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De lo clásico a lo experimental

28 de abril de 2006

Ana Consuelo Gómez es una de las bailarinas y coreógrafas más conocidas en el país. Desde su infancia se ha dedicado al ballet clásico y actualmente además de dirigir, junto a Jaime Díaz, la compañía Anna Pavlova y trabajar como docente, ha conformado un grupo de danza experimental.

“El ballet clásico es mi especialidad, pero estoy abierta a otras tendencias. Y puedo incursionar en los nuevos géneros porque, justamente, he tenido una formación en ballet absolutamente sólida que comenzó cuando tenía seis años de edad”, relata la artista y agrega: “Me encontré con la danza contemporánea porque soy inquieta. Como coreógrafa hago reposición de clásicos, pero nunca he querido quedarme con eso y nada más. Para hacer una buena coreografía uno tiene que decir algo nuevo, releer los clásicos y ser capaz de incluir ideas originales e incursionar en géneros nuevos y técnicas de otras especialidades”.

Y en eso precisamente anda ahora Ana Consuelo. Trabajando en proyectos distintos con la idea de mantener un estilo propio y seguir experimentando con diversas técnicas danzarias. “Tengo una propuesta de la Filarmónica para realizar en un conjunto una nueva versión de Carmen. Allí quiero mezclar lenguajes clásicos y contemporáneos. Además, estoy trabajando en un montaje inspirado en Juana la Loca que podrá apreciarse en Julio en el Teatro Libre”.

Luego de toda una vida dedicada al ballet, la bailarina y coreógrafa cree que en Colombia siempre hubo un público dispuesto a asistir a los espectáculos de este género. “En nuestro país a todo el mundo le fascina decir que hoy es mejor que ayer, yo no creo eso. Cuando yo empecé a bailar había más público. Actualmente hay quizá más divulgación y más oferta, pero siempre ha habido espectadores”.

Eso si, aclara que en Colombia faltan un poco más de oportunidades. “Aquí debería existir al menos una compañía patrocinada en conjunto por el Estado y la empresa privada. Es necesario que existan condiciones económicas más propicias para poder bailar, porque falta plata, no tanto talento. Hay que reconocer que la gente que se dedica a bailar profesionalmente en nuestro país hace un gran esfuerzo para mantenerse. Por ejemplo, los bailarines que hacen parte de mi grupo experimental tienen que trabajar para tener ingresos propios porque en la agrupación pagamos muy poquito”.

Pese a estas dificultades, y según lo que puede apreciar en su labor como profesora, Ana Consuelo considera que todavía hay un gran interés por disciplinas como el ballet. “La gente quiere aprender y hacer ballet clásico. En la academia, por ejemplo, impartimos una formación clásica, muy técnica, muy sólida que permite dedicarse a este género o incursionar en otros. Pero, además de eso, lo importante es que quien quiera ser un bailarín profesional sea realmente disciplinado. Cuando alguien siente realmente pasión por bailar, no hay ningún obstáculo que lo detenga”.