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NARCOTRÁFICO

Cumbre para repensar las políticas de combate al narcotráfico

Varios líderes latinoamericanos liderados por los ex presidentes Zedillo, Cardoso y Gaviria se reúnen hoy en Bogotá, para enriquecer el documento que la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia presentará en Viena en marzo próximo, donde se evaluarán los resultados de los primeros diez años de la "Convención de la ONU contra el tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psicotrópicas" de 1998.

4 de septiembre de 2008

El monto que el mundo se está gastando en combatir la producción y comercio ilícito de narcóticos cada vez es más cercano al valor mismo de ese mercado ilegal. Por eso, vista en el largo plazo, de forma panorámica, la estrategia antidrogas en la región liderada sobre todo por Washington, que básicamente ha consistido en la represión militar y policial, no ha sido exitosa.
 
Un fenómeno que empezó hace 30 años en un puñado de países andinos, hoy ha extendido sus tentáculos de violencia y corrupción por todo el continente. El narcotráfico es un combustible de organizaciones criminales en Ciudad de México y Río de Janeiro, una fuente de recursos para la guerrilla y el paramilitarismo en Colombia, un reclutador jóvenes delincuentes en las ciudades de Centro América, una fuente de dinero fácil para empresarios inescrupulosos del Cono Sur, un distorsionador de las economías regionales y un poderoso corrosivo de los fundamentos democráticos de la región.

Por eso los ex presidentes de Brasil Fernando Henrique Cardoso, de Colombia César Gaviria, y de México Ernesto Zedillo, se reúnen por dos días a partir de hoy en Bogotá, y debatirán con expertos como el profesor colombiano Francisco Thoumi, el activista estadounidense Ethan Nadelmanm, una voz bastante solitaria, que empezó a empujar una nueva política antidrogas hace muchos años y entre otros, a repensar cómo combatir el narcotráfico en la región.

Esta es la segunda reunión de la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia, luego de la que tuvo lugar en Río de Janeiro en abril pasado, cuyo objetivo es encontrar una posición unánime de América Latina frente al tema del combate al tráfico de narcóticos y llevarla a la Cumbre de Viena, en marzo de 2009, donde se evaluarán los resultados de la primera década de la “Convención de la ONU contra el tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psicotrópicas” firmada en 1998. En pocas semanas habrá otra reunión en Ciudad de México.

Según había dicho Cardoso en la Cumbre anterior, están convencidos de que es necesario que la región tenga una voz independiente para trasmitir su visión sobre el problema en Viena y explicó que no es posible que los países estén invirtiendo 40 mil millones de dólares en combatir el narcotráfico, cuando el negocio vale unos 60 mil millones.
 
Y Gaviria ha reiterado que el propósito es analizar las diversas aristas del fenómeno y proponer recomendaciones que hagan su control más integral y eficaz.

En la reunión de hoy participarán el exalcade bogotano, Antanas Mockus, y y el alcalde de Medellín, Alonso Salazar, que han propuesto ideas originales sobre cómo conseguir que la violencia asociada con el narcotráfico cese y cómo combatir el fenómeno desde la cultura.
 
En la sesión del viernes estará Martín Jelsma del Trasnational Institute, una organización internacional con base en Holanda, quien ha planteado que ya es hora de que América Latina desarrolle una respuesta propia al problema, más allá de la ideología de Estados Unidos, y ha explicado que como no va a haber un mundo sin drogas, una política más realista que la tolerancia cero, sería la de reducción de daños.
 
También estará Rubem César Fernández director de la organización cívica brasileña Viva Río que se dedica a investigar y promover el desarrollo y la paz. Fernández ha criticado duramente el hecho de que los países desarrollados le estén poniendo más atención a vigilar el flujo de cigarrillos, que el flujo de armas de sus países a América Latina, compradas éstas muchas veces con las utilidades del narcotráfico.
 
Es una posición similar a la que ha defendido el alcalde de Cali Jorge Iván Ospina, y que implica que una política antidrogas comprensiva también debe contemplar el control de las exportaciones de armas de los países consumidores de droga a los productores.

Estos son temas que se discutirán a lo largo de estos dos días.