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La decepción

¿Qué significa ser gay hoy en Colombia?

25 de junio de 2005

Es obligatorio hacer justicia, antes que nada. Quienes vivimos en la Colombia urbana de hoy somos los beneficiarios de una lucha que por más de una centuria han tenido que afrontar heroínas y héroes en el mundo entero, muchos de ellos entregando su propia vida, para demostrar algo que ya va pareciendo obvio: que las mujeres y los hombres somos iguales, no importa nuestra orientación sexual. Y en buen romance, eso significa que aunque esa orientación sexual no sea mayoritaria gozamos de los mismos derechos y estamos obligados a los mismos deberes. Algo tan elemental y que les cuesta tanto a las sociedades aceptar y respetar.

Hoy lo gay está de moda porque se ha hecho visible, interesante, llamativo. Y es por eso que se hace esa pregunta: ¿Qué es ser gay hoy en Colombia? Pues hay que diferenciar como en todo. No hablamos de quienes son aún físicamente perseguidos y asesinados en las calles, o de quienes siguen en el clóset. Hablemos, porque ese es el sentido de la pregunta de Semana.com, de quienes estando fuera del clóset vivimos una vida "gay" a la colombiana.

Estamos pasando por el cuarto hora de fama. Se ha vuelto un tema glamoroso. Es mal visto portarse como un cavernario frente al asunto gay. ¿No se han dado cuenta de que ahora casi todo el mundo se precia de tener un amigo gay? Se ha vuelto un lugar común. Y como todos los lugares comunes, lleno de mentirillas. En un restaurante, guarde silencio y escuche la conversación de la mesa de al lado. "¿Que fulano es gay? ¡No! Yo sí tenía mis sospechas. pero es tan buena persona." Y de inmediato comienzan los atributos de "lo gay", y las mentiras:

Que son tan artistas y tan sensibles. Ser sensible y artista es una característica de ciertas personalidades unas gay y otras no y de hecho son muchos más los heterosexuales artistas y sensibles. No se imaginan la cantidad de gay insensibles que por el mundo andan.

Que tienen tan buen gusto. Mentira. No es sino ir a un bar gay de cualquier ciudad colombiana para comprobar al rompe que eso del buen gusto es un asunto, como siempre ha sido, de clase. Y no de cama. Los hay de buen gusto y los hay miles, millones, de pésimo gusto. (Yo entre ellos, eso me han dicho).

Que son tan trabajadores. Me alegra mucho y los felicito, pero esa característica no es exclusiva. En Colombia hay gente admirable. Hombres y mujeres que trabajan de sol a sol por sus familias y nada tienen que ver con la vida gay.

Que son excelentes amigos. Tan leales y tan comprensivos. Esa es una de las mentiras más bien guardadas en plan de fachada. No se imaginan lo peligroso que es un enemigo gay que antes era tu amigo. Hay buenos amigos gay y los hay inmejorables heteros, eso depende de que sean buenas o malas personas, no de donde se acuesten.

Que son tan inteligentes, brillantes y están en todo. No pasa de ser un "imaginario", como dicen ahora los sociólogos, como para telenovela. O si no, que salgan del closet los grandes dirigentes y las grandes mentes del país.

Que son tan bellos y bellas. ¿Se saben la fábula de la vaca que veía siempre el prado más verde al otro lado de la cerca? No es más que una disculpa para desear lo inalcanzable. Hay bellísimas y bellísimos a ambos lados de la cerca, solo mire.

Y hasta los defectos que se escuchan son también parte del lugar común:

Que son tan promiscuos. Me da la sensación de que lo que nos pasa es que abrimos la boca de más. Bien sabemos que los heterosexuales, hombres y mujeres, han aprendido que la discreción es la clave. No de otra manera se entendería la multimillonaria industria del placer en el mundo entero. Industria heterosexual y tan antigua como el hombre mismo.

Que son tan amanerados. Pues sí se notan y se dejan notar. Pero digámonos la verdad: amaneramientos hay muchos en nuestra sociedad. Amanerados como un grupo de jóvenes bien de un club estrato 6 de Bogotá; con sus claves, léxicos, acentos exagerados y pucheros permanentes. O un grupo de señoras en plan de chisme. U hombres, en plan de amigotes, diciendo chistes de mal gusto y reafirmando sus lenguajes de grupo. Todos esos son amaneramientos. Lo que pasa es que lo que sea diferente a lo mío, lo llamo amanerado.

En fin, siento decepcionarlos, pero ser gay hoy en realidad no es nada distinto a: "Inclinación hacia la relación erótica con personas del mismo sexo". (Diccionario de la Real Academia). 

Y de pronto algo más: Descubrir que se puede vivir y amar y tener amigos. Amigos gay y amigos heterosexuales, bisexuales, transgeneristas, blancos, negros, pastusos, costeños, paisas, monjas, curas, vegetarianos, místicos, agnósticos, judíos, de izquierda y de derechas.

Ese es el valor de ser gay hoy. Y el que debemos mantener. El verdadero sueño es que nos pase lo que Michael Foucault demandaba. Que a la gente le diera lo mismo que a uno le guste tomar jugo de naranja o hacer el amor con un hombre o con una mujer.  Algo que no es peligroso ni degradante, pero tampoco misterioso ni especialmente glamoroso.