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En el Materno Infantil han nacido casi un millón de colombianos.

SALUD PÚBLICA

La historia kafkiana de la agonía del Materno Infantil

Hace dos meses los signos vitales del hospital materno infantil, a la par de la vida de Juan David, su único paciente, empezaban a desvanecerse... Hoy, cómo por un milagro, todo apunta a su resurrección.

Sarita Palacio Garcés
6 de octubre de 2006

Hace poco más de dos meses, Juan David, el único paciente que mantenía vivo el Materno Infantil, recorrió el mundo con su historia. Medios como The Washington Post contaron su vida y denunciaron la paulatina muerte de este hospital. Con seis meses de vida y de hospedaje en este centro asistencial, el niño se convirtió en el símbolo oficial de la campaña de salvación del hospital que durante su existencia ha sido la cuna de más de 800.000 bebés.

Una crónica kafkiana, bien podría estar inspirada en este lento proceso de deterioro económico. Nunca sus instalaciones conocieron una historia tan larga de agonía como la del hospital mismo. Fueron siete años en los que la muerte de esta institución amenazaba día y noche con cerrar para siempre las puertas de las salas de asistencia para neonatos y maternas y olvidarse de la vida de la “partera más importante del país”.

Pese a la gravedad de la situación del materno, su pronóstico siempre fue reservado, y al igual que Juan David, el hospital fue paciente vitalicio de la sala de cuidados intensivos. Su enfermedad comenzó hace seis años. Setecientas demandas impuestas a la fundación San Juan de Dios, por parte de los trabajadores del Hospital San Juan de Dios, provocaron la quiebra del Materno que, junto al San Juan, empezó a implorar un milagro.

Los servicios vitales que prestaba el materno poco a poco se desvanecieron. Las camas que una vez ocuparon las madres en condiciones de alto riesgo fueron carcomidas por el óxido y el tiempo. El silencio que desfilaba por los pasillos no obedecía a los afiches de enfermeras con un dedo sobres su labios solicitando silencio; esta vez, el silencio obedecía al olvido.

Hoy, después de dos meses de estar penando, una inyección de 60.000 millones logró despertar del coma profundo al Hospital Materno infantil. Pero, si esta inyección podría salvar la vida del Materno, ¿Por qué no se le aplicó antes?

El temor por asumir la responsabilidad de aplicar esta inyección mantuvo en vilo por más de un año la vida de la institución. Pero ahora, cuando las instalaciones del materno se empezaban a vestir de luto, este resucitó. La secretaría de Salud distrital, el Ministerio de hacienda, el Ministerio de protección social y la Gobernación de Cundinamarca se pusieron de acuerdo para saldar la deuda con las acreencias prestacionales del Materno. Su recuperación estará supervisada por la firma liquidadora de la institución, que también será auditada para verificar que la inyección cumpla su fin.

Mientras se recupera completamente, el Hospital La Victoria será el padrino del Materno. El Ministerio de protección social, la Secretaría de salud del Distrito, y la Gobernación de Cundinamarca otorgaron a la Victoria la función de operar el Materno infantil a través de un contrato de arrendamiento. Con esta inyección de capital se espera que “el materno resurja como una institución propia” comenta Luis Gerardo Cano, gerente del Hospital la Victoria.

El Materno, además de prestar una importante función social, desarrolló el programa Mamá Canguro, gracias al que se han salvado millones de bebés prematuros en el mundo, y gracias a las técnicas allí desarrolladas para la protección de la circulación umbilical luego del nacimiento, se ha evitado la anemia y complicaciones cardiopulmonares en miles de neonatos.

El proceso de mejoría será paulatino. En primera instancia se prestarán los servicios a neonatos y maternas de alto riesgo. El hospital empezará funcionar con 300 empleados, todos ellos pertenecientes al Materno infantil y contratados bajo la modalidad de prestación de servicios. “Se trabajará con el 50 por ciento de la capacidad instalada, que es a la que se tiene acceso en el momento, y con el crecimiento se ampliará el número de empleados”, puntualiza Cano.

Las camillas que hoy están sumidas en el cáncer del óxido, y las sala cunas debilitadas por el olvido, podrán resucitar a la par del materno y Juan David. El Hospital recibirá reestructuraciones y remodelaciones por 600 millones de pesos con el fin de “mejorar las condiciones del que es hasta el momento el mejor hospital público para el servicio de maternas y neonatos en el país”, comenta Héctor Zambrano, secretario de Salud de Bogotá.