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Foto cortesía Caracol T.V.

El reality seudomarxista

El “Desafío 20 06” de Caracol Televisión recurre como estrategia para capturar audiencia al concepto de lucha de clases, un aspecto sobre el que se han generado diversas posiciones.

Olga Lucía Lozano G.
12 de julio de 2006

Como si se tratara de una telenovela mexicana o venezolana del siglo pasado, pobres y ricos saltan de nuevo a la televisión para enfrentarse y dejar claro que, en concepto de algunos, la vida sólo está marcada por la diferencia de ingresos.

Quién lo creyera, en medio del imperio de la “telerealidad”, los reality han recurrido nuevamente al esquema básico del melodrama de ficción y dan vida a la lectura televisiva de algunos conceptos marxistas en pleno horario triple A, aunque digan los expertos que nada de eso tiene relación con la realidad nacional.

Bajo el eslogan de “la gente no nace, se hace”, Caracol ha enfocado su búsqueda de rating al enfrentamiento de estratos sociales (a los que los productores han calificado como “los privilegiados, los rebuscadores y los llevados), quizá para demostrar de una vez por todas que Verónica Castro tenía razón al afirmar que los ricos también lloran.

Hasta ahora la fórmula parece haberle dado resultado, pues según cifras de Ibope, el segundo día de emisión el Desafío 20 06 fue visto por 4 millones 700 mil personas. Pese a que en un sondeo realizado en Semana.com sobre el tema, en el que participaron 446 usuarios, 253 mostraron su desacuerdo con que un reality promoviera la lucha de clases y sólo 89 señalaron que era bueno contar con ese tipo de espejos.

Lo irónico para algunos analistas, es que el programa de Caracol trata de reflejar parte del país desde la manida lucha de clases, un concepto en vía de extinción. De hecho, y como lo dice el historiador Efraín Sánchez, ese concepto se planteó por Marx como un proyecto revolucionario, pero en nuestro país retomarlo es muy difícil. “Si se enfoca así, tendría que haber un enfrentamiento entre clases sociales que en Colombia nunca ha tenido lugar. Entonces, conceptualmente es absurdo hablar de eso en nuestra realidad y pretender que ello refleja en algo lo que somos”.

Raúl García, uno de lo directivos creativos del Desafío aclara que la idea surgió cuando se realizó la versión 20 04. “En ese momento decidimos plantear una lucha de territorios y construir playa media, baja y alta para diferenciar mejor el comportamiento de los personajes en cada uno de esos lugares. Pero hubo temor inicialmente de hacerlo diferenciando los equipos por clases o estratos. Por eso, inicialmente incluimos celebridades y participantes de versiones anteriores”.

Tras realizar dos temporadas del juego con ese formato, dice García, entendieron que la idea inicial podía funcionar y era la oportunidad para que personas comunes y corrientes participaran. Según sus datos, cerca de 25.000 colombianos se presentaron a la convocatoria sabiendo que los grupos se definirían según las condiciones sociales y económicas de cada uno

Para Sánchez, sin embargo, esa es una lectura muy plana de la realidad y Colombia es tan compleja que hablar de clases no tiene sentido porque, incluso, no se han podido definir ni el concepto mismo ni diferencias absolutas entre unas y otras. “Uno podría plantear diferencias entre los trabajadores y las pocas familias que tienen el noventa por ciento del poder económico en el país. Aparte de eso acá es muy difícil determinar separaciones tan marcadas entre los sectores de la población. Entre otras cosas porque las realidades regionales son muy disímiles entre si”.

La pregunta entonces es cuáles fueron los aspectos que tuvo en cuenta Caracol para clasificar a los participantes y ubicarlos en un equipo específico si incluso antropólogos, sociólogos, historiadores y analistas se abstienen de ver la realidad nacional a través del tema de las clases y diferenciar la población bajo este criterio.

García señala que la decisión la tomaron los mismos concursantes, ya que al asistir a la convocatoria y llenar los formularios indicaron si creían hacer parte de los privilegiados, los rebuscadores o los llevados y dieron razones para justificar su elección. “Ellos mismos hicieron la diferenciación”, comenta el creativo y agrega: “Cuando los 18 participantes tomaron parte en la selección, se calificaron como miembros de un equipo. Obviamente todos son distintos como seres humanos, yo que estuve en la selección se que tienen personalidades muy diferentes. Ahora, claro, han asumido un rol, se han unido como equipo y quieren acceder a oportunidades que antes no tenían. Eso hace que pasen cosas que incluso a mi me sorprenden, como que Manuel –uno de los llevados- haya adoptado una actitud beligerante con los privilegiados, cuando antes decía que ellos se merecían la vida que tenían y era una decisión de Dios”.

Sin embargo, Sánchez dice que justamente para que haya lucha de clases (o estratos como lo llaman en el programa, aunque el término sólo se emplea para establecer las tarifas de servicios públicos), lo primero que debe haber es conciencia de clase, que es exactamente lo que en el país no existe. “No se puede reflejar la conciencia de clases de un país en el que no hay, pues para que tenga lugar los ricos tendrían que tener unos intereses comunes e igual los pobres y los que están en el medio, y eso acá no pasa”. Quizá, entonces, lo único que une a los jugadores del Desafío es la posibilidad de mantenerse en la competencia y ganarse un jugoso premio al final.

Según el historiador, por todo eso, el reality de Caracol está incapacitado para reflejar alguna partecita de la sociedad en la que supuestamente se inspira, pero también para impactar en ella. “Este programa explota un filón publicitario sobre algo que no existe en Colombia, por tanto es ridículo pensar que alguno de los sectores que pretende representar vaya a fortalecer alguna conciencia de clase por lo que suceda con los concursantes”.

No obstante, quienes crearon este modelo de reality creen que el programa refleja no sólo la realidad nacional, sino la del mundo. “Eso no amerita un análisis, con sólo salir a la calle es posible ver que hay clases sociales y que algunos tienen unos privilegios y otros tienen que rebuscársela o sobrevivir apenas”, argumenta García.

En cuanto al enfrentamiento entre ellas, que es quizá uno de los aspectos menos claros en nuestra realidad y una de las características del programa que más ha generado controversia, García dice que el objetivo de incluir ese tema en el programa era ver cómo asumían su vida los participantes en cada playa y los cambios que se generan en su comportamiento cuando están con un grupo específico y luego, en la segunda parte, deben convivir con participantes provenientes de otros equipos.

Ello teniendo en cuenta que el Desafío 20 06 es básicamente un juego y por tanto persigue que los televidentes puedan diferenciar los cambios que se presentan en los participantes y seguirle la pista a su evolución. Aunque, como García mismo reconoce, externamente la gente empieza a generalizar y ve a todos los miembros de un equipo como personas idénticas. “Así los 18 participantes sean totalmente distintos, las personas tienden a generalizar y pensar que por estar clasificados en un grupo específico son de una determinada manera”.

Precisamente, los críticos del programa resaltan ese aspecto. Y a ello es que se refieren cuando indican que la reevaluación de los conceptos de clase desde el punto de vista de su enfrentamiento, se dio porque no se puede generalizar sobre problemáticas tan complejas. “Esa era una manera muy superficial de mirar la realidad y sus problemáticas, y por eso desde la caída del Muro de Berlín, el mundo y las lecturas que se hacen sobre él han cambiado tanto”, concluye Sánchez.

A su vez, García indica ser consciente de que la televisión es efímera y no le cambia la vida a nadie. Pero le parece importante que a través del entretenimiento, y dada la dificultad para realizar documentales o programas de carácter social por el tema del rating, la gente al menos se pregunte cosas y debata sobre asuntos como este.

Igual, el debate sigue abierto. ¿Existe una lucha de clases en Colombia? ¿Es bueno que exista un reality al respecto? Incluya su comentario al final de este artículo.