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El avatar de la nueva era

Más de 80 países testigos de sus poderes, 13 locales permanentes en los Estados Unidos y algunos temporales en ciudades como París, Londres, México y Pekín, demuestran que los poderes del Indio Amazónico, el que sabe lo que los otros no pueden ver ni escuchar, traspasan las fronteras.

Andrés Wiesner
20 de junio de 2004

¿Quiere saber por qué su negocio anda mal? ¿Le interesa descubrir la persona que lo está robando? ¿Quiere que le cuente por qué no consigue pareja o porqué se le va tan pronto? ¿Quiere descubrir qué le dieron o qué le hicieron para mermarle su potencia sexual o si su pareja lo ama o lo traiciona? Para contestar estos interrogantes visite al más grande guardián y profundo conocedor de los poderes y secretos milenarios del infinito: el Indio Amazónico.

Si usted no cree que haya alguien capaz de solucionar esta clase de problemas y menos que sea aquel indio de largo plumaje y cara pintada que aparece dibujado en la fachada del edificio que siempre ve cuando pasa por la avenida Caracas con calle 39 en Bogotá, explique entonces por qué la interminable fila de agradecidos, a los que la vida les cambió después de echarse una pasadita por el misterioso local, es más larga que la de los solicitantes.

Todo se remonta 77 años atrás. Ese día en que la estrellas constelaron, los dioses intercambiaron su energía y el municipio de la Pedrera, en el Departamento de Amazonas, Colombia, fue testigo de la llegada de un ser superior. Su nombre: Trymurty Chindoy Mutunbanjoy. Su misión: salvar el mundo

Sus primeros días transcurrieron entre rezos y fórmulas para leer las estrellas. Después vino el Tarot y la canalización de energía. Con la primera tormenta recibió el poder de la madre tierra y a los pocos meses, cuando Trymurty pasaba por los 12 años, no había nadie en toda la selva amazónica que conociera mejor las ciencias ocultas.

Poco a poco se fue consagrando y ganando el respeto propio de un hijo del gran cacique Andrés Mirachura. Sí Andrés; también reconocido por sus rezos en estas tierras y quien heredó su legado en Trymunty.

Importantes políticos, personajes de la televisión y grandes empresarios viajaron al Amazonas a solicitar sus servicios. Como él mismo lo dice, desde acá empezamos a descubrir delincuentes, posesionar congresistas y recetar pócimas para el mal de amores. Así, su fama empezó a traspasar las fronteras y gente de toda Colombia lo consultaba. Sin embargo, nunca se imaginó que sus próximos años los viviría en el mundo de los ladrillos, como en ese tiempo se refería a la ciudad.

Del río Amazonas a la troncal de la Caracas fue el primer viaje del Indio. Nunca tuvo el miedo característico de un provinciano cuando llega a la ciudad porque él venía protegido por el Dios Supremo. A pesar de sus diversas creencias y rituales su religión es la católica e incluso su fe puede ser más grande que la de cualquier cristiano.

Sus reconocidos, aunque clandestinos creyentes, le consiguieron más clientela. Mientras que se dio a conocer su negocio, las ganancias le alcanzaron para vivir bien en Bogotá, pero a medida que le gente veía los anuncios de un lugar en donde encontrarían el secreto para cambiar de vida y descubrir esposos infieles, las cosas mejoraron mucho más.

Entre consejos para encontrar parejas, limpieza de espíritu y lectura de ojos lengua y caracoles, el Indio alcanzó una fama inverosímil. De Venezuela, Argentina, México y otros países de América lo empezaron a invitar para que las grandes personalidades le hicieran sus consultas, para que hiciera rezos, baños, contras, despojos, riegos y hechizos y para dictar conferencias sobre la metafísica, las relaciones humanas y el poder mental.

La vida de muchos hombres empezó a mejorar. El milagroso rezandero se convirtió en una luz de esperanza de la gente que ya hacía reservas en manicomios y salas de reposo. Los cupos para las consultas tocaba separarlos con seis meses de anticipación y se hizo necesario arrendar la casa del vecino del local de la Caracas.

La época violenta que vivió Colombia en los años 90 también tocó las puertas del Templo del Indio Amazónico. Ni siquiera sus rezos pudieron contra las amenazas y atracos que atentaron contra su seguridad y la de su familia y finalmente lo llevaron a emigrar.

Amazonas-Bogotá Bogotá-Los Angeles: al principio un lugar desconocido pero que ya conocía de sus poderes. Las invitaciones continuaron y mientras se inauguraba el primer local en el norte, el Indio recorrió cerca de 50 países. En ciudades como Londres, Pekín, París y Moscú, entre otros, se hizo necesario instalar locales temporales. Con sus lecturas y sus viajes el Indio conoció la baraja española, el tarot de Marsella, aprendió a leer la mano y así se fue convirtiendo en un completo amo de los tratamientos espirituales.

"Quiero traer a mis pies a mi ex pareja, quiero que se enferme mi jefe, quiero sacar a mi suegra de la casa, quiero tener suerte en el amor y quiero que el dinero me rinda", son algunas de las solicitudes frecuentes que el Indio Amazónico, que hoy vive con su esposa y algunos de sus hijos en Los Ángeles, contó a CONEXIÓN COLOMBIA le tocó ayudar a resolver.

Consulta colectiva por 10 dólares, popular 20, extra 50, superextra 70 y magistral 100 son los precios que se manejan en sus templos en el extranjero, los cuales no tienen ninguna diferencia con el de la Caracas. Hace poco cerró el que tenía en Miami para abrir dos en Nueva York porque como él afirma, con la voz amable de un colombiano de edad, "en estos lugares donde hay gente estudiada y de todo el mundo es que entienden mejor el ocultismo".

Ya son 87 países los que han sido testigos de sus poderes. Más de 100.000 personas las que él calcula que ha atendido y en total 15 templos, 12 en Los Ángeles, dos Nueva York y uno en Bogotá abren las puertas de lunes a domingo para enderezar la vida de los necesitados.

"Estoy muy tranquilo acá en los Ángeles. Mis hijos están estudiando y la verdad es que acá no falta la gente que viene a consultarme. Ahora también atendemos por teléfono y teleconferencias para facilitar el trabajo. Rezo y canalizo energía por la paz de Colombia y pienso mucho en mi país", dice el Indio Amazónico con el tono de nostalgia de cualquier emigrante.

Los resultados no mienten en que son muchos los milagros conseguidos con las energías del Indio. Las cifras dan cuenta de que después de tantos ires y venires el viejo vidente lleva una vida tranquila y estable en Estados Unidos. La historia confirma que todavía queda mucho de las costumbres y credos de la cultura indígena amazónica y que su fuerza está presente para contrarrestar las malas energías del mundo.