Home

On Line

Artículo

ANTETITULO

Juego limpio

Cada sábado, niños y jóvenes pactan sus propias reglas antes de jugar al fútbol. Aquí los goles no son tan importantes como el ‘fair play’. De eso se trata la iniciativa Convivir Jugando.

24 de abril de 2006

Salomónico, cada vez que hay una discusión en su casa, Andrés Rubio pregunta a sus hermanos menores y a su mamá qué acuerdos se pactaron y quiénes incumplieron. Así, logra evitar una discusión mayor, cada parte asume su responsabilidad y las peleas parecen cosa del pasado. Pero esto no lo aprendió estudiando negocios internacionales, sino como mediador del torneo Convivir Jugando, al que asiste desde noviembre de 2018.

Como él, Patricia Zambrano, también mediadora, aprovecha cada sábado por la mañana para ir a Ciudad Verde en Soacha, y “promover la cultura de conciliación”, afirma. Allí, Zambrano pudo ver cómo el equipo de Valentina Gutiérrez, de 16 años, ganó la final aunque perdió 2 goles a 0. Sí, leyeron bien. Pero, ¿cómo ganaron si el resultado fue adverso? La respuesta es simple: en el torneo Convivir Jugando, organizado por el programa ‘EnConjunto’ - Creación de Capital Social de Constructora Bolívar, no siempre se lleva el triunfo el equipo que más goles anote sino el que más juego limpio haya demostrado.

A través de esta modalidad Constructora Bolívar, junto con la Fundación Bolívar Davivienda y Tiempo de Juego, han visto cómo el fútbol se convierte en una herramienta para fomentar “ transformaciones muy importantes en las comunidades”, sostiene Rubio. Y Zambrano agrega que este es un esfuerzo para resaltar la “relevancia que tiene el entender al otro, así sí podemos vivir en paz”.

Desde 2017 alrededor de 800 niños, niñas y jóvenes de Ciudad Bolívar, Soacha y los municipios de Mosquera y Madrid, en Cundinamarca, pactan las reglas técnicas y de convivencia antes de jugar. Así se decide, por ejemplo, que cada equipo debe tener entre sus integrantes por lo menos a una niña, o que los goles anotados valen por dos. Sin embargo, lo más importante es “convencerlos de que a través de los acuerdos que realizan pueden solucionar los conflictos sin necesidad de recurrir a la violencia”, afirma Rubio, quien tiene el papel de mediador en los partidos.

Los mediadores ayudan a negociar las pautas de convivencia y fomentan la autoevaluación al final de cada encuentro. Pero no son ‘árbitros’. El reglamento lo deciden los jugadores. Como dice Rubio, “de esta manera ellos comprenden que son parte del cambio y que pueden resolver lo que suceda en la cancha con sus acuerdos. Hemos tenido partidos sin una sola falta y sin groserías”.

Por eso en Convivir Jugando “se valora más el juego limpio que el número de goles”, complementa Zambrano. Así, Valentina Gutiérrez, la campeona, ha aprendido jugando, que “las cosas se solucionan en el momento, hablando”, dice.

Rubio y Zambrano son solo dos de los 6.200 voluntarios del Grupo Bolívar, quienes donaron cerca de 72.000 horas de trabajo comunitario en los diferentes proyectos sociales apoyados por este grupo económico multilatino.