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Rodrigo Lara Restrepo, ex zar Anticorrupción del presidente Álvaro Uribe, dijo en la mañana de este viernes a La W que había renunciado porque nadie en la Casa de Nariño lo enteró de las averiguaciones que estaba haciendo el Miami Herald sobre la muerte de su padre. (Foto: Archivo SEMANA)

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Ex director de Anticorrupción de la Casa de Nariño devela las verdaderas razones por las que renunció a su cargo

“No me dijeron nada en Palacio, me enteré por el periodista”, dijo Rodrigo Lara R. sobre la versión del Nuevo Herald de las palabras del ex ministro Lara Bonilla, quien antes de morir habló sobre los presuntos vínculos con narcotráfico del padre del hoy Presidente de la República.

14 de diciembre de 2007

Primero, el escándalo se armó por las palabras que el Nuevo Herald reveló el domingo pasado. En un artículo titulado “Cabos sueltos en la muerte de Lara Bonilla”, el diario estadounidense citó el expediente relacionado con la muerte del ex ministro de Justicia colombiano y en el que su hermana, Cecilia Lara, le dice a un juez que el asesinado funcionario le contó de un helicóptero incautado en Tranquilandia, cuya propiedad era de Álvaro Uribe Sierra y de su hijo, el presidente Álvaro Uribe Vélez. (Ver Artículos Relacionados)

El pasado martes, se conoció que el secretario de prensa de la Casa de Nariño le envió una carta al director del Herald con la copia de una publicidad en la revista Cromos que, en 1984, aclaraba que el aparato al servicio de los narcos había sido vendido por sus propietarios tiempo atrás.

Hasta ahí llegó la polémica por el contenido del artículo porque en la mañana de este viernes, la controversia se enfocó en la renuncia de Rodrigo Lara Restrepo, director de Anticorrupción, quien se fue de la Presidencia no por las “razones personales y familiares” que había aducido días atrás, sino porque le molestó bastante que nadie le comentó sobre las peticiones que el periodista del Nuevo Herald, Gerardo Reyes, había hecho llegar a la Casa de Nariño sobre el caso de su papá.

César Mauricio Velásquez, secretario de prensa; José Obdulio Gaviria, asesor presidencial y el propio Uribe Vélez sabían lo que se estaba preparando en el periódico norteamericano, pues al correo electrónico de Velásquez llegó una petición del periodista para saber más sobre los señalamientos del ministro Lara, y a la oficina de comunicaciones también llegó un fax con las copias del expediente.

“Me enteré que el 23 de octubre esa información fue remitida a Palacio y yo la verdad me puse muy bravo. Llamé a Cesar Mauricio y le dije que cómo era posible que le había mostrado la información al doctor José Obdulio, al Presidente y a mí no. Eso no es correcto, que se le haga a una persona que ha hecho un sacrifico en un cargo como éste, donde uno se gana muchos enemigos (...)No me dieron una explicación satisfactoria de por qué no me la habían mandado la información”, dijo Lara Restrepo a la emisora La W, este viernes.

Era bastante extraño que el joven funcionario se sorprendiera de lo que estaba buscando el periodista, pues para muchos es un expediente que debería conocer él y su familia desde hace bastante tiempo. Sin embargo, el propio Lara Restrepo reconoce que nunca le llamó la atención mirarlo en detalle ya que ni siquiera señalaba a los responsables del homicidio de su padre.  

Velásquez, por su parte, dice que en ningún momento se le pasó por la cabeza contarle a Lara sobre la información que pedía el periodista, y que incluso decidió con los asesores del Presidente no responder las peticiones de Reyes porque, según él, siempre tergiversa las versiones oficiales del gobierno de Colombia. Además, mientras que el periodista asegura que en el correo que le envió le mencionó claramente a César Mauricio Velásquez un aparte del expediente donde hablaba la hermana del asesinado ministro y que envió copias del expediente por fax, este lo niega.

Ahora la polémica no es si el helicóptero decomisado en la década del 80 en Tranquilandia era propiedad de narcotraficantes supuestamente involucrados con la familia Uribe Vélez, sino el teléfono roto que parece haber en la Casa de Nariño.