superar dificultades en su vida, a tener alegría y a disfrutar”, expone.

Otro elemento es la facilidad de acceso que tienen los jóvenes para obtener alcohol y cigarrillos. “A pesar de estar prohibido vender licor a menores de edad y tener vigilancia, hay comerciantes que no son responsables ni conscientes de eso y les venden a los niños y a los adolescentes esta clase de productos”, explica el Secretario de Salud.

De igual forma, el uso del tiempo libre es uno de los factores que también inciden en el consumo de este tipo de sustancias. El Secretario de Salud expresa que “la sociedad a descuidado qué hacen los niños en el tiempo libre más allá de la actividad escolar. Los padres de familia se están despreocupando mucho y ni siquiera preguntamos cuáles son sus amigos”.

Aunque este problema es causado por la publicidad, la falta de conciencia de los establecimientos donde se comercia licor, y la familia; la sociedad y su cultura también son culpables de lo que hoy sucede con los niños y adolescentes. “La cultura se ha ido construyendo en que una forma de desahogarse es tomar una cerveza o emborrachándose, que es ‘la mejor forma para olvidar’”, dice Zambrano.

A esto se le suma que en el ámbito escolar no están preparando a los jóvenes para saber afrontar las dificultades que se les pueden presentar en el desarrollo de su vida y que no sólo tienen que abordar el uso de sustancias como el alcohol y el cigarrillo.

Las soluciones
En 2006 se registraron 3.560 jóvenes por casos de adicción, de los cuales 1.320 eran por consumo de cigarrillo; 1.213, por alcohol; 687, de marihuana; 165, de inhalación; 109, de basuco; 28, de cocaína, y siete casos de heroína, entre otros. Estas cifras comprenden el 63 por ciento de una población que va desde los 11 años hasta los 25.

Por esto, la Secretaría de Salud Distrital y la Alcaldía Mayor de Bogotá trabajan juntas para disminuir estas alarmantes cifras y para poner fin a la entrada de menores de edad en problemas de alcohol y drogas.

Un tema es Salud al Colegio, con el que se pretende prevenir el alcoholismo y la drogadicción. Las estrategias van acompañadas de alentar a los jóvenes para que hagan un uso adecuado del tiempo libre con mecanismos de fortalecimiento del autoestima, la construcción de su proyecto de vida y mostrando los efectos degenerativos del licor y las drogas.

Otro proyecto que está pendiente con la Alcaldía mayor son los controles de vigilancia por medio de la misma sociedad. “Necesitamos que la ciudadanía nos ayude a denunciar dónde están llegando jóvenes a adquirir sustancias sicoactivas, y cuáles son las redes que las distribuyen”, dice el Secretario de Salud.

De igual forma, la Secretaria adelanta una campaña donde van registrando a todos los jóvenes que llegan a los hospitales públicos con problemas de adicción, para empezar a darles atención especializada y un tratamiento, con el objetivo de poder recuperarlos.
En las discotecas también pretenden desarrollar una campaña con el nombre No te derrumbes ante la rumba, con el objetivo de que la gente no exagere en el uso de alcohol.

De otro lado, el proyecto Alianza de la Juventud, de la Fundación Opera Estudio, viene adelantando desde finales de 2006 una campaña que articula expresiones artísticas contemporáneas, herramientas tecnológicas y la memoria histórica de Colombia, con el objetivo de enfrentar los problemas de drogadicción y alcoholismo, entre otros. De éste hacen parte 40 estudiantes de colegios privados y distritales de Bogotá.

Según Roberto Salazar, miembro de la Fundación Opera Estudio, “esta iniciativa se trata de un programa pedagógico y lúdico que llena de sentido la vida escolar mediante propuestas que combinan arte, música y tecnología. Su objetivo es propiciar espacios de encuentro y creación, donde sea posible dialogar desde las distintas visiones que componen nuestra diversidad cultural.”

El problema es grande y avanza, por ello es necesario hacer algo ahora, pues los niños y los jóvenes, en su afán por vivir una vida de grandes, están acabando con su infancia y asumiendo roles que no les corresponden.