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Latinoamérica tiembla

América Latina está convulsionada. Por un lado, en Haití los rebeldes hacen temblar el gobierno. Por otro, Alejandro Toledo tiene al 93 por ciento de los peruanos en su contra.Hugo Chávez se defiende a capa y espada de un inminente referendo revocatorio. Y por último, Luiz Inacio Lula da Silva tiene que defender a su jefe de gabinete por corrupción. El desalentador panorama puede traerle consecuencias graves a Colombia y una eventual intervención internacional.

Víctor Bautista Olarte*
22 de febrero de 2004

Los acontecimientos registrados en los últimos días en Perú, Venezuela y Ecuador hacen necesario un análisis sobre el futuro de la gobernabilidad en la región andina. La reciente problemática boliviana aportó de por sí nuevos elementos a los procesos de crisis que viven los países del área. En cuanto al caso colombiano, los avances de las acciones en contra de los dos grupos guerrilleros hacen prever que ante la dificultad de asegurar las fronteras nacionales, este conflicto tienda a extenderse mas allá de los territorios colombianos.

Untitled Document El proceso de deterioro por el que ha pasado la democracia en Perú data de décadas atrás y se acentúa a partir de la era del presidente Alberto Fujimori. La búsqueda de la derrota militar del Sendero Luminoso distrajo la atención de los temas fundamentales en políticas de gobierno y arroja como resultado la desilusión del pueblo peruano en torno a temas como la lucha contra la corrupción y el fortalecimiento institucional. Por tales razones, no sorprende la más reciente crisis desatada por los medios peruanos en torno a la vinculación del presidente Toledo con la oscura figura de Vladimiro Montesinos. Los efectos colaterales de dicho régimen sobre el margen de gobernabilidad del país no terminan de aparecer aún. El panorama en el Ecuador no es mucho mejor que el de sus vecinos andinos. La ruptura de la histórica alianza entre el presidente Lucio Gutiérrez y los movimientos indígenas que lo apoyaron en la conquista del poder hace ya más de 13 meses ha logrado favorecer un ambiente enrarecido en el que el margen de maniobra del Presidente ecuatoriano se ve cada vez más restringido. Los recientes bloqueos a vías de comunicación y los atentados con explosivos con la aparición de panfletos de un grupo denominado IRA (Izquierda Revolucionaria Armada) plantean un escenario bastante complicado para la gobernabilidad del actual gobierno. No existen elementos que indiquen que el Presidente ecuatoriano pueda resistir la presión de los sectores que reclaman su renuncia. Esta dinámica de irregularidad en el periodo de gobierno de los últimos presidentes en este país solo lleva al empeoramiento de las condiciones que debe afrontar el pueblo ecuatoriano. En el caso boliviano, el impacto causado por los movimientos de indígenas cocaleros en el desarrollo de la crisis que derrocó al presidente Sánchez de Losada evidencia que la difícil situación de los grupos indígenas, no solo en Bolivia sino en todo el área andina, puede producir en cualquier momento conflictos sociales que desestabilicen mas la región. El componente étnico indígena en la búsqueda de la nación y su discurso se han convertido en una actitud antihegemónica y de resistencia a las élites que dirigen aquellos estados que se han pretendido consolidar desde el mismo momento de la independencia.

En cuanto al desarrollo de la crisis venezolana no existen signos que permitan predecir de alguna manera el mejoramiento de la situación de polarización que atraviesa el vecino país. Las ultimas declaraciones del presidente Hugo Chávez en contra de la administración del presidente George Bush, que aseguró su participación activa en el intento de derrocamiento de su gobierno, sumado a los cuestionamientos en cuanto a la posición de la OEA en el proceso de aval de las firmas del referendo revocatorio al presidente, solo logran profundizar más dicha crisis.

En general, la difícil situación que transitan los gobiernos de la región no parece tener solución a corto plazo. La crisis social que atraviesan los países andinos es motivo de gran preocupación no solo de los países europeos sino también de los Estados Unidos (ver: informe Andes 2020, Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos). La concentración de importantes recursos en los esquemas de cooperación estructurados en el Plan Colombia significó un cierto nivel de olvido para los demás países del área. Esta situación parece traducirse ya en ciertos signos negativos para la realidad regional andina. Esto por ejemplo dificulta una posible negociación para un tratado de libre comercio con la Unión Europea, que reclama una negociación regional y una mejor posición negociadora en la conformación de un tratado hemisférico en el marco del ALCA. La falta de estrategias regionales realmente aplicadas, sumada a las preocupaciones individuales de cada país, hace pensar que en la búsqueda de la consolidación de estados posmodernos se fracase también en la oportunidad histórica para la integración socioeconómica de los países del subcontinente.

* Director de la Maestría en Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana.