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Desde uno de los balcones del Palacio de Miraflores, el Presidente Hugo Chávez saluda a sus seguidores que celebran su reelección. (Fotos:AP)

INTERNACIONAL

Con su abrumadora victoria, Hugo Chávez volvió a mostrarse indestronable en las urnas

Santiago Torrado, Enviado Especial de SEMANA.COM, narra el día después del triunfo del líder de la revolución bolivariana. Chávez ganó en todos los estados del país. Obtuvo 20 puntos de ventaja sobre el opositor Manuel Rosales.

Santiago Torrado, Enviado Especial
1 de diciembre de 2006

Un dato ilustra lo abrumadora que fue la victoria del presidente venezolano Hugo Chávez en las elecciones del domingo. El autoproclamado “socialista del siglo XXI” ganó en todos los estados del país, incluso en el Zulia, donde obtuvo más de la mitad de los votos (50,57 por ciento). El estado petrolero, uno de los más poblados y ricos de Venezuela –produce más del 40 por ciento del petróleo del país- era el fortín político del candidato opositor, Manuel Rosales, el lugar donde era muy popular y había sido elegido como gobernador. 

Una vez más, el líder de la revolución bolivariana demostró que es indestronable en las urnas. Si bien Chávez no alcanzó los 10 millones de votos que prometió durante su campaña, cumplió con la “soberana paliza” que le había prometido a la oposición en su cierre de campaña y se quedará durante por lo menos otros seis años en el palacio de Miraflores.

De acuerdo con el segundo boletín parcial del Consejo Nacional Electoral (CNE), publicado en la noche del lunes, que corresponde al 90,96 por ciento del escrutinio, Chávez aventaja por más de 20 puntos porcentuales a Rosales. Los 6.857.485 votos chavistas corresponden al 62.57 por ciento de los sufragios mientras Rosales se habría quedado con apenas el 37.18 por ciento, correspondiente a 4.074.871 votos. La abstención estaría ligeramente por encima del 25 por ciento.

Tal como lo hizo cuando se impuso en el referendo revocatorio, Chávez salió el domingo en la noche al balcón de la residencia presidencial, que rebautizó como “el balcón de la victoria popular”, y  frente a una multitud de seguidores quienes no se dejaron espantar por la fuerte lluvia entonó el himno de la República Bolivariana de Venezuela. “Todo está consumado. La gran victoria de la revolución bolivariana”, dijo Chávez después de hacer referencia a Cristo. “El socialismo es el reino del futuro venezolano".

“Chávez no engaña a nadie”,  agregó, y explicó que su socialismo “es indígena, cristiano y bolivariano”.“Es el pueblo el que manda. Yo siempre gobernaré obedeciendo al pueblo venezolano”, aseguró mientras la multitud en júbilo entonaba el famoso “Uh, ah, Chávez no se va”.

Chávez también destacó que había rotó el techo del 60 por ciento de los votos. Dedicó su victoria al pueblo cubano y habló de una lección de dignidad al imperialismo norteamericano. “Venezuela se ha independizado (…) Ya nunca será Colonia”, sentenció, para después despedirse con la tradicional frase guevarista "hasta la victoria siempre”. Y entonces le dedicó su triunfo a su colega Fidel Castro.

Rosales, por su parte, admitió la derrota, aunque declaró que era, según sus encuestas a pie de urna, por un margen mucho más estrecho. Sus simpatizantes, mientras escuchaban sus palabras, coreaban “queremos cobrar” en referencia a pedir que la gente saliera a las calles a reclamar un eventual fraude. El gobernador del Zulia agradeció el comportamiento de los venezolanos y habló de la lucha contra el ventajismo “de todo un gobierno” mientras su candidatura era empujada por el pueblo venezolano. “Y ahí seguimos, arriesgando muchas veces nuestra propia vida”, aseguró. Al final, Rosales no consiguió concretar en una mayoría de votos las multitudinarias manifestaciones que caracterizaron la campaña opositora desde que fue nombrado el candidato de unidad en agosto.

Jornada en calma

Aunque la jornada se desarrolló en calma, horas antes de los pronunciamientos, simpatizantes chavistas ya habían anticipado la celebración en la Plaza Altamira, en un acto altamente simbólico. Cientos de seguidores del ex coronel golpista tomaron por asalto el otrora bastión de la oposición venezolana, un barrio de clase media en el este de Caracas. Los seguidores de la revolución celebraron con música y fuegos artificiales. Muchos de ellos estaban en motos y otros tantos enmascarados con pañoletas a manera de pasamontañas.

En una sociedad polarizada como la venezolana, el acto podría ser considerado una provocación. “Lo hacemos para que la gente entienda que el sitio que es tomado por ellos como punto de victoria, cuando lo toman los chapistas, es porque perdieron. Que lo entiendan y reconozcan su fracaso de una forma más pasiva”, le dijo a SEMANA.COM Leonardo Hernández, uno de los chavistas en la popular plaza.

Muchos de los descorazonados opositores buscan las razones de su derrota en un supuesto fraude. Los líderes de la oposición han reconocido que no hubo irregularidades suficientemente serias como para creer que se cambio el resultado de los electores. Y nada parece indicar que los más de 200 observadores internacionales digan algo distinto.

Frente a los medios, la misión de la Organización de Estados Americanos (OEA), aunque constató que las famosas maquinas captahuellas "dificultaron" el ejercicio del sufragio a muchos electores y que se registraron "algunos problemas" a la hora de cerrar los centros de votación, avaló los comicios presidenciales.

¿Dónde encontrar las razones para el triunfo de Chávez? Analíticamente, en el gasto social de las misiones, que llevan salud y educación a los más pobres. Geográficamente, en las barriadas pobres de las ciudades venezolanas, donde los adoran como si fuera un Mesías.

Una de esas barriadas es el sector conocido como el 23 de enero, en Caracas, precisamente el lugar escogido por Chávez para votar el domingo y dar una nueva demostración de su carisma, otro factor importante. Precedido por el ruido de trompetas y cohetes, Chávez llegó a las 11: 43 de la mañana conduciendo un Volkswagen rojo, el color de la revolución bolivariana, tipo escarabajo, que algún espontáneo no dudó en calificar como el "chavimóvil".

Aunque las razones son más complejas, “la primera clave es que la base de apoyo político de Chávez son los pobres y los pobres son mayoría”, como resumió para SEMANA.COM Alberto Garrido, uno de los mejores conocedores del chavismo, el fenómeno político del ex coronel golpista. “Posiblemente sectores de la clase media por fin lo han descubierto, ya que ayer sí se reconoció el triunfo de Chávez, lo que no había pasado con el referendo revocatorio”, añadió.

A eso se suma el liderazgo cálido y carismático de Chávez, que genera un lazo de carácter afectivo con sus electores. De ahí que el día de votación comience muy temprano para sus seguidores. Hacia las tres de la madrugada, con los "cohetazos" de pólvora y el toque de diana, una vieja costumbre venezolana que se ha vuelto tradición entre los chavistas los días de elecciones, comenzó la jornada electoral.

A las cuatro de la mañana ya había filas frente a los principales colegios electorales a pesar de que no abrirían sus puertas hasta las seis. Se trataba de unas elecciones cruciales para los venezolanos, que escogían entre la revolución bolivariana de Chávez y la propuesta opositora de Rosales. El resultado demostró que, como afirman los chavistas, Venezuela es mayoritariamente “roja, rojita”.

¿Hacía donde conducirá Chávez a Venezuela? Pocos se atreven a hacer predicciones. Chávez ha dicho que la primera parte de la revolución bolivariana concluía con estas elecciones para dar paso a una etapa de profundización. Según sus últimas declaraciones, se tratará de un “socialismo a la venezolana” que incluirá la creación de un partido único para agrupar a los chavistas y la reelección indefinida. Lo cierto es que por ahora habrá Chávez para rato.