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Exclusivo: este es el nuevo mapa del paramilitarismo en la Costa Caribe

Con el caso de los congresistas, la Corte Suprema empezó a juzgar los crímenes de los paras en el pasado. Pero, ¿cómo está la situación hoy? Un recorrido de varios días por las principales ciudades de la Costa Atlántica evidencia que a pesar de la desmovilización, los paramilitares continúan su temible accionar. Informe Especial.

20 de noviembre de 2006

Agencia de Prensa IPC – CCEEU*
Costa Atlántica

En Cartagena, Barranquilla y Santa Marta pocos creen en la desmovilización de los paramilitares. En privado, y siempre bajo el compromiso de no revelar la identidad, fuentes de sectores judiciales, sindicales, sociales y estatales argumentan que antes que debilitarlos, la desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) los fortaleció y ahora están en todas partes.

Presencia en los barrios, vacunas a comerciantes y transportadores, monopolio del sistema de préstamo informal llamado pagadiario, regulación de precios y productos en las plazas de mercado, control del mototaxismo, dominio de gobiernos locales, rigurosos controles sociales y hegemonía en el negocio del narcotráfico, son algunas de las expresiones que aún manifiestan los grupos ilegales que la gente identifica como paramilitares.

Pero hay otras manifestaciones que preocupan: a la ya conocida y denunciada intromisión en el sector de la salud, se agrega el control de los nombramientos de docentes estatales y de los contenidos pedagógicos en aquellos colegios y escuelas ubicados en sus zonas de influencia, las amenazas contra el sindicalismo, defensores de derechos humanos, desplazados y la criminalización de cualquier protesta social y los controles a la vida cotidiana, que van desde imponer la seguridad hasta implantar toques de queda barriales y la pena de muerte contra quienes se opongan a su autoridad.

Y hay más. El auge de la construcción de vivienda en sectores exclusivos, la proliferación de centros comerciales y la circulación de carros lujosos, ha llevado a diversos analistas de seguridad del Estado a sostener que hay una fuerte actividad de lavado de dinero proveniente de actividades del narcotráfico, negocio que aún dominan los grupos paramilitares.

Frente a estos hechos, autoridades militares se empeñan en aclarar que en la región ya no hay paramilitarismo; se trata, dicen, “de bandas criminales emergentes dedicadas a la delincuencia y el narcotráfico”.

No obstante, un recorrido por las tres principales ciudades de la Costa Norte colombiana revela que aún hay control de aquellas zonas donde han tenido dominio las Auc, impulsado en ocasiones por desmovilizados, pero también por aquellos que se mantuvieron al margen del proceso de desmovilización y por nuevos miembros.

Las evidencias recogidas advierten que Santa Marta aún está bajo el control de estructuras que al parecer las respaldan Rodrigo Tovar, alias ‘Jorge 40’, y Hernán Giraldo, ex comandantes detenidos en el Centro de Reclusión Especial de La Ceja (Antioquia); en Barranquilla se habla de diversas estructuras paramilitares y se hace referencia a dos ex policías que las comandan bajo el liderazgo de Jorge 40; y en los barrios de Cartagena hacen presencia tanto estructuras de Jorge 40 como del Bloque Central Bolívar. (Ver notas anexas)

En la Costa Norte también alarma la desconfianza institucional que se percibe entre la gente, expresada en la falta de denuncias y en el aparente apoyo que algunos le brindan a los grupos paramilitares que operan en los barrios. Además, los propios funcionarios estatales exteriorizan sus reservas con respecto a diversos entes gubernamentales, en particular sobre los organismos de seguridad, en los cuales creen poco.
Esta desconfianza no es gratuita, tiene su historia y está consignada en el informe de una misión de trabajo del área investigativa de delitos contra la vida de la Dirección Central de la Policía Judicial, fechado el 4 de octubre de 2004.

“Tras averiguaciones tendientes a establecer las causas y responsables de los principales generadores de homicidios, encontraron que se trata de miembros de las Auc, dirigidos por un sujeto alias ‘Jorge 40’. Sus integrantes, en su mayoría, pertenecieron a las fuerzas militares, de policía, DAS y CTI, en ocasiones hijos de estos y en muchos casos apoyados por personal activo de dichas fuerzas. También cuentan con el apoyo de políticos, fiscales, comerciantes, ganaderos, industriales, empresas de juegos de azar y gentes del común”, precisa el documento.

Pero más allá de las sacudidas que han significado para la región y el país las revelaciones sobre los contenidos del llamado “Computador de Jorge 40” y las implicaciones para la clase política regional, un amplio sector costeño está preocupado no sólo por lo que hicieron las Auc en el pasado, sino por lo que aún vienen haciendo grupos derivados de ellas y por lo que harán si el fenómeno paramilitar no es desmontado en su totalidad.

Las alertas, en la Costa Norte colombiana, están prendidas, pues el paramilitarismo, dicen a lo largo y ancho de la región, está más fortalecido que nunca.


*Agencia de Prensa IPC, con el apoyo de la Coordinación Colombia Europa Estados Unidos (CCEEU).