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Miércoles, 2 de Agosto

El nombre de las víctimas

La Comisión de Reparación y Reconciliación considerará víctimas, para efecto de reparación, a todas aquellas personas que sufrieron un daño a manos de la guerrilla, los paramilitares o el Estado a partir de 1964.

Juanita León
2 de agosto de 2006

¿Quién se debe considerar víctima en Colombia para efectos de una reparación? ¿Los desplazados de la última década o incluso los que abandonaron el campo durante la Violencia partidista de los 50? ¿Sólo los padres de las víctimas muertas por los guerrilleros y los paras o también los padres de los soldados muertos en combate? Y así se podría seguir preguntando al infinito.
No son preguntas fáciles. Pero fueron las que tuvieron que confrontar los miembros de la Comisión de Reparación y Reconciliación para definir el universo de víctimas de la violencia que deben ser reparadas.
Después de múltiples discusiones, este órgano decidió considerar víctimas a todas aquellas personas que en el contexto del conflicto sufrieron un daño a manos de la guerrilla, los paramilitares o el Estado a partir de 1964. Así lo dio a conocer en el foro de desmovilización organizado por Indepaz y la Revista Semana, Ana Teresa Bernal, miembro de la Comisión de Reparación.
¿Por qué escogieron 1964? La Comisión escogió el año de nacimiento de las FARC y de la primera gran ofensiva militar contra la guerrilla en Marquetalia, como fecha de partida del conflicto interno actual. Los miembros de la Comisión quisieron dejar en claro que la escogencia de la fecha de ninguna manera implica una atribución de culpa del origen del conflicto a la guerrilla exclusivamente. Más bien consideraron que a partir de ese momento surgió la nueva modalidad de violencia que se ha prolongado hasta hoy. En 1965 nació el ELN y en los años siguientes otros grupos guerrilleros.
 
Las víctimas del Estado

Lo otro novedoso es que la Comisión de Reparación incluyó también a las víctimas del Estado. En esto, fue más lejos que la Ley de Justicia y Paz, y que la sentencia de la Corte Constitucional que la avaló y ‘mejoró’.
Para la ley 975 de 2005, que fija el marco bajo el cual serán juzgados los paramilitares y guerrilleros que han cometido delitos atroces, las víctimas objeto de reparación son sólo aquellas que han sufrido un daño a manos de los grupos armados ilegales AUC, FARC y ELN.
Esta definición estrecha de la Ley, que dejaba por fuera a muchas de las víctimas de la Unión Patriótica, por ejemplo, que fueron asesinadas por miembros de organismos de seguridad del Estado, ocasionó que la mayoría de ONG de izquierda y grupos de víctimas de desplazamiento y desaparición -agrupadas bajo el Movimiento de Víctimas del Estado- rechazaran de plano la Ley de Justicia y Paz y se abstuvieran de participar en toda la conformación de la Comisión de Reparación.
Su decisión de marginarse de este proceso golpeó la legitimidad de este órgano conformado por funcionarios del Estado y representantes de la sociedad civil y de las víctimas para definir, entre otros asuntos, los criterios de reparación que deberán tener en cuenta los jueces.
Tocará ver si el hecho de que la Comisión de Reparación los haya incluido en el universo de víctimas cambia su actitud frente a todo el proceso de desmovilización de los paramilitares.
En realidad es poco probable. Si bien la Comisión puede hacer unas recomendaciones e inclusive liderar unos proyectos de reparación simbólica –reconocerlos como víctimas es un gran paso-, los jueces de los tribunales de Justicia y Paz deben acogerse a la Ley, con todas las aclaraciones realizadas por la Corte Constitucional, para ordenar una reparación económica individual. Es decir que un juez de Justicia y Paz no podría ordenar una indemnización a una víctima del Ejército o del DAS, sencillamente porque los funcionarios del Estado no serán juzgados en esos tribunales, y para obtener una reparación individual la víctima tiene que participar en un incidente de reparación dentro del proceso.
La Comisión no sabe todavía las implicaciones prácticas de su decisión ya que nadie en el país sabe cuántas víctimas existen. La aparición reciente de decenas de fosas comunes, encontradas gracias a las confesiones de desmovilizados, demuestra, por ejemplo, que hay muchos más desaparecidos de los contabilizados oficialmente por el gobierno.
¿Cuántas personas ha secuestrado las FARC en sus más de 40 años de existencia? ¿Cuántos hijos tienen las personas asesinadas en masacres de los paramilitares? El número –sobre todo si se incluyen a los desplazados- superaría los dos millones y medio de personas.
Ningún país ha logrado indemnizar a un universo de víctimas tan grande. Colombia, además, resulta ser el único país del mundo donde se produce un proceso de reparación sin que se haya acabado el conflicto, lo que significa que el universo de víctimas crece día a día. Sin embargo, el sólo hecho de reconocerle a una víctima que ha sufrido un daño injusto es un gran paso. A veces es lo único que esperan.