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Los ministros Diego Palacio y Andrés Felipe Arias, de Protección y Agricultura, respectivamente, asumieron este martes la defensa del presidente Uribe en el escándalo por la 'parapolítica'.

Nación

Apareció la guardia pretoriana que Uribe reclamaba para defenderse del escándalo por la ‘parapolítica’

Aunque el mensaje del Jefe de Estado iba para el Congreso, los ministros de Protección Social y Agricultura lo tomaron como propio y se batieron este martes ante la oposición en el Senado. El Congreso está cada vez más polarizado por el tema.

Élber Gutiérrez Roa
27 de febrero de 2007

Al presidente Álvaro Uribe por fin le llegaron los refuerzos que tanto solicitaba para defenderse de la embestida de la oposición por el escándalo de la ‘parapolítica’. Y no vino del Congreso, como él tanto lo reclamó la semana pasada. Tampoco del Ministerio del Interior, habitual sede de los espadachines de los gobiernos en Colombia. La defensa procedió de dos ministros que, aunque leales al presidente, no estaban en el listado de guerreros de primera línea para las peleas políticas: Andrés Felipe Arias, de Agricultura, y Diego Palacio, de Protección Social.

Ambos se batieron este martes a mañana y tarde ante la oposición liberal y del Polo Democrático que nuevamente fustigó por el lado de los vínculos del uribismo con el paramilitarismo en el país. La estrategia de defensa era obvia, a juzgar por la actitud asumida por el propio Uribe cada vez que es cuestionado sobre la materia: Decir que la oposición tiene rabo de paja y desviar la atención hacia el fenómeno guerrillero, con el cual –según Uribe- han colaborado algunos de sus detractores.

Si la estrategia no sorprende en sus contenidos lo que sí dejó boquiabierto a todo el mundo fue la vehemencia con que los dos ministros encararon su papel de defensores de Uribe. En horas de la mañana el ministro Arias llegó hasta a poner en riesgo la aprobación del proyecto Agro Ingreso Seguro a cambio de sentar su posición. Dicho proyecto es una de las iniciativas más promocionadas por su cartera y busca generar recursos por más de $500 mil millones anuales para ese sector.

Al ver que el Polo Democrático se oponía a que la sesión fuera presidida por el senador William Montes –recientemente expulsado del Partido Conservador por haber firmado el polémico acuerdo de Ralito con los cuatro jefes máximos de las autodefensas- Arias se la jugó a fondo con elevado tono para desafiar a sus opositores. “Quédese, senador, quédese si es que es tan valiente”, le dijo al congresista Jorge Enrique Robledo. El aludido se negó a permanecer en el recinto y Montes tampoco accedió a bajarse de la curul de presidente. “Usted a mí no me viene a decir como debo conducir el debate”, gritó Montes. “Pues yo opino lo que me da la gana. Y no le digo cómo conducir el debate. Lo que le digo es que usted no lo puede presidir”, agregó Robledo. Y justo cuando los congresistas de oposición se retiraban del recinto, Arias soltó una de sus frases más punzantes: “Venga (a Robledo) que nosotros también tenemos unas cositas que decirle a usted. Ustedes que son tan enérgicos para denunciar el paramilitarismo pero no lo son para denunciar otras cosas”.

La alusión terminó de sacar de casillas a los miembros del Polo Democrático, quienes entendieron que el dardo iba contra el senador Mauricio Jaramillo, uno de los primeros en anunciar que se retiraba del recinto. Su hermano, el ex gobernador del Tolima Guillermo Alfonso Jaramillo, fue mencionado recientemente en varios medios de comunicación por una supuesta investigación que lo vincularía con las Farc. El efecto de los dardos de Arias perdió fuerza horas más tarde cuando el fiscal Mario Iguarán dijo en rueda de prensa que no existe investigación alguna contra el ex gobernador. Sin embargo, el ministro cumplió con su intención de provocar a la oposición y catapultarse como espadachín de Uribe.

El turno de Palacio fue horas más tarde, en la plenaria del Senado. El ministro de Protección pasó al atril y se despachó con un regaño a Robledo a quien dijo que “no le permito que vuelva a hablar del ‘parauribismo’ como si el presidente de la República tuviera algún vínculo” con esos grupos al margen de la ley. Palacio subió el tono hasta niveles no imaginados y dejó constancia de que si vuelven a meterse con el presidente él estará listo para defenderlo.

Los dos ministros ganaron elogios públicos por parte de la bancada uribista y generaron vivas en la Casa de Nariño. “Es que a los señores el Polo Democrático hay que recordarles que fue este gobierno el que dio todas las garantías para que se destapara lo que se está destapando. Que fue este gobierno el que le dio $3.500 millones de pesos a la Corte para que investigara. Y que deben ser equitativos en sus críticas contra la violencia venga de donde venga porque este gobierno está haciendo lo que otros no hicieron”, agregó Arias a la salida del Congreso.

Entrada la noche la bancada liberal se solidarizó con el Polo Democrático y les respondió a los ministros. Según el senador Héctor Elí Rojas “ya estamos cansados de que como otros lo hicieron hace veinte años entonces también se puede hacer ahora”.
La defensa de los ministros deja claro que el gobierno está dispuesto a sacudirse a como de lugar para evitar cualquier asociación con el escándalo, que ya salpicó a nueve de sus congresistas, un ex director del DAS, dos ex gobernadores y hasta obligó al presidente Uribe a cambiar de Canciller. La oposición, por su parte, asegura que “no se dejará sacar a sombrerazos de la política” y que seguirá denunciando “los nexos entre el gobierno y los paramilitares”.

Por el lado del Congreso está claro que a los legisladores de oposición les queda mucha gasolina para gastar durante este debate. Por el del gobierno, y ante el silencio que siguen guardando los miembros de la bancada uribista, la pregunta es hasta cuándo Arias y Palacio podrán llevar la carga del desgaste político. Ambos demostraron que tiene capacidad de maniobra política. Arias lo hizo el año pasado cuando cazó pelea con el senador Gustavo Petro en el salón Elíptico de la Cámara. Y Palacio, cuando se movió como ajedrecista para conseguir los esquivos votos que necesitaba el proyecto de reelección presidencial. Pero el tema ahora es más complejo y ambos están ante la oportunidad de consolidarse y hasta convertirse en presidenciables del futuro o salir quemados del gobierno, ofrendando su cabeza por defender al jefe.