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Navidad en la ciudad

A pesar de los trancones y la multitud, la Navidad es la mejor época para caminar por las calles, ver las decoraciones y oír los villancicos.

Maria Fernanda Moreno
12 de febrero de 2006

Llegó la Navidad. Para respetar a los huraños, diremos en esta primera parte que la Navidad es caos, las calles y los centros comerciales se llenan de gente gastando su sueldo en regalos, se despierta en la gente un sentimiento repentino de fraternidad, familias disfuncionales se unen en torno de un árbol y todo el mundo finge ser feliz. "Todo es hipocresía", decía un amigo, enemigo ferviente de esta época del año.

Tanto para él como para los que compran regalos, llenan sus casas de luces y llaman a la abuelita de la que no se acuerdan desde la navidad pasada, hay un plan infaltable: recorrer la ciudad.

Antes, un consejo: deje el carro en su garaje y camine. Así puede ver cosas que se perdería por ir manejando o cambiando la emisora en el radio. También evita quedar atrapado en los trancones, tan comunes en esta época. Y, por qué no, puede sentir el viento rozando su cara (incluso en Bogotá, donde está haciendo un frío terrible), parar a comerse un helado e interactuar con los demás, en esta época de amor, alegría y fraternidad.

Una vez a pie, puede oír los villancicos en la calle (parece que están de moda los renos y los árboles cantantes); ver los venados de luces en las terrazas y los antejardines; los pesebres gigantes. Si vive en Bogotá o Medellín, no puede perderse el alumbrado del Parque de la 93 y del Río Medellín, respectivamente.

Además, casi todas las ciudades prepararon algunas actividades navideñas. Por ejemplo, el Instituto Distrital de Cultura y Turismo de Bogotá organizó 'La ruta del pesebre', un recorrido asistido por iglesias y calles. También habrá

Llegó la Navidad. Para respetar a los huraños, diremos en esta primera parte que la Navidad es caos, las calles y los centros comerciales se llenan de gente gastando su sueldo en regalos, se despierta en la gente un sentimiento repentino de fraternidad, familias disfuncionales se unen en torno de un árbol y todo el mundo finge ser feliz. "Todo es hipocresía", decía un amigo, enemigo ferviente de esta época del año.

Tanto para él como para los que compran regalos, llenan sus casas de luces y llaman a la abuelita de la que no se acuerdan desde la navidad pasada, hay un plan infaltable: recorrer la ciudad.

Antes, un consejo: deje el carro en su garaje y camine. Así puede ver cosas que se perdería por ir manejando o cambiando la emisora en el radio. También evita quedar atrapado en los trancones, tan comunes en esta época. Y, por qué no, puede sentir el viento rozando su cara (incluso en Bogotá, donde está haciendo un frío terrible), parar a comerse un helado e interactuar con los demás, en esta época de amor, alegría y fraternidad.

Una vez a pie, puede oír los villancicos en la calle (parece que están de moda los renos y los árboles cantantes); ver los venados de luces en las terrazas y los antejardines; los pesebres gigantes. Si vive en Bogotá o Medellín, no puede perderse el alumbrado del Parque de la 93 y del Río Medellín, respectivamente.

Además, casi todas las ciudades prepararon algunas actividades navideñas. Por ejemplo, el Instituto Distrital de Cultura y Turismo de Bogotá organizó 'La ruta del pesebre', un recorrido asistido por iglesias y calles. También habrá conciertos y otras actividades en varios puntos de la ciudad.

Medellín, entre tanto, nuevamente 'tiró la casa por la ventana' con su decoración. ¿Qué mejor que el clima de Medellín para salir a caminar y aprovechar este esfuerzo anual de la Alcaldía? También hay

Llegó la Navidad. Para respetar a los huraños, diremos en esta primera parte que la Navidad es caos, las calles y los centros comerciales se llenan de gente gastando su sueldo en regalos, se despierta en la gente un sentimiento repentino de fraternidad, familias disfuncionales se unen en torno de un árbol y todo el mundo finge ser feliz. "Todo es hipocresía", decía un amigo, enemigo ferviente de esta época del año.

Tanto para él como para los que compran regalos, llenan sus casas de luces y llaman a la abuelita de la que no se acuerdan desde la navidad pasada, hay un plan infaltable: recorrer la ciudad.

Antes, un consejo: deje el carro en su garaje y camine. Así puede ver cosas que se perdería por ir manejando o cambiando la emisora en el radio. También evita quedar atrapado en los trancones, tan comunes en esta época. Y, por qué no, puede sentir el viento rozando su cara (incluso en Bogotá, donde está haciendo un frío terrible), parar a comerse un helado e interactuar con los demás, en esta época de amor, alegría y fraternidad.

Una vez a pie, puede oír los villancicos en la calle (parece que están de moda los renos y los árboles cantantes); ver los venados de luces en las terrazas y los antejardines; los pesebres gigantes. Si vive en Bogotá o Medellín, no puede perderse el alumbrado del Parque de la 93 y del Río Medellín, respectivamente.

Además, casi todas las ciudades prepararon algunas actividades navideñas. Por ejemplo, el Instituto Distrital de Cultura y Turismo de Bogotá organizó 'La ruta del pesebre', un recorrido asistido por iglesias y calles. También habrá conciertos y otras actividades en varios puntos de la ciudad.

Medellín, entre tanto, nuevamente 'tiró la casa por la ventana' con su decoración. ¿Qué mejor que el clima de Medellín para salir a caminar y aprovechar este esfuerzo anual de la Alcaldía? También hay espectáculos programados.

Por último, navidad en Cali es sinónimo de Feria. Por eso los villancicos y recorridos son desplazados por pasodobles y cabalgatas. Una buena forma de vivir el mes y darle la bienvenida a esta tradicional fiesta anual.