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Marzo 13

El desinfle de los alcaldes

Los ex alcaldes Mockus y Peñalosa son los grandes perdedores de la jornada. La reforma política sacrificó los movimientos personalistas.

Catalina Gómez
13 de marzo de 2006

La situación era la misma pero la manera de afrontarlo diferente. Los partidos de los dos los ex alcaldes más famosos que ha tenido Bogotá en los últimos años habían salido derrotados en las elecciones.

En la sede de Visionarios con Antanas Mockus, el reducido número de colaboradores esperaba el fin del recuento de los votos charlando como si de una reunión de amigos del barrio de tratara.
En la del País que Soñamos, decenas de seguidores seguían los resultados a través de una pantallas gigantes mientras comían los pasabocas que repartía un séquito de meseros.

Mientras en la sede de Visionarios, Antanas decidió explicarles a sus seguidores cuál era su conclusión de lo que había pasado, en la sede de Peñalosa los asistentes esperaban a que se consolidaran los resultados para escuchar las palabras del líder del partido. Peñalosa a veces bajaba y saludaba pero hasta las 10 y 30 de la noche no había tomado la determinación de dar una declaración.

Y es que a esas horas de la noche en ambos lados sabían de antemano que ya nada había por hacer. Ambos partidos se habían quemado en el Senado. Con el 83 por ciento de las mesas escrutadas, por el País que Soñamos llevaba 144.968 votos, y Visionarios con Antanas Mockus 66.913 votos.
En la Cámara, el partido de Peñalosa tiene asegurada la curul de David Luna con 96.069 votos. La lista de Mockus a la Cámara, con José Fernando Cardona a la cabeza, sacó 44.130 votos.

¿Qué pasó?

Los de naranja y los de verde coincidían en que hacer campaña política sin politiquería era bastante difícil. Y también coincidían que eso de tener listas cerradas hacía que se creara una solidaridad grande entre la gente de la campaña.

El ex alcalde llegó recién bañado y cambiado a su sede en Quinta Camacho a las 8 de la noche después de haber recorrido casi toda Bogotá durante el día. Allí lo esperaban algunos de los candidatos al Senado y la Cámara como Salomón Kalmanovitz, Hernando Gómez Buendía, Nicolás Montero y su fórmula vicepresidencial Maria Isabel Patiño, quien era la que estaba pendiente de los resultados. “El problema es de sintonía. Una cosa es lo que quiere oír la gente y otra la que nosotros decimos”, dijo Mockus, después de saludar y sin pensárselo dos veces, como si estuviera dando una clase.

Dijo que se la habían jugado por varios factores que no habían funcionado. “Eso de hacer política sin políticos, con bajo presupuesto y sin publicidad ya vimos que no da tan buen resultado en este país”, explicó. Sin embargo, también aclaró que se sentía satisfecho porque había privilegiado el rigor y porque sentía que habían encontrado una manera interesante de mostrarle a los colombianos que la vida era valiosa.

Para Mockus y los miembros de su campaña no todo era negativo. El partido Alianza Social Indígena , el cual también apoyaba Mockus y a través del cual tiene inscrita su candidatura presidencial, sacó dos senadores y conservó su personería jurídica. “No considero que sea una derrota”, dijo Maria Isabel Patiño. “Esta fue una campaña de sólo un mes y medio en la que se gastaron 600 millones de pesos”, dijo. Eso es lo que generalmente se gasta uno de cada uno de los candidatos al Senado.

Mientras en la campaña de Mockus trataban de tomársela con más calma, en la de Peñalosa reinaba la angustia. Aunque habían logrado poner a dos de sus candidatos en la Cámara (David Luna y Simón Gaviria) Enrique Peñalosa se quedaba sin curul. Al fin y al cabo, a Mockus le quedan la presidenciales y como muchas personas le dijeron en los diferentes barrios que recorrió durante el día. “ Por las presidenciales si voto por usted”. Peñalosa, por su parte, tendrá que pensar en su futuro político a partir de mañana. Ahora le quedará más fácil lanzarse a la Alcaldía de Bogotá, que en todo caso, parecía ser su intención desde un principio.

La gran conclusión es que ninguno de los dos ex alcaldes comprendió el nuevo espíritu de la reforma política, que castiga a los movimientos personalistas. No sólo las listas de Mockus y Peñalosa fueron las grandes perdedoras. La del senador Carlos Moreno de Caro tampoco superó el umbral. El único partido personalista que pasó fue el MIRA, de Alexandra Moreno Piraquive, pero ella contaba con todo el respaldo del voto cristiano.