Nación
"Los derechos humanos no pueden ser objeto de apropiaciones políticas o partidistas"
La nominación de Rafael Nieto Navia como candidato de Colombia para ser juez de la Corte Penal Internacional (CPI) no fue bien recibida por 23 organizaciones no gubernamentales de derechos humanos. En una carta que le enviaron al presidente Alvaro Uribe manifestaron su desacuerdo, más que todo por la manera como fue escogido. SEMANA entrevistó al jurista para conocer su opinión sobre el debate.
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SEMANA: ¿Cómo fue propuesto su nombre como candidato para ser juez de la Corte Penal Internacional?
Rafael Nieto Navia: El estatuto de la CPI permite la postulación de candidatos por los grupos nacionales de la Corte Permanente de Arbitraje. Esta es también la manera como se postulan, de acuerdo con el Estatuto de la Corte Internacional de Justicia, los jueces a esa corporación. Es una forma no sólo legítima sino legal de hacerlo. Criticar ese procedimiento es criticar el tratado que lo consagra. Habría que decir, además, que no sólo todos los jueces de la Corte Internacional de Justicia a lo largo de su historia han sido propuestos de esa manera, sino que los candidatos de Rumania, Francia, Finlandia, Portugal, Venezuela, España y Polonia a la CPI también han sido postulados de esa forma. Esa es la vía que escogió el gobierno en mi caso.
SEMANA:Algunas personas en el país piensan que usted es el único colombiano que podría ser postulado a este cargo, ¿está de acuerdo con esto? Si su nombre no estuviera en la elección, ¿qué otro colombiano podía aspirar a este puesto?
R.N.N.:Agradezco a quienes así piensan. En ello hay un reconocimiento a una larga carrera en el mundo del derecho internacional público, el derecho penal internacional y los derechos humanos. Creo que el gobierno sabe que mi reputación académica y profesional y mi experiencia como juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y de la sala de apelaciones de los tribunales penales de Naciones Unidas para la antigua Yugoslavia y Ruanda ayudarán muchísimo a la posibilidad de que un colombiano sea electo como juez de la CPI. Sin embargo hay otros colombianos que podrían aspirar a ser jueces internacionales. Siempre hay una primera vez. Es una aspiración legítima.
SEMANA: Al ver su hoja de vida, usted reúne las condiciones y las calidades para el cargo, ¿por qué cree, entonces, que algunas organizaciones no gubernamentales objetaron su nombre ante el presidente Alvaro Uribe?
R.N.N.:La carta que dirigen al presidente Uribe no parece objetar mi nombre sino el procedimiento de elección. Supongo que esa objeción es resultado de no conocer a fondo el sistema de postulación consagrado en el tratado que crea la CPI, incluyendo el hecho de que, como he señalado, otros importantes Estados han usado el mismo procedimiento que utilizó el gobierno colombiano. Si hubo otras razones yo no las conozco.
SEMANA: ¿Tiene usted algún tipo de diferencia personal o profesional con Gustavo Gallón, el director de la Comisión Colombiana de Juristas? ¿Cuál fue el 'impasse' que tuvieron por el asunto de Isidro Caballero?
R.N.N.:Yo como juez no puedo tener diferencias personales con las partes en un caso. Y no he tenido ningún impasse con el señor Gallón, que es, según creo, miembro de la llamada Comisión Colombiana de Juristas, y formó parte hace varios años del equipo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en el caso Caballero Delgado contra Colombia ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. El caso fue resuelto en contra del gobierno colombiano y yo disentí porque consideré que las cortes de derechos humanos, a diferencia de los tribunales penales internacionales, no son cortes para juzgar casos criminales sino para decidir si los Estados han violado sus obligaciones internacionales -que en el sistema interamericano son los artículos 1 y 2 de la Convención- y en mi opinión eso no había sucedido. La decisión de reparaciones fue adoptada por unanimidad. A lo mejor esas decisiones no le gustaron al señor Gallón, pero no lo sé.
SEMANA:¿Cree que el veto de algunas organizaciones no gubernamentales a la elección de su nombre como candidato puede ser una desaprobación a las posiciones de su hijo, que algunos tildan de derecha, y al hecho de que éste haya asesorado al Ministerio de Defensa?
R.N.N.:Lo de las "posiciones de derecha" de mi hijo es una calificación de ustedes. Y por supuesto trabajar en el Ministerio de Defensa, del cual fue asesor externo hace más de cinco años y tuvo dentro de sus funciones diseñar y apoyar la creación de un sistema de oficinas en las unidades militares y policiales que permitiera mejorar el respeto y la protección de los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario (DIH), es tan honroso como trabajar en cualquier otra dependencia del gobierno. Pero no creo que la mayoría de las ONG que firman la carta piensen eso que usted sugiere. Al fin y al cabo son organizaciones de defensa de los derechos humanos que no pueden confundir una persona con la otra ni creer que trabajar para el gobierno ahora o antes sea deshonroso. Como sea, la promoción, protección y defensa de los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario no puede ser una tarea de la 'izquierda' o la 'derecha'. Esa es una tarea de todas las personas, sin distinciones de ninguna clase. Los derechos humanos y el DIH no pueden ser objeto de apropiaciones políticas o partidistas. La teoría de que los derechos humanos o el derecho internacional humanitario son de izquierda no solamente es falsa sino que contradice la historia -Stalin, Mao, Castro, Pol-Pot son algunos ejemplos-.
SEMANA:¿Es o se siente, como lo señalan desde la otra orilla, un hombre de derecha?
R.N.N.:Depende de cuál sea la otra orilla. Si esa orilla es la defensa de la libertad, el orden y el Estado de derecho, yo estoy en la misma orilla. Si es la subversión del orden y del Estado de derecho y la violación de las libertades, estoy en la otra.
SEMANA: Hay quienes piensan que el temor de las organizaciones no gubernamentales obedece a que si usted es elegido seguirá una línea ortodoxa en la aplicación del derecho diferente al estilo de, por ejemplo, el juez español Baltasar Garzón, ¿que tiene que decir al respecto?
R.N.N.:Los jueces tienen que ser ortodoxos y cuidadosos al aplicar la ley porque esa es su obligación. Y no pueden tener posiciones 'personales' ni políticas. Es parte del 'ser juez'. Yo soy ortodoxo y cuidadoso, por supuesto. Y el juez Garzón también. El juez Garzón no se salta la ley española "a la torera", expresión que aquí viene como anillo al dedo, ni la aplica a su antojo o descuidadamente.
SEMANA:Suponemos que conoce a algunos de los otros candidatos, ¿con cuáles le gustaría compartir un puesto en la Corte?
R.N.N.:Conozco algunos que han sido mis compañeros en tribunales internacionales. Otros los conozco de larga data en ajetreos internacionales o son mis colegas en el Instituto de Derecho Internacional de Ginebra. Creo que la CPI necesita, especialmente al principio y mientras se asienta como Tribunal, jueces con experiencia en jurisdicciones internacionales de derechos humanos y de derecho penal internacional. Entre los candidatos hay varios que reúnen ese requisito: Suráfrica, Malí, Nigeria, Francia, Irlanda, Portugal, Costa Rica y Colombia. Pero hay otros candidatos que, aunque no tienen esa experiencia, cuentan con una excelente hoja de vida. La elección será muy reñida y hay que emplearse a fondo si se quiere que el candidato salga electo.
SEMANA: ¿En caso de que fuera elegido cuál sería su prioridad en la Corte?
R.N.N.:La única prioridad de un juez es hacer justicia.