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El cumplimiento del DIH no constituye indefensión: Por Jorge Iván Cuervo

"No hay evidencia de que los civiles de Tierradentro estuvieran participando directamente en las hostilidades y, por lo tanto, siguen siendo personas protegidas, detalle que olvida Nieto en su argumentación"

Jorge Iván Cuervo R.
20 de noviembre de 2006

Rafael Nieto reacciona a la columna publicada en semana.com sobre los equívocos del DIH, atribuyéndome cosas que no he dicho ni que pueden sugerirse de mi argumentación. Nieto interpreta, no se de que parte de mi columna, que estoy invitando a que los militares y policías se inmolen por tener que cumplir la normatividad humanitaria. Nunca he dicho eso; la conducción de las hostilidades no supone la desprotección de la vida de quién decide cumplir con los postulados del Derecho Internacional Humanitario. Ese es un sofisma que ha hecho carrera de la mano de interpretaciones equivocadas e interesadas sobre la aplicación del DIH en conflictos irregulares como el colombiano.
 
En el artículo parto de la base de reconocer que Nieto tiene razón cunado señala que la guerrilla es la primera que viola el DIH al refugiarse en casas de civiles para atacar a la Fuerza Pública, pero que esa pérdida de inmunidad no habilita a la otra parte a atacar dicho bien civil de cualquier manera, máxime si puede presumirse que haya civiles que estén allí contra su voluntad. Es el llamado principio de no reciprocidad que supone que si una parte no cumple con las prohibiciones del DIH esto no habilita a la otra a hacerlo, máxime si como en el caso de los policías representan la institucionalidad. No hay evidencia de que los civiles de Tierradentro estuvieran participando directamente en las hostilidades y, por lo tanto, siguen siendo personas protegidas, detalle que olvida Nieto en su argumentación. Los bienes -muebles e inmuebles- sí pierden la inmunidad cuando son usados para atacar a la otra parte, y se convierten en objetivo militar legítimo, pero si hay personas civiles, la operación militar debe conducirse en aplicación del principio de distinción y de proporcionalidad, como lo reconoce el propio Nieto en la tercera columna que ya le dedica a este tema, argumento que no estaba en la primera de ellas, y que ya constituye un avance en la discusión.

Mi argumento no constituye un incentivo para que las Farc sigan violando el DIH, entre otras razones, porque ellas decidieron conducir sus operaciones militares sin cumplir la normatividad internacional. Cada infracción del DIH -usar bienes civiles, secuestrar, usar armas indiscriminadas, poner bombas en bienes protegidos como la Escuela Superior de Guerra o la Universidad Militar- que cometan las Farc, será un paso en la degradación del conflicto y un factor más de empobrecimiento ético de esa guerrilla, amén de seguir incrementando el expediente de responsabilidad ante la Corte Penal Internacional.

En un foro sobre DIH promovido por el CICR hace unos años, le escuché decir a Nieto que el hecho de que los militares y los policías tuvieran que cumplir la normatividad humanitaria y la guerrilla no, hacía más difícil la conducción de las hostilidades para los primeros, entre otras cosas, porque eso le daba una ventaja militar a las Farc. Tiene razón en que no dijo que entonces la Fuerza Pública tenía que violar el DIH, eso tampoco lo dije en mi columna, lo que señalé fue que sus interpretaciones laxas sobre la aplicación de la normatividad humanitaria contribuyen a que las zonas grises de la aplicación del Derecho Internacional Humanitario -que siempre existen- se interpreten en detrimento de la población civil y en favor de los combatientes, lo que supone mayor degradación del conflicto.

En ninguna parte he sostenido que la inmolación de miembros de la Fuerza Pública aumenta la legitimidad del Estado. Esa es una interpretación falaz de Nieto que no corresponde con la altura de un debate complejo como éste. Lo que sí es cierto, es que este conflicto irregular, que finalmente es un conflicto de legitimidades, lo terminará ganando quien acumule mayor legitimidad y respaldo de parte de la población. El cumplimiento del DIH y de los Derechos Humanos es la mejor vía para consolidar una victoria definitiva, sin que eso suponga que los miembros de la Fuerza Pública tengan que sacrificar sus vidas, entre otras cosas, porque las manuales militares ofrecen distintas alternativas de enfrentar al enemigo sin desprotección de la vida del combatiente, que es el falso dilema que introduce Nieto para favorecer sus argumentos.

Ahora, la discusión entre Nieto y Gallón es de otra naturaleza, y en esa no me meto.