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Nicolas Paul Stephane Sarkozy de Nagy-Bocsa creció en un hogar parisino de clase media, el segundo de tres hijos de una madre francesa y un húngaro aristócrata que huyó del comunismo después de la Segunda Guerra Mundial.

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Nicolas Sarkozy alcanza el sueño de ser presidente de Francia

El conservador Nicolas Sarkozy ganó las elecciones presidenciales en Francia con el 53,06 por ciento de los votos frente al 46,94 por ciento de su rival, la socialista Ségolène Royal. Perfil del hombre que ahora gobernará el país galo.

JAMEY KEATEN, (AP) París
6 de mayo de 2007

El ascenso de Nicolas Sarkozy a la presidencia francesa es un ejemplo de la Francia que tiene en mente: una tierra de oportunidades para aquellos -incluso los hijos de inmigrantes como él- que trabajan esforzadamente y cumplen con las leyes.
 
Sus críticos consideran a Sarkozy, de 52 años, un derechista peligroso. Acumula elogio tras elogio para Estados Unidos y respalda firmemente a Israel. Con frecuencia ve a la sociedad en términos maniqueos: blanco y negro, bueno y malo.
 
Sarkozy llegó al Palacio del Eliseo con una gran fuerza de voluntad, ambición, oportunismo y tras prometer un nuevo comienzo para Francia tras 12 deslucidos años bajo su predecesor y antiguo mentor, Jacques Chirac.

Aunque tanto Chirac como Sarkozy son políticos conservadores, con frecuencia fueron rivales, no aliados. A pesar de toda su astucia y experiencia, incluso Chirac no pudo impedir el ascenso de Sarkozy a la cumbre, aunque se cree que tenía a otros sucesores en mente.

“No quiero ser presidente; debo ser presidente”, dijo Sarkozy a Catherine Nay, quien escribió una biografía del político.

Agresivo y dinámico, Sarkozy ha hecho enojar a muchos. Azuzó la ira en vecindarios pobres donde viven muchos negros y árabes al llamar “escoria” a los delincuentes que habitan allí. Dichos barrios se vieron azotados por tres semanas de disturbios a fines del 2005.
 
Una escoria es una escoria

“Ciertamente tengo la intención de seguir llamando matón a un matón, y escoria a la escoria”, dijo el mes pasado.
 
Para muchos, estas elecciones fueron un referéndum para Sarkozy. Muchos votantes respaldaron a su rival, Ségolène Royal, con la esperanza de evitar que él llegara al Eliseo.
 
Como presidente, su labor principal será la defensa y la política exterior. Su franqueza podría chocar con la reputación de Francia de ejercer una diplomacia serena.
 
Partidario ferviente de Israel y su seguridad, también respalda la creación de un estado palestino. Dice que su primer viaje de importancia al extranjero será a África, continente donde Francia ha ejercido influencia desde hace tiempo y que ha sido una fuente creciente de inmigrantes ilegales hacia Europa.
 
En su campaña, Sarkozy no se alejó mucho de la política exterior de Chirac. Carece de los enormes contactos personales de éste en Medio Oriente y África.
 
Nicolas Paul Stephane Sarkozy de Nagy-Bocsa creció en un hogar parisino de clase media, el segundo de tres hijos de una madre francesa y un húngaro aristócrata que huyó del comunismo después de la Segunda Guerra Mundial.
 
El divorcio de sus padres, cuando Nicolas tenía tres años, era una cuestión molesta para él en la escuela católica a la que asistió. Su madre crió a los niños auxiliada por el abuelo de éstos, un médico de antecedentes griegos y judíos.
 
Sarkozy asistió al prestigioso Instituto de Ciencias Políticas de París y estudió derecho. Pero no se inscribió en la Ecole Nationale d'Administration, adonde acude gran parte de la elite política de Francia.

Su ambición casi no tiene límites. En 1983, a los 28 años, hizo a un lado a su mentor político -que también había sido su padrino de bodas- para convertirse en alcalde de Neuilly-sur-Seine, la ciudad con mayores ingresos económicos per cápita de Francia.
 
En 1984 se enamoró de Cecilia Albéniz, de 27 años, cuando acudió como alcalde de Neuilly a la boda de ella con un astro de la televisión, escribió Nay. Para fines de la década de 1980, Sarkozy había dejado a su primera esposa, y él y Cecilia se casaron en 1996. Tienen un hijo, y él tiene dos de su primer matrimonio.

Sarkozy no bebe alcohol, y le encantan los chocolates y el jugo de naranja. Corre, colecciona estampillas postales y sufre migraña.
Su mayor defecto: tiene “mucha prisa”, declaró recientemente.