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Caballero según Garcés

La Galería Alonso Garcés lanzó la semana pasada la exposición de dibujos de Luis Caballero. Una muestra hasta ahora inédita que realizó el pintor, algunos al final del su vida artística. Vea algunas de las obras que ofrece la exposición hasta el próximo mes de junio.

18 de mayo de 2002

"Era el ser humano más generoso y tímido del universo, un artista de gran inteligencia y cultura que no hizo sino pintar toda su vida. Un hombre de rutinas: levantarse a las 11 de la mañana, desayunar, pintar hasta el caer de la tarde, preparar como buen chef la cena con un menú previamente seleccionado, recibir a sus invitados, nunca menos de cinco, sentados alrededor de su única mesa, conectándolo con el mundo, del cual se había aislado voluntariamente, porque no salía a comprar ni sus medias. Y hablábamos de todo un poco, entre risas, chismes, polémicas, banalidades y filosofía, siempre con un vaso de vino. Eso sí, a las 11 de la noche, nos echaba porque el metro en París lo cerraban y, él, regresaba a trabajar hasta las 5 ó 6 de la mañana. Así, todos los días?" recuerda Alonso Garcés, su galerista y amigo.

Caballero siempre concibió el arte como la búsqueda constante e incansable de una imagen que trascendiera y se volviera necesaria, para él y para el espectador. Lo importante para él no era hacer bien un cuadro, sino que tenía que responder a un proceso realizado poco a poco. Una obra que a través del tiempo pudiera ser identificada. Crear siempre con la intención de hacer algo grande, siempre mayor. Y eso era precisamente lo que veía le hacía falta al arte contemporáneo: ambición, sinceridad.

Su obra gira en torno al estudio del hombre, de su vulnerabilidad, de sus pasiones, rechazos y atracciones. Gracias a las imágenes de Caballero es posible reconocer que nuestra existencia corporal, al igual que la realidad plástica, están constituidas por aspectos aparente y dramáticamente contradictorios, que en su presentación y resolución como imagen permiten al espectador asomarse a una comprensión y una vivencia profunda de su necesaria y complementaria coexistencia, tal como lo reitera la historiadora del arte María Margarita Malagón, estudiosa de su obra.

Y aunque tuviera como modelo una figura, partía de una mancha que convertía en línea, pero dentro de la exploración de esa humanidad, dolorosa o placentera, sobrepasaba su linealidad y retornaba a la mancha, que simplemente sugiere, evoca, provoca. Es aquí donde se demuestra que sus raíces nunca lo abandonaron, porque sale del cuerpo clásico para ir a lo expresionista y abstracto. Expresionista porque en el papel hay una gran mancha y a veces se vislumbra, o uno quisiera vislumbrar, un torso, un muslo, pero estoy seguro que lo que él quería, era crear la ausencia de esto, y la abstracción es la ausencia de la línea en estos dibujos.

Todo ese poder expresionista y abstracto además de su capacidad narrativa se puede percibir en los pequeños dibujos que hacen parte de la exposición, inédita hasta el momento. Muchas de estas obras fueron realizadas en la última etapa de su vida artística. "Cuando vi estos dibujos, Luis dijo sentirse defraudado por ellos. Le reproché tal mirada, porque contrariamente, lo decían todo. Sus trazos marcados, provocadores, expresaban precisamente lo que él había estado explorando a través de toda su obra. Esa constancia, ese proyecto al cual se refería siempre, lo alcanzaba aquí.

"La última vez que me vi con él fue en París, antes de su regreso definitivo a Bogotá. A pesar de que las fuerzas físicas lo abandonaran, su espíritu quería seguir viviendo. Tal como la universalidad de su obra".

Lo que importa, lo que finalmente queda, es la obra. No el hombre.

LUIS CABALLERO (1943 ? 1995)

"Dibujos, apuntes y proyectos"

Galería Alonso Garcés

Carrera 5ª No. 26-92 ? 337 5832/27

Mayo?Junio 2003