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El embarazo en adolescentes se incrementó entre 2000 y 2005 en Colombia. (Foto: Archivo SEMANA)

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Las miles de Bristol Palin de Colombia

En Colombia, donde se ha debatido acaloradamente el escándalo estadounidense por el embarazo de Bristol Palin, la hija de 17 años de la fórmula a la vicepresidencia del candidato John McCain, el embarazo adolescente ha crecido en foma igualmente escandalosa.

3 de septiembre de 2008

Bristol Palin, 17 años. Estadounidense residente en Alaska. Tiene un embarazo de cinco meses. Ana Rodríguez*, 15 años. Colombiana, habitante del sur de Bogotá que dará a luz un bebé el próximo mes diciembre. La primera acaba de ser primera página en decenas de periódicos porque es hija de Sarah Palin, la fórmula vicepresidencial del candidato republicano Jhon McCain, una política muy conservadora que rechaza el aborto y defiende a ultranza la unidad familiar. La segunda, una de las adolescentes de cada cinco colombianas menores de 19 años, que quedan embarzadas.

Sarah anunció hace poco la boda urgente -antes de que nazca el bebé- entre su hija y el padre del niño, otro adolescente de 18 años. Entre tanto, Ana terminará su octavo grado en una escuela pública de su barrio y esperará a que nazca su hijo Juan Andrés. Es incierto si logre terminar su bachillerato. El padre es apenas cuatro años mayor que ella, no tiene libreta militar y trabaja como obrero en una construcción.

El número de adolescentes embarazadas ha crecido en forma preocupante en los dos últimos años en Colombia. Según la última Encuesta Nacional de Salud Sexual y Reproductiva (Ends), realizada por Profamilia, Bienestar Familiar entre otras organizaciones, el embarazo en jovencitas entre los 15 y 19 años aumentó del 19 por ciento en 2000 al 21 por ciento en 2005. La encuesta se hace cada cinco años.  

Esto quiere decir que entre 2000 y 2005 hubo un aumento del 3 por ciento, a pesar de que en el primer año el gobierno se comprometió a disminuir la tasa del 19 por ciento en cinco puntos. Profesionales de la salud que deben lidiar todos los días con jóvenes aseguran a demás que el problema ha seguido creciendo desde 2005, con efectos muy negativos sobre la salud y el futuro de las jóvenes. 
 
La mortalidad infantil en madres adolescentes es una de las más altas: 25 muertes por cada mil nacimientos, sólo la supera la mortalidad infantil en hijos de madres mayores de 40 años

Este no es un problema que se arregle sólo repartiendo anticonceptivos, sino que se requiere una política educativa preventiva y de largo plazo, dijo Miguel Ronderos, médico pediatra y conocedor del tema, quien considera que "el Ministerio de Educación no ha querido asumir el tema a fondo y ni existe una estrategia gubernamental de prevención".

De los embarazos de mujeres adolescentes, según el estudio, el 42 por ciento fueron reportados como deseados; un 44 aceptó el embarazo, pero no era deseado. Y un 15 por ciento lo definió como definitivamente no deseado. “Es importante revisar las cifras y detenerse a analizar los motivos que puedan llevar a mujeres jóvenes, 15 a 19 años, en la mayoría de los casos con medio, bajo y muy bajo índice de riqueza y educación, a lanzarse a la maternidad precoz. Actualmente, de todas las adolescentes ya hay una de cada tres que no desea tener más hijos”, señaló el Ends.

El problema de los embarazos en niñas y jóvenes como Ana son varios. Hay consecuencias físicas para la mujer y devastadores efectos sociales, económicos y de salud.

“La Encuesta evidencia que son las mujeres jóvenes quienes tienen más dificultades para controlar su fecundidad, para ejercer sus derechos y recibir información oportuna y adecuada sobre salud sexual y reproductiva. La encuesta señala también que el nivel educativo y el índice de riqueza, así como el lugar de residencia inciden directamente sobre el embarazo adolescente”, dijo en su momento la Ends 2005.

Sin embargo, ‘hasta en las mejores familias’ se ven estos casos. No sólo Ana Rodríguez, de estrato 1, lleva un embarazo no deseado. Aunque son menos, niñas de clase social alta en Colombia, a pesar de estar mejor informadas y de tener más posibilidades de protegerse en las relaciones sexuales, terminan esperando bebé antes de terminar el colegio. 

De hecho, las zonas urbanas registran menor índice de adolescentes embarazadas. Mientras en las ciudades el índice es del 18,5 por ciento, en el campo la cifra asciende al 27 por ciento. Con respecto al 2000, en ambas zonas aumentó el embarazo adolescente en un punto porcentual.

Según la Ends 2005 las adolescentes saben y emplean menos la planificación familiar, con respecto al resto de las mujeres. El 20 por ciento de las adolescentes entre 15 y 19 años utiliza métodos de planificación. Los métodos modernos más utilizados por las
adolescentes son el condón (6,2 por ciento), la píldora (3,5 por ciento) y la inyección (3,4 por ciento). Pero estos métodos de planificación, muchas veces, son de difícil acceso para los jóvenes de bajos recursos que no tienen cómo comprar un condón de 2 mil pesos o adquirir una inyección mensual de 20 mil.

Otro problema de que la niñas queden en embarazo es el riesgo físico. La mortalidad infantil en madres adolescentes es una de las más altas: 25 muertes por cada mil nacimientos, sólo la supera la mortalidad infantil en hijos de madres mayores de 40 años.

Estas cifras sí son el verdadero escándalo. De continuar con la tendencia, en dos años la mitad de las adolescentes en Colombia ya habrán pasado por la experiencia de ser mamás.

(*Nombre cambiado para proteger la identidad de la menor)