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Cuidado con el umbral en la reforma política por Laura Macía Vergara Y Hernán Maldonado Jaramillo

Laura Macía Vergara Y Hernán Maldonado Jaramillo*
1 de marzo de 2003

Una de las reformas contenidas en la propuesta de referendo, "para reducir el tamaño del Congreso y modificar la elección de los congresistas, diputados, concejales y miembros de juntas administradoras locales", es la de introducir un umbral para definir la conformación del Senado. Esta regla electoral establece que los candidatos cuyas votaciones no superen un determinado porcentaje de la votación total deben ser excluidos de la posibilidad de obtener una curul. Este tema ha sido recurrente ya en los proyectos de reforma que se han presentado y en los estudios sobre el tema <>.

La introducción de umbrales como regla electoral pretende servir como filtro que asegure la representatividad de aquellos candidatos a los que finalmente se les asignan curules en el Congreso. Por lo tanto, es necesario realizar una proyección cuidadosa para la definición del monto de un umbral, de manera que se logre este propósito sin que resulte exorbitante y por lo tanto limitante para la democracia. El proyecto de referendo en curso, sin embargo, parece ignorar las consecuencias que podría tener un umbral alto sobre el sistema político colombiano (alto, pues como se verá a continuación, y en clara oposición a lo que se ha escuchado reiteradamente como crítica al referendo, un umbral del 2 por ciento como el propuesto es excesivo).

Presentamos, para ilustrar este punto, un breve recuento de los efectos que tendría la instauración en Colombia de umbrales. Este análisis se hace tomando como base los resultados de las elecciones para Congreso realizadas entre 1986 y 2002. Es de mencionar que el proyecto de reforma original propuesto por el gobierno era aún más alto pues hablaba de un umbral del 6 por ciento.

Tabla 1: Listas y partidos que habrían ganado curules con un umbral del 0,5 por ciento

ACA VA TABLA

Fuente: Registraduría Nacional del Estado Civil, cálculos de Hernán Maldonado

Como se ve, la introducción de un umbral de 0,5 por ciento mantiene una amplia participación tanto en términos de listas como de partidos. Al comparar estos resultados con los obtenidos al aplicar un umbral de 1 por ciento, una diferencia aparentemente mínima, se nota que la reducción en el número de listas y partidos que ganarían curules es muy fuerte. Para las elecciones de 2002 las listas ganadoras pasan de 84 a 10 y los partidos de 36 a 10; así, solamente los partidos más fuertes tendrían derecho a participar del Senado (comparar la tabla 1 y la tabla 2).

Tabla 2: Listas y partidos que habrían ganado curules con un umbral del 1 por ciento

ACA VA TABLA

Fuente: Registraduría Nacional del Estado Civil, cálculos de Hernán Maldonado

Ante estos resultados, es evidente que el cambio que debe esperarse al pasar del sistema colombiano tal como es en la actualidad, sin umbral, a un sistema con un umbral de 1 por ciento es ya muy grande. ¿Qué sucedería entonces si introducimos un umbral mucho mayor, de 2 por ciento, como sugiere el referendo? Los resultados de aplicar el proyecto tal como está actualmente se presentan en la tabla 3.

Tabla 3: Listas y partidos que habrían ganado curules con un umbral del 2 por ciento

ACA VA TABLA

Fuente: Registraduría Nacional del Estado Civil, cálculos de Hernán Maldonado

Como puede observarse, en los años de 1994 y 1998 ninguna lista cumplió con el umbral del 2 por ciento; para situaciones como ésta el artículo propuesto por el referendo no especifica qué pasaría en la asignación de curules. Si bien se trata de una falencia grave, aún peor resultaba la solución planteada en el proyecto original, que especificaba lo siguiente: "Si ninguna lista superare dicho umbral, se entenderá que lo ha logrado la que hubiere obtenido la mayor votación"; esto resultaría en que todo el Senado quedaría en manos de una sola lista y de un solo partido, efecto claramente funesto en una democracia.



Como conclusión se puede decir que los umbrales son una herramienta útil, manejados cuidadosamente, para lograr sistemas electorales que permitan democracias sanas y más representativas. Sin embargo, la utilización irresponsable de éstos puede tener consecuencias perversas que destruyan completamente la diversidad y representación. Así, este artículo no pretende ser más que un llamado a la cordura al gobierno, a los congresistas y a todos los colombianos que votarán el referendo, para que analicen su posición frente a la actual propuesta de reforma; de ser aprobada tal como está, el Congreso que tendremos estará en muy pocas manos. Aunque somos conscientes de que las reglas electorales van a cambiar el comportamiento y las estrategias de votantes y políticos, el análisis acá presentado permite tener una imagen de cuál es la conformación política del país y entrever los posibles efectos de una eventual reforma.

En este momento, más importante que presentar proyectos que reforman el Congreso, es preguntarse cuál es el problema del sistema de elección en Colombia. Más aún, para responder a esta pregunta, y antes de reformar por reformar, es necesario explorar si realmente hay un problema en el sistema de elección del Congreso colombiano que amerite su reforma, o si la inconformidad que parece existir hoy con el Congreso se debe a quienes lo conforman, o quizás a otra causa.

*Investigadores sociales

Para una explicación detallada leer: "El acertijo de la reforma política en Colombia" escrito por Hernán Maldonado Jaramillo 2002)