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Este es el sector del banano en la plaza de mercado de Barranquilla, uno de los más amenazados por los grupos de pistoleros.

Paramilitarismo

El miedo de una madre

8 de noviembre de 2006

(Barranquilla, junio 26 de 2004)

Testimonio de Enriqueta Hernández de Colina ante la Unidad de DH de la Fiscalía. Ella es la madre de Luis Carlos Colina Hernández, uno de los testigos clave que dieron lugar al inicio de este proceso. Colina fue asesinado.

“El día 15 de junio de 2004 a eso de las 7 de la noche, mi hijo Luis Carlos estaba en la casa con todos y sus dos hermanas. Como yo vivo siempre con ese sobresalto yo lo llamé para el patio, donde estaba un poco oscuro, eran las 7.30 p.m.. La hija mía estaba en la sala, pero la puerta de la sala estaba cerrada. La hija mía, Silvana, dice que vio por los calados de la casa unos tipos que miraban para adentro, como buscando algo. Entonces ella vio los tipos y le dijo a la niña de ella que abriera la puerta. la niña dice que los tipos le preguntaron que si ahí era que vivía Luis Carlos, pero la niña esta advertida de que cuando llegaran a preguntar por él, dijera que no vive ahí.

Pero la niña no contestó nada, ella llamó a la mamá, que es Silvana. Cuando Silvana salió a la puerta el tipo le preguntó por Luis Carlos pero era me gritó de la puerta: “mami buscan a Luis Carlos”, ese grito fue para que yo entendiera y él tuviera tiempo de esconderse. Yo me paré, salí corriendo a la puerta. Cuando salí me impresionó mucho porque yo vi dos tipos, uno escondido entre el callejoncito que pega con la terraza y estaba armado, tenía un revólver como escondiéndolo y tenía una gorra puesta hasta casi los ojos, que casi no se le veía la cara. El otro hablaba conmigo y me preguntó a mi; me dijo que Luis Carlos le había dicho que fuera a la casa a hablar con él, y yo le contesté que él no vivía aquí en la casa, que él venía era por temporadas a visitarnos.

Entonces, la otra hija mía que se llama Yeimy, salió a la puerta y le preguntó al tipo que para qué buscaba al hermano y el tipo contestó: “que lo llaman allá... allá”, señalando hacia la esquina. El tipo estaba todo nervioso, pero con todo lo que hablaba conmigo, él miraba para adentro como buscando al hijo mío. El tipo es moreno, grueso, tiene como una forma de cicatriz en la cara, del lado izquierdo, y una gorra de color beige metida hasta las cejas. vestía un suéter como beige y el pantalón era como marroncito de tela de lino. Yo le dije que me dejara la razón que cuando él viniera yo iba a dársela.

El no dijo y voltió y se fue caminando rápido con el otro tipo, cuando iba en la mitad de la cuadra yo me salí más afuera para donde cogía y doblaron en toda la esquina a mano derecha, yo pensé en el mismo momento irme detrás de ellos para seguirlos pero pensé que él ya me había analizado bien a mi y me dio miedo...”