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Entrevista

"La verificación de la OEA ha sido invisible"

SEMANA.COM habló con José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch, quien cuestionó la verificación realizada por la OEA y otros elementos de la actual negociación con los paramilitares.

25 de julio de 2004

El proceso de paz con los paramilitares sigue siendo objeto de críticas. Una de las voces más fuertes ha sido la de la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW), que desde su inicio lo ha tachado de ser un foco de impunidad y de violación a los derechos humanos. En entrevista con SEMANA.COM, José Miguel Vivanco, director para las Américas de HRW, cuestionó el papel de la OEA como verificador y la posición que el gobierno ha asumido frente al narcotráfico y el cese del fuego. Para darle un mejor tratamiento a ambos aspectos, Vivanco pidió que se fortalezca un mecanismo de verificación que los vigile con mayor rigurosidad. Su pronunciamiento llegó justo en momentos en que Sergio Caramagna, verificador de la OEA, anunció que estará en la mesa de negociación sólo cuando el gobierno lo pida y cuando las informaciones sobre el irrespeto al cese del fuego sean más fuertes. SEMANA.COM: Usted ha pedido la creación de un grupo que verifique el proceso de paz, pero esta función ha estado encabezada por la OEA, ¿cree que no ha sido suficiente? José Miguel Vivanco: No estoy en condiciones de pronunciarme aun sobre los resultados de la OEA, porque ni nosotros, ni la opinión pública los conocemos. Ese desconocimiento habla por sí solo. Entre tanto, temas como el cese del fuego no deben limitarse al compromiso de palabra de los paramilitares, porque un tema tan delicado como éste no puede reducirse a una declaración. Éste tiene que ser verificado y la OEA debería cumplir con ese rol. Puede que en este momento lo esté haciendo, pero no se ha visto una labor importante, su gestión ha sido invisible. Debe quedar en claro que no estoy en contra de la participación de la OEA. Pero creo que ésta no debe actuar como comparsa en el proceso, sino ser una voz independiente que actúe con energía. SEMANA.COM: Ustedes han sido bastante críticos sobre los términos en los que se han adelantado las negociaciones, ¿qué opina de los últimos avances? J.M.V.: En todo el proceso de paz hay dos elementos fundamentales que deben ser acordados como prerrequisitos. El primero, que la negociación debe ser colectiva mas no individual, eso quiere decir que en este caso, la suerte del señor Mancuso y de los otros cabecillas de bloques depende también de la conducta de sus hombres. En eso ha fallado este proceso, pues en este momento es una combinación entre colectivo e individual. El segundo, los términos en los que se da el cese de hostilidades. En febrero de este año, el alto comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, admitió que los paramilitares no habían respetado hasta ese momento el cese del fuego. Eso es de una gravedad extraordinaria, pues las negociaciones se mantuvieron por más de un año en medio de esa situación. Hasta el día de hoy, de acuerdo con la información que hemos recibido, los que están sentados a la mesa siguen delinquiendo. Sin embargo, creo que lo que hizo Uribe al suspender las negociaciones con el Bloque Norte de las autodefensas, responsable del secuestro del ex senador José Gnecco, fue un mensaje de que la negociación es colectiva y va en serio. El proceso hasta ahora tiene serias fallas estructurales. Hasta el momento se ha improvisado, se ha hecho estrategia al andar. No digo que sea un proceso condenado al fracaso, es fundamental para la democracia y para Colombia misma. Sin embargo tiene dos grandes peros: primero, el problema de una desmovilización genuina. Segundo, que se desarrolle bajo los principios del estado de derecho colombiano y no bajo el de las mafias. SEMANA.COM: En los últimos días, el tema de narcotraficantes involucrados en el proceso de paz ha puesto a temblar las negociaciones, ¿qué opina? J.M.V.: El problema es bastante complejo, porque desde hace rato se sabe que el principal financiamiento de los paramilitares es el narcotráfico. Y además se sabe que hay narcotraficantes que compran bloques paramilitares para sentarse a negociar. Para evitar eso, la ley colombiana tiene recursos importantes frente al narcotráfico que deben seguirse implantando, como la extradición y el sometimiento a la justicia. Y a su vez, los delitos atroces cometidos por los paramilitares deben ser castigados. Pero estos deben ser manejados paralelamente. SEMANA.COM: ¿Cree entonces que el gobierno ha sido blando frente a las AUC? J.M.V.: Lo que creo y reitero es que se ha improvisado cada uno de los pasos. Eso está mal desde cualquier punto de vista y es inadmisible, además ha sido nefasto para el tema de la credibilidad. El proceso de paz actual carece de toda credibilidad ante Colombia y la opinión mundial. Pero igual creo que se ha avanzado, este último proceso ha sido un esfuerzo por elevar los estándares en cuanto a la conducta de los grupos armados y el respeto de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario.