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Crisis en Oriente Medio

En un mapa interactivo, Catalina Gómez y Camilo Amaya arman el complejo rompecabezas del Oriente Medio.

Catalina Gómez y Camilo Amaya<br>Diseño: Felipe Quintero
2 de octubre de 2005

Por lo general, cuando los países de Oriente Medio aparecen en los medios de comunicación occidentales, su presencia está relacionada con hechos terroristas, guerras, fundamentalismo islámico y corrupción, una imagen que no puede ser catalogada del todo como falsa. Más allá de esta primera impresión, es poco lo que se sabe de estos países: sus problemáticas suelen echarse en un mismo saco.

Primero, es importante comprender que esta región es controvertida y problemática en buena parte, precisamente, por la intervención occidental. Después de la Primera Guerra Mundial, los nuevos países de Oriente Medio se construyeron sobre las cenizas del Imperio Otomano. Luego de permanecer por décadas bajo protectorados europeos, empezaron con su proceso de descolonización a construir Estados-nación de corte occidental, pero alentados desde la sombra por sus antiguos dominadores.

Fueron intentos modernizadores que, sin embargo, no llevaron a la instauración de repúblicas democráticas garantes de libertades individuales y los Derechos Humanos o de expresión, sino al mantenimiento en el poder de elites y familias dominantes aliadas a Occidente. Fue el caso, por ejemplo, de Arabia Saudita, Irán, Irak, Siria y Jordania, cuyos gobernantes fueron impuestos desde el exterior. El autoritarismo no se hizo esperar, y la excesiva dependencia de Occidente promovió movimientos de resistencia, que inicialmente, en los años 60, se inspiraron en el socialismo panarabista y luego, a partir de los 80, en una interpretación radical de la sharia o ley islámica que cortaba de tajo cualquier pretensión democrática.

La senda hacia la secularización y la modernización en muchos países árabes se obstruyó por el fracaso de la mayoría de gobiernos, que no supieron desmarcarse de los intereses de sus protectores occidentales y cayeron en el abuso del poder. A esto se sumó una nueva conciencia de identidad, exacerbada por acontecimientos como la pérdida de territorios árabes frente al ejército de Israel en 1967 y por la triunfante Revolución islámica en Irán entre 1978 y 1979, que llevó a los clérigos al poder en esa nación.

Estos hechos marcaron el resurgimiento islámico y la transición de muchos gobiernos 'títere' a regímenes abiertamente opuestos a las potencias hegemónicas. En casos como en el del Líbano, lo que siguió fue el caos y la guerra civil por las diferencias religiosas, mientras en otras naciones se mantuvieron los mismos gobernantes, pero sustentados por sus fuerzas militares y una fuerte represión, como en el caso saudí.

Mención aparte merece Israel, país enclavado en el corazón del mundo árabe y que ha jugado un papel determinante dentro de la configuración de Oriente Medio, a pesar de no compartir ni la religión ni la lengua de sus vecinos. La proclamación del Estado de Israel en suelo palestino, en 1948, generó muchas de las tensiones que aún vive la región. La guerra de los Seis Días, en 1967, en donde fuerzas aliadas árabes perdieron Gaza, Cisjordania, la península del Sinaí y Jerusalén. Este, a manos de Israel, significó un duro golpe a la identidad y orgullo de los derrotados. Tanto así, que la causa palestina se convirtió en común para los árabes y en catalizador de un movimiento que desde la intelectualidad y la acción armada aún reclama independencia.

Las décadas posteriores estuvieron marcadas por las constantes fricciones entre oriente y occidente y por acciones reprochables de parte de cada bando: interminables ataques terroristas por parte de grupos islámicos extremistas, asesinatos políticos de líderes árabes auspiciados por potencias occidentales, el juego de intereses entre la Unión Soviética y Estados Unidos durante la Guerra Fría; y hasta guerras e invasiones caracterizaron el horizonte de Oriente Medio por décadas.

En la actualidad, el escenario sigue mostrando división interior y las presiones externas contribuyen, más que nunca, a generar zozobra y caos. La llamada guerra contra el terrorismo que inició Estados Unidos con algunos aliados, en marzo de 2003, es vista en Oriente Medio con frecuencia como un pretexto de las potencias para asegurarse los recursos de la región y como el punto álgido de la intervención foránea. Su coletazo se ha hecho sentir en todo el vecindario.

El 2005, además, ha sido un año especialmente movido para Oriente Medio, con hechos tan importantes como la retirada de las tropas israelíes de la Franja de Gaza, las cada vez más tensas relaciones entre Líbano y Siria, las primeras elecciones multipartidistas en Egipto, el inicio de las negociaciones de Turquía para ingresar a la Unión Europea y la subida en los precios del petróleo, entre otros.

Por este motivo, vale la pena hacer un repaso por la situación de cada uno de estos países. Tal vez de esta manera se pueda entender por qué los temas relacionados con Oriente Medio están en las primeras planas de la prensa mundial. El siguiente mapa consigna los procesos de los países más influyentes y con las condiciones más críticas de Oriente Medio en la actualidad. Una bitácora para acceder a una compleja realidad que hacia futuro se ve plagada de incertidumbre.