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El presidente Hugo Chávez.

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Con la deportación de un diputado y un rector venezolanos se profundizan los roces en las relaciones de los dos países

Si bien el tono mutuo de respeto entre los presidentes Hugo Chávez y Álvaro Uribe está intacto, es evidente que cada vez hay más ruido en las relaciones entre Colombia y Venezuela. Los ciudadanos deportados son chavistas caracterizados y estaban en reuniones con militantes del Polo Democrático Alternativo (PDA), en el Atlántico.

28 de mayo de 2007

En efecto, cuando se trata del diálogo entre los dos mandatarios éstos se expresan con respeto a pesar de las enormes diferencias políticas entre ambos. “El presidente Chávez”, dice Uribe; “Mi amigo Álvaro”, sentencia el líder de la revolución bolivariana.

Pero las confrontaciones son trasladadas a personalidades de altísimo nivel. Así, por ejemplo, el canciller Nicolás Maduro, de Venezuela, se ha negado en varias oportunidades a encontrarse con su colega, Fernando Araújo, de Colombia. Esto mientras el influyente José Vicente Rangel, quien hoy oficia como periodista, ataca sin vacilaciones al ministro de Defensa, Juan Manuel Santos.

En medio de este escenario en las últimas horas surgió otro elemento que probablemente tendrá consecuencias impredecibles: Colombia deportó a un diputado y a un rector venezolanos. Las autoridades migratorias colombianas reportaron este lunes la detención de un diputado y un académico venezolanos para deportarlos por interferir en política local y “desestabilizar” el sistema democrático, según el calificativo usado por Andrés Peñate, director del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS).

El DAS, la policía secreta que ejerce funciones migratorias, informó en un comunicado que “han sido retenidos para ser deportados los ciudadanos venezolanos José Luis Pirela, diputado de la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, (y) Víctor Hugo Meriño, Rector de la Universidad Bolivariana de Venezuela Rafael María Baralt”.

“Estas personas estaban realizando proselitismo político en Barranquilla y Baraona (en el departamento de Atlántico), interfiriendo de manera ilegal la política interna de Colombia”, según el comunicado emitido. En video conocido anoche se ve a Pirela que incluso ironiza y saluda al DAS porque dice que sabe que lo están siguiendo.

Se indicó que esas actividades contravienen “los derechos derivados de la visa para ingresar a territorio colombiano”, que en su caso había sido en calidad de turistas.

El DAS sostuvo que Colombia “no acepta interferencia de país alguno, menos con el propósito de desestabilizar nuestro sistema democrático que respeta las libertades, la iniciativa privada y la responsabilidad social como medios esenciales para resolver problemas de pobreza e inequidad”.

Los dos venezolanos fueron entregados a la policía venezolana en el puesto fronterizo de Paraguachón, a unos 620 kilómetros al nordeste de Bogotá.

¿Con quién estaban haciendo política que desestabilizara el sistema democrático colombiano? Trascendió que los deportados estaban en una reunión en la que participaban militantes del Polo Democrático Alternativo, PDA. Gustavo Petro, uno de sus máximos dirigentes, aceptó que si ambos tenían una visa de turista no podían realizar actividades políticas. Sin embargo, precisó que era normal que los militantes de partidos de distintos países participaran en otros países con movimientos con los que tienen afinidades ideológicas.

Petro citó el caso del Partido Liberal cuyos delegados han ido a reuniones de la Internacional Socialista a Europa, del Polo que también ha participado en el exterior en encuentros ideológicos y de J. J. Rendón, ciudadano venezolano y férreo opositor a Hugo Chávez y quien oficia como asesor en Colombia del Partido de La U. Y de quien también se sabe ha dado conferencias a los generales colombianos con la autorización del ministro de Defensa, Santos.

De cualquier manera, el hecho ahondará las fisuras de las relaciones entre los dos países. Como se recordará, a inicios de marzo, la cancillería colombiana citó al embajador de Venezuela, Pavel Rondón, para que explicase su aparición en una reunión en la que se discutía de política interna.

En ese entonces, el ministro de Interior, Carlos Holguín, dijo que tenían información de que el embajador y otros funcionarios venezolanos hacían proselitismo en regiones como la isla de Providencia, en el Caribe, y el departamento de Arauca, limítrofe con Venezuela. Todo esto en un ambiente de tensión política interna en ambos países.