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Elecciones en Irak

Aunque la participación electoral en Irak superó el domingo todas las expectativas, el camino hacia la estabilidad hasta ahora comienza.

30 de enero de 2005

Por primera vez en un cuarto de siglo los iraquíes asistieron a unas elecciones sin Saddam Hussein y las palabras de júbilo no han faltado. La participación, según las primeras informaciones, superó las expectativas, como lo reconoció el representante de la ONU en la Comisión Electoral Independiente, Carlos Valenzuela y, aunque aún no hay cifras oficiales, todo apunta a que estaría por encima del 60 por ciento.

Los iraquíes acudieron masivamente a las urnas a pesar de los atentados contra los votantes y los colegios electorales en todo el país que cobraron la vida de al menos 45 personas (incluyendo los atacantes suicidas).

Estas elecciones fueron el primer paso en firme para el traspaso del poder democrático a los iraquíes anunciado desde el inicio de la ocupación, cuando Estados Unidos declaró su victoria en Irak, y tantas veces pospuesto por la creciente violencia de la insurgencia armada contra la ocupación. Pero a pesar del entusiasmo por la alta participación, las elecciones que escogieron a los 275 miembros de la Asamblea Nacional son apenas el comienzo de un camino largo que todavía está lleno de obstáculos.

La asamblea tendrá poderes legislativos y elegirá al gobierno (hacía finales de marzo o comienzos de abril), pero su principal obligación será sacar adelante un borrador de Constitución antes del 15 de agosto para que sea votada en un referendo el 15 de octubre. Las elecciones parlamentarias se llevarían a cabo en diciembre.

"Los iraquíes salieron a votar porque muchos lo veían como una manera de terminar con la ocupación" dijo a SEMANA.COM David Phillips, experto del Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos que ha trabajado ampliamente con los kurdos y la oposición iraquí. "Aunque sí se pueden calificar como exitosas no representan un punto de giro importante en la realidad iraquí. La verdadera batalla por el poder estará centrada en la Constitución y los arreglos federales", dijo.

Gran parte del problema es que la participación de los votantes fue muy dispareja. En varias ciudades del sur, mayoritariamente chiíta, y del norte, mayoritariamente kurdo, las mesas de votación tuvieron que extender su servicio ante la afluencia de votantes. En contraste, en las ciudades sunitas como Faluya, donde la resistencia es más fuerte, la asistencia fue mucho más modesta. Incluso algunas ciudades del 'triángulo sunita' (en el centro del país) estuvieron excluidas de los comicios por razones de seguridad.

Aunque la entrega oficial de los resultados podría prolongarse hasta una semana, las primeras predicciones aseguran que los chiítas -que constituyen el 60 por ciento de la población e históricamente se habían visto relegados frente a la minoría sunita- consiguieron la mayoría de los asientos, con lo cual por fin tendrían un peso político acorde con su realidad demográfica. Según fuentes de las autoridades de ocupación citadas por el New York Times, la Alianza Iraquí Unida, que cobija una amplia coalición de partidos chiítas unidos por el Gran Ayatollah Ali al-Sisitani, el líder religioso de los chiítas iraquíes, podría haber logrado cerca de la mitad de los votos.

Según se anticipa, kurdos y chiítas estarían bien representados mientras se incrementa la probabilidad de que los sunitas, que bajo el régimen de Saddam Hussein gozaban de las posiciones privilegiadas, sean subrepresentados en la Asamblea Nacional.

A pesar de ser minoría, el resultado de la representación sunita -teniendo en cuenta que son ellos quienes mayoritariamente alimentan la resistencia- es vital para evitar una guerra civil. En todo caso, los sunitas tiene un veto potencial mediante el referendo, ya que basta con que 3 de las 18 provincias iraquíes no lo aprueben. Los sunitas son mayoría en al menos 4 provincias, por lo que escucharlos es prácticamente una obligación si se pretende algún tipo de estabilidad.

Sin embargo, si al conocerse los resultados finales los sunitas están subrepresentados todavía hay una ventana para lograr su participación. Los miembros de la Asamblea supervisan la redacción de la Constitución, más no la redactan ellos mismos, de tal manera que todavía cabe la posibilidad de 'reclutarlos' en el comité que la redactará para cubrir el déficit.

Los iraquíes escogidos para la Asamblea, y el posterior gobierno nacional, tienen varios retos por delante. "El primero de todos es conseguir que los norteamericanos se retiren. Después tendrán que enfrentar una serie de problemas obvios: servicios básicos, infraestructura y seguridad; conseguir el fluido constante de petróleo; restablecer las relaciones comerciales con el resto del mundo árabe; y conservar al gobierno en Bagdad frente a la competencia de intereses políticos en todo Irak", explicó a SEMANA.COM William Ayres, profesor de Historia y Ciencia Política de la Universidad de Indianápolis.

De acuerdo con los planes de Estados Unidos, el proceso del traspaso político terminará con la Constitución en octubre y un gobierno constitucional para finales de este año. En medio del entusiasmo por la alta participación, algunos expertos aseguraron que el resultado de los comicios debilitaría a la insurgencia iraquí. Sin embargo, los analistas consultados por SEMANA.COM consideran que la violencia continuará en los mismos niveles por lo menos hasta que se defina la repartición del poder entre los diferentes grupos étnicos y religiosos en la nueva Constitución.

En ese contexto, la pregunta sobre cuando se retirarán definitivamente las fuerzas de ocupación continúa abierta. "Las tropas norteamericanas se van a retirar cuando la misión se complete o cuando Irak definitivamente se caiga a pedazos. Lo que sea que ocurra primero", opina Phillips.