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Marzo 14

“La única opción es aislar a Hamas”

Actos como la irrupción del Ejército israelí en una cárcel palestina y la consecuente retaliación aleja aún más las posibilidades de paz entre el gobierno de Hamas y el Estado judío. Gustavo Perednik, un reconocido intelectual judío, explica los orígenes de ese conflicto.

Camilo Amaya
14 de marzo de 2006

Gustavo Prednik es un experto en el tema de 'judeofobia' y cultura judía.  Aprovechando que fue invitado por la Embajada de Israel en Bogotá, Semana.com lo entrevistó sobre el conflicto árabe-israelí.
 
¿Qué es la judeofobia?

Es el odio en contra del pueblo judío. Hay muchas explicaciones para su nacimiento: la que dice que comenzó con el cristianismo, hace dos mil años, o que comenzó con el helenismo, hace 2300. Con el cristianismo fue porque cuando nació la Iglesia intentó validar su propia identidad descalificando a los judíos. Tenía que demostrar que estos habían desviado el camino para poder ser legítimamente heredados.

Por el lado del helenismo, comenzó con los primeros escritos de historiadores helenistas que vivían en Alejandría. Sintieron su patriotismo herido por el hecho de que los judíos celebraran la Pascua, la fiesta de la libertad, basados en el hecho de que se escaparon como esclavos de Egipto. Les molestaba que alguien tuviera que escaparse de su país y generaron la idea de que no fue un escape sino una expulsión. Así nacen los primeros mitos acerca de los judíos, como que mataron a Dios, que envenenaban los pozos de agua de la cristiandad, bebían sangre de niños cristianos en sus rituales o tenían un complot para dominar el mundo.

¿Cómo se manifiesta hoy la judeofobia?

Se refleja en una obsesiva animadversión contra el Estado judío. Ya no se vuelca tanto contra la religión o contra los individuos, sino contra los judíos como grupo. Israel ha absorbido la mayor parte de la judeofobia contemporánea. La pregunta acerca de la existencia no se hace en ningún otro país, solo Israel tiene que dar motivos por los cuales tiene derecho a existir.

En varios escritos usted se queja de que varios medios de comunicación, como El País de España, son judeofobos...

Hay medios que se caracterizan por una judeofobia permanente, El País o The Guardian en Londres son abiertamente anti-israelíes. Ellos lo llaman la causa palestina, pero llamar así a lo que Arafat le dio a su pueblo es fallar a la verdad. Todo lo que le dio en 50 años de su liderazgo fueron bombas. La causa palestina sería tratar de ayudar a los palestinos a crear su Estado en democracia, en libertad y progreso. La causa anti-israelí ha cosechado amigos en el mundo, especialmente porque la judeofobia rampante ha presentado al Estado de Israel como un demonio, siempre está mal, nunca puede ser víctima. Si construye una valla para impedir el ingreso de terroristas es un “muro de la vergüenza”.

En un ejercicio de autocrítica, ¿Ha fallado en algo el gobierno de Israel en cuanto a sus políticas hacia Palestina?

En lo más mínimo. El gobierno de Israel es el único que ha hecho algo por los palestinos. Israel quiere resolver este conflicto desde hace mucho tiempo y la que se niega es la otra parte, que está constituida por dictaduras. Entre democracias nunca hay guerras, y el hecho de que Israel se vea rodeado por dictaduras, jeques, teócratas o tiranos hace muy difícil la convivencia en el Cercano Oriente.

Abu Mazen había dado muchos pasos en aras de la reconciliación y en Israel estábamos sintiendo que por fin se avanzaba en ese terreno, pero ahora con el triunfo de los fundamentalistas de Hamas es muy difícil tener cualquier tipo de paz.

En una entrevista reciente, Ismael Haniya (líder de Hamas) dijo que ellos no buscan la guerra ni la sangre. Que son oprimidos que buscan sus derechos y quieren la paz...

Hay que leer bien lo que dice Haniya. En su plataforma dice que hay que matar a los judíos donde estén. Por supuesto ahora dicen que quieren paz. Hitler también decía que la quería. Pero cuando él dice paz, se refiere a una en la que Israel no exista.

Y cuando Israel habla de paz, ¿a qué se refiere?

Cuando nosotros hablamos de paz hablamos de la creación de un Estado palestino que viva en democracia, que tenga sus universidades y escuelas, y viva armoniosamente con Israel.

Pero Haniya ha hablado de reconocer a Israel si se retira a las fronteras de 1967 y que ellos no tienen ningún sentimiento de animosidad contra Israel.

Si Israel se transforma en un Estado del pueblo palestino entonces están dispuestos a reconocerlo. Que Hamas no está dispuesto a reconocer un Estado judío está clarísimo. Nosotros lo único que decimos es que queremos paz y la única exigencia es que no nos maten más.

¿Entonces, desde su punto de vista, es imposible la paz con Hamas?

Sí, pero no desde mi punto de vista, sino desde un punto de vista objetivo de cualquier persona que lee la plataforma de Hamas. Las dictaduras empujan a la guerra, los dictadores necesitan del enemigo externo constantemente. Por eso los países árabes pueden decirle a sus ciudadanos que ellos viven en el rezago, el analfabetismo y la pobreza por culpa de Israel.

Pero Hamas fue elegido en las urnas...

Si ellos tuvieran una sociedad democráticamente organizada no tendrían cinco ejércitos, deberían tener uno solo. No hay un ejército palestino y aparte van a seguir sus milicias actuando. Israel no sabe con quién puede firmar la paz porque hasta ahora los atentados los cometía Hamas, mañana los puede cometer Jihad o Fatah. Nosotros queremos es que no nos maten más a nuestros niños en buses, en fiestas de cumpleaños y ceremonias religiosas como lo han venido haciendo desde el 2000, cuando Arafat rechazó la oferta israelí de retirarse de los territorios en aras de la creación del Estado palestino.

¿Entonces cuál es la solución?

Nosotros no tenemos una postura radical. Qué puede ser menos radical que el hecho de que nosotros estamos dispuestos a todo tipo de concesiones para que haya paz. No se puede hacer un paralelo entre Hamas y el gobierno de Israel. ¿Dónde está el extremismo de un gobierno democrático como el nuestro?¿Qué democracia en el mundo desarraigó a sus propios ciudadanos de donde vivían para hacer un gesto de paz? Cualquier cosa que hace Israel es mal presentada. ¿La única opción que tenemos es dejarnos matar?

¿Eso no es alimentar una espiral de violencia sin fin?

La prueba de que no es una espiral sin protagonistas es que si los palestinos decidieran deponer las armas, en semanas tendrían todo lo que dicen reclamar. Si los judíos decidieran deponer sus armas, en semanas serían aniquilados. Pero no deponen las armas por que el objetivo del liderazgo palestino hoy es destruir Israel. Como Israel no acepta suicidarse, entonces es un opresor. El único motivo por lo cual Israel tenía Gaza es porque se había convertido en una base terrorista para destruirnos. Que los palestinos sufren no me cabe ninguna duda, no hay ningún israelí que festeje el sufrimiento de los palestinos, como sí hay palestinos bailando constantemente por el sufrimiento de los israelíes.

¿No resulta más peligroso aislar a Hamas que ayudar a proyectar la economía palestina?

La experiencia dice que no. Cuando algunos creyeron que Hitler o el Talibán se iban a volver más pragmáticos cuando subieran al poder se demostró que no. Hamas es un movimiento fundamentalista que piensa que el Islam debe dominar el mundo entero. Si nosotros les damos dinero vamos a estar financiando más bombas y más enseñanza de odio. Alguien puede decir: “si no lo hacemos se van a volver más extremistas”. ¿puede haber algo más extremista?

¿Entonces hacia adónde van las relaciones con Palestina?

El triunfo de Hamas fue un retroceso muy grande. Pero yo soy un hombre optimista a pesar lo que digo. Israel ya tiene paz con sus principales vecinos, Egipto y Jordania, algo que era inimaginable hace treinta años. Cuanto más se democraticen las sociedades árabes, más rápido llegará la paz. En este momento la única solución es aislar al gobierno terrorista de Hamas, no para siempre, hasta que deponga el terrorismo. Yo no tengo nada contra un país que quiera ser íntegramente musulmán, que hagan lo que quieran de su vida, en la medida que no quieran destruirme a mí.