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Luis Alfredo Ramos, gobernador de Antioquia, y Alonso Salazar, alcalde de Medellín, coinciden en que la educación es una opción para el desarrollo de la gente.

Medellín y Antioquia, cuatro años de educación y lucha contra la violencia

Pocas cosas unen a Alonso Salazar y Luis Alfredo Ramos. Sin embargo, en sus discursos de posesión dejaron ver que ambos tienen grandes preocupaciones en aquellos temas, que afectan a la niñez y la economía en todos los rincones de la ciudad y el departamento.

2 de enero de 2008

Antes de ser elegido alcalde, Alonso Salazar tenía el sueño de escribir un capítulo inédito para Medellín. Él, investigador social y autor de varios libros sobre la ciudad, cuenta hoy con la posibilidad de lograr su anhelo con dos herramientas.

En la mano tiene un gabinete que ha estampado en la vida de Medellín grandes cambios. Al frente, tiene una ciudad en la que ya se han empezado escribir los primeros párrafos de una asombrosa transformación. Por eso, quiere seguir trabajando con el equipo de funcionarios con los que su antecesor, Sergio Fajardo, sorprendió a todo el país con un proyecto de ciudad basado en algo a lo que pocos le habían apostado: la educación.

Fajardo, que ya goza de gran reconocimiento nacional, dejó su cargo como un legado a quien considera “las mejores manos” para continuar su sueño de hacer de Medellín una ciudad educada y productiva.

Salazar recibe la capital antioqueña con una infraestructura que le permitirá desarrollar programas educativos en barrios olvidados por los medellinenses hasta hace poco. La ciudad empezó a mirarlos cuando llegaron a rincones insospechados majestuosas obras, como bibliotecas rodeadas de parques donde concluyen a diario centenares de habitantes.

Semana.com fue testigo de cómo la biblioteca España, ubicada en la estigmatizada comuna Nororiental, permanece llena en un día cualquiera. Muchachos que si acaso tenían una educación básica en la que aprendían a sumar, restar y leer, hoy se desenvuelven con agilidad navegando en Internet, jugando en el computador y haciendo consultas académicas por medio de éste y en las estanterías de libros. Acuden al llamado al arte, asisten a obras de teatro y eventos musicales y deportivos que se hacen alrededor la gigantesca construcción.

Sólo a esta biblioteca entran a diario alrededor de 1.000 personas del sector, lo que da cuenta, sin duda, de una satisfactoria realidad.

El tema de la educación esta en boga en Medellín. Salazar lo sabe muy bien y le echará mano para su trabajo en los próximos cuatro años. Según dijo en su discurso de posesión, ésta “seguirá siendo fundamental” para el desarrollo de su plan de gobierno y “será la gran palanca de productividad y equidad”.

De hecho, el nuevo alcalde de Medellín tomó su cargo en las afueras del Parque Explora, un gran complejo de estructuras educativas que está ubicado en lo que podría llamarse el corazón de la ciencia en la ciudad.

En esa zona quedan el Parque de los Deseos (un sitio con ayudas didácticas para aprender sobre los astros), el Jardín Botánico, el Planetario y la Universidad de Antioquia. Cerca de allí, está Moravia, un barrio que nació en el antiguo basurero municipal y reconocido también por haber sido antaño un hervidero de violencia. Hoy se espera mejorar la calidad de vida de las personas que viven allí con obras y educación.

Si bien la infraestructura ha ayudado a cambiar el panorama de sectores marginales de la ciudad, sigue rondando el fantasma de la violencia. Con este oscuro personaje de la historia de Medellín, Salazar dijo en su discurso que “no habrá tregua”. Aseguró que será firme en esto porque “es posible la profunda resurrección de una sociedad condenada por tanto tiempo por la violencia”.

Mientras Fajardo, el saliente alcalde, dejaba su puesto en medio de aplausos y artículos de prensa que alababan su gestión, otros sectores denunciaban desde hacía meses que fuerzas oscuras estaban opacando el panorama en algunos barrios marginales.

Pese a que Medellín ha sacado buena nota en los últimos informes sobre seguridad y derechos humanos, varios observadores de la guerra dicen que los muchachos que aún se mantienen al margen de las actividades educativas siguen atendiendo coqueteos de actores armados o son reclutados forzosamente.

Informaciones de la agencia de prensa del Instituto Popular de Capacitación (IPC) hablan de que la comuna 13 viene sufriendo este flagelo. “La amenaza de reclutamiento por parte de nuevos grupos armados ilegales que vienen operando en varios barrios de la zona” es un nuevo problema en aquel sector.

Las publicaciones del IPC dicen que a aquellos barrios han empezado a llegar personas de otros sitios, de piel negra y la mayoría provenientes de Urabá. Según cuentan, su arribo coincide con el incremento de menores vinculados a grupos armados.

A estas personas los llaman “Los Negros” o “Los Paras” y “estarían ofreciendo armas y dinero a jóvenes, principalmente desescolarizados y sin empleo”, de acuerdo con los registros de la agencia de noticias de aquella organización. Eso ya ha generado enfrentamientos entre muchachos de varios barrios vecinos y muchos han muerto.

Por eso, algunos analistas del conflicto han considerado que “el clima reinante en la Comuna 13 evidencia que allá se está reconfigurando una nueva dinámica de conflicto, en la que se está involucrando con fuerza a la población infantil y juvenil”, según el IPC.

Los estudiosos del tema aseguran que todo se debe a una batalla que vienen librando hombres del cartel de Norte del Valle, al mando de Wilber Varela, alias ‘Jabón’, contra la conocida ‘oficina de Envigado’, que hoy dirige Carlos Mario Aguilar, alias ‘Rogelio’, considerado el heredero del poder del paramilitar desmovilizado distinguido con el alias de ‘Don Berna’.

‘Jabón’ y ‘Rogelio’, cada uno con sus ejércitos privados, pretenden controlar los negocios ilícitos y las rutas del tráfico de drogas desde Medellín para toda Antioquia y el exterior.

Como consecuencia, Salazar recibe un conflicto conformado por varios grupos delincuenciales al servicio del narcotráfico, contrario a lo que recibió Fajardo. En aquel entonces, ‘Don Berna’ tenía él solo el control de los grupos armados en los barrios marginales de Medellín y se hacía lo que éste dijera. Hoy, son más bandas al servicio de varios jefes vendiendo sus servicios al mejor postor.

Salazar, un conocedor como nadie del conflicto en la ciudad, insiste en que apostará con la carta de la educación para mejorar las condiciones de pobreza, desempleo y competitividad laboral. La expectativa es si de esta manera los muchachos de las comunas populares cogerán otros caminos con el paso del tiempo.

Este es uno de los temas en los que deben coincidir las políticas municipales y departamentales. Si desde Envigado y el Área Metropolitana se siguen controlando las drogas que se producen y comercializan desde el Bajo Cauca y Urabá, el tema trasciende lo meramente relativo al gobierno de una ciudad.

Por este, y muchos otros asuntos, Salazar se ha propuesto trabajar de la mano con el actual gobernador, Luis Alfredo Ramos.

El mandatario departamental también tiene entre sus prioridades el tema de la educación. De hecho, en su discurso de posesión dejó claro que la “inversión social empieza por la educación. La educación para el liderazgo será la estrategia maestra del nuevo plan de desarrollo. Más educación, mayor cobertura y una mejora sustancial en la calidad de la educación que comprometa administración y magisterio, será definitivo para el éxito del departamento y su gente”.

Ramos, que cuando era congresista pertenecía a la bancada de gobierno, se comprometió también con reforzar la seguridad en el departamento y cooperar en todo lo que pueda con la seguridad democrática impulsada por el presidente Álvaro Uribe.

Así, educación y mejores condiciones en el orden público del departamento y la ciudad son dos temas que unen a Salazar y Ramos.

Sin embargo, son pocas las coincidencias que presenta el panorama político hoy en Antioquia y su capital. El alcalde de Medellín es una alternativa diferente a los políticos tradicionales y esa fue una de sus fortalezas para ganar en las urnas.

En cambio, Luis Alfredo Ramos es un político de trayectoria en los ámbitos local, regional y nacional. Dejó su curul en el senado para lanzarse como candidato a la Gobernación. En su momento, el portal Votebien.com publicó como señales de alerta que “despierta recelo en algunos sectores el hecho de que Ramos sea uno de los más grandes líderes de Alas Equipo Colombia, uno de los partidos políticos muy involucrado en el escándalo de la parapolítica. Ramos siempre ha dicho que las responsabilidades son individuales, además que aún no se conoce de decisiones judiciales en contra de sus copartidarios. Si bien esto es cierto, no deja de llamar la atención que de haber sucedido lo denunciado todo esto sucediera a espaldas de uno de los líderes de esta colectividad, y que los resultados electorales por los que cuestionan a algunos de ellos no lo hayan favorecido de alguna manera”.

Este es otro punto en que difiere el panorama de cuando Fajardo se hizo alcalde, pues el gobernador era Aníbal Gaviria, joven también, y de familia política de trayectoria, pero con ideas frescas y relaciones de poder muy diferentes a las que puede tener un político con décadas de trayectoria.

Así las cosas, Salazar tiene escritos un párrafos de la nueva historia para Medellín, pero el relato presenta matices muy diferentes, que marcarán la trama del capítulo que quiere escribir para la ciudad.