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El baile del Polo

“La derrota tiene la dignidad que la victoria no merece”, fueron las primeras palabras de Carlos Gaviria, candidato del Polo Democrático Alternativo (PDI), al reconocer su segundo lugar. Celebraron como si hubieran ganado.

Jose Fernando Hoyos
28 de mayo de 2006

“La derrota tiene la dignidad que la victoria no merece”, fueron las primeras palabras que Carlos Gaviria, candidato del Polo Democrático Alternativo (PDI), al comenzar su discurso ante más de 2.000 personas en el centro de convenciones Gonzalo Jiménez de Quesada en Bogotá.

Esas palabras, que fueron cortadas por gritos, aplausos y consignas, marcaron el inicio, a las 6:50 de la tarde, de algo contradictorio: anunciar el reconocimiento del triunfo en las elecciones del presidente-candidato, Álvaro Uribe Vélez, pero a la vez, dar el parte de victoria de la izquierda democrática que por primera vez en 150 años de bipartidismo se convirtió en la fuerza política más importante del país.
Los asistentes estaban celebrando que en Colombia un partido de izquierda alternativa obtenía más de 2’600.000 votos. Sólo las frías cifras electores podían explicar la fiesta que allí se estaba viviendo.

Fiesta que no parecía tener un buen comienzo, cuando seguidores de Gaviria empezaron a llenar lentamente el gran salón. Allí, en las dos grandes pantallas acondicionadas para seguir de cerca los resultados, los asistentes empezaron a ver, boletín a boletín, la victoria contundente del presidente Uribe.
Pero a medida que los votos fueron aumentando y los líderes más representativos del partido llegaron, el ambiente empezó a mejorar. A las 5:40 de la tarde, cuando el secretario general del Partido y estrella de la orquesta el Son del Polo, el concejal Bruno Díaz, subió a la tarima para cantar el himno salsero del PDA, la fiesta oficialmente acababa iniciar.

“El bipartidismo en Colombia acaba de terminar y hemos logrado un triunfo que es el primer paso para llegar a la casa de Nariño en 2010. Estamos bailando en una sola pata”, dijo el senador Antonio Navarro Wolf a los periodistas, mientras trataba de romper el sonido de las trompetas y los cueros de la orquesta que inundaban el enorme salón.
Una hora después, estaba prácticamente lleno a la espera de oír la proclama de Gaviria, quien arribó a la tarima minutos antes de la 7 de la noche. La orquesta fue callada por la algarabía de los asistentes, que tras dos minutos de aplausos, gritos y silbidos, terminaron entonando una sola consigna: “El pueblo, unido, jamás será vencido. El pueblo, unido, jamás será vencido....”

El discurso de Gaviria, que comenzó con la frase de Borges, giró en torno al papel de oposición que hará el Polo al gobierno de Uribe y la necesidad de mantener la unidad y la cohesión para llegar al poder. “Nadie del Polo se va a dejar cooptar. Nadie va a cambiar el honroso puesto que le corresponde en la oposición por una embajada, un ministerio o un consulado”, dijo Gaviria, a lo que los hombres, mujeres y niños asistentes respondieron gritando varias veces: “Dignidad, dignidad, dignidad...”
El grueso del discurso giró en torno a la necesidad de consolidar el triunfo para dirigir al país y de mantener la unidad del partido pese a las discrepancias que vayan a surgir. Gaviria le anunció de nuevo al presidente Uribe: “Ejerceremos una oposición desde el Congreso y desde las calles, haremos un control político serio, que no se vende, que tiene dignidad. Y lo más importante, haremos respetar las vidas de nuestros líderes. Le decimos que nosotros no somos comunistas guerrilleros, somos la fuerza política de oposición más importante de Colombia”.

Tras el estruendoso aplauso, de nuevo los asistentes terminaron gritando una nueva consigna, esta vez contra el Presidente: “Uribe, fascista, usted es el terrorista”.
Tras 20 minutos, Gaviria cedió la palabra a su fórmula a la vicepresidencia, la periodista Patricia Lara, y a otros líderes del PDA.

Al final de las intervenciones y antes de continuar la fiesta al ritmo de El Son del Polo, Navarro Wolf dio la orden final a todos los asistentes: “Vamos a celebrar. Y quien no baile es uribista”.