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Así se votó en uno de los municipios más violentos de Colombia

La jornada electoral en Buenaventura, bajo la sombra del terrorismo y el fraude, fue una de las más tranquilas de los últimos años y estuvo marcada por la abstención.

Fabio Posada
28 de mayo de 2006

Como pasándole la cuenta de cobro al gobierno por el abandono en que se encuentra Buenaventura, los 375.000 habitantes del principal puerto sobre el pacífico colombiano visitaron poco las urnas este domingo.
 
Según el último boletín de la Registraduría, votaron 50,847 de las 170.000 personas inscritas para hacerlo. La abstención en este municipio vallecaucano alcanzaría el 66 por ciento. Pero más allá de la pereza o falta de motivación expresada en la alta abstención, al cierre de la jornada democrática el balance era positivo.

Durante toda la semana pasada, Buenaventura estuvo en el ojo del huracán por la amenaza de actos terroristas y la denuncia sobre un posible fraude electoral. El jueves, Alejandra Barrientos, directora de la Misión de Observación Electoral en Colombia, manifestó a los medios de comunicación la gran preocupación que existe en torno al puerto: “Hemos visto casos permanentes de fraude; un gran porcentaje de las mesas que fueron anuladas en comicios anteriores estaban ubicadas allí”.

Sumado a este anuncio, el orden público generaba temor entre la población ya que en los últimos 15 días se habían registrado 23 atentados con explosivos y granadas, de los cuales diez fueron desactivados por miembros de la Policía. En la zona, tiene presencia un reducto del bloque Pacífico de las Autodefensas y el frente 30 y la columna Manuel Cepeda de las FARC, quienes montaron un plan pistola que hace un mes le costó la vida al conductor del coronel Freddy Muñoz, jefe de Policía de la ciudad.

De acuerdo con la apreciación del coronel Jesús Antonio Gómez, jefe de planeación de la Policía Nacional, quien tuvo a su cargo supervisar el dispositivo de seguridad en el puerto, los buenos resultados obedecen a una acción coordinada de inteligencia y operación contra el delito. “Nuestros hombres realizaron más de 20 allanamientos dando captura a dos importantes milicianos en la noche del sábado, además, la presencia de la institución no sólo en el casco urbano sino en la zona rural fortaleció la sensación de seguridad”.

De ahí que pese a una bomba de bajo poder en el barrio Bellavista, dos infantes de marina heridos y dos mesas de votación quemadas por la guerrilla en el bajo Calima, el balance del orden público al final del domingo se considere positivo.

Por otro lado, las autoridades electorales reportaron normalidad durante la jornada, pero destacaron la gran abstención. Entre las quejas que se presentaron por delitos electorales, las de mayor impacto tienen que ver con la imposibilidad de una docena de personas para sufragar por errores de los jurados al anotar los datos y el retiro de tres puestos de información de partidos políticos a menos de 200 metros de los centros de votación.

Para Amed Macías, registrador especial, la clave para evitar el fraude que por lo general se presenta en esta zona del país tiene que ver con el manejo cuidadoso de la parte rural del municipio. “Por tradición muchas mesas de votación quedaban apartadas de los asentamientos urbanos. Esto promovía la corrupción, pues si a las seis de la tarde se conocía la necesidad de votos para tal o cual candidato, se comunicaban por radio con los líderes de la zona rural, que entregaban los resultados entre 12 y 24 horas después de cerrar la votación, y los hacían aparecer”, dijo a Semana.com. En esta oportunidad y ante la presión de la Registraduría, se reubicaron 19 mesas de la zona rural. Además, se exigió que los resultados lleguen a Buenaventura a más tardar a las 7 de la noche del mismo domingo.

A pesar de la normalidad y los partes positivos de las autoridades, la gente del puerto aun recuerda como hace cuatro años un inesperado apagón en toda la ciudad, mientras se realizaba el conteo de votos, sobre las 7:35 de la noche, dejó en entredicho la democracia y puso en tela de juicio la capacidad de Buenaventura para asegurar la transparencia en los procesos democráticos. Una sombra que acompaña al puerto desde hace más de 30 años y que dicen sus gentes, en esta elección debe acabarse.