Home

On Line

Artículo

cine

"Nos interesaba volver al Che un personaje de carne y hueso"

SEMANA.COM entrevistó a Walter Salles, director de 'Diarios de Motocicleta', la película sobre el recorrido de Ernesto Guevara por Latinoamérica. Se estrenará en Colombia el viernes 20 de agosto.

15 de agosto de 2004

"Ni subrayados políticos ni grandilocuencia. El triunfo de este filme hay que buscarlo en la aparente no intencionalidad de su intencionalidad", escribió un crítico de cine del periódico oficial cubano Granma, un día después del estreno de la película en la isla. Ese día, y después de recibir la ovación de miles de cubanos en el Teatro Karl Marx de La Habana, el director brasileño Walter Salles sintió la satisfacción del deber cumplido. Había logrado una película "apolítica" de un personaje político y mítico, como afirmó el mismo diario.

'Diarios de Motocicleta', recrea el viaje que Ernesto Guevara, de 23 años, comenzó con su amigo Alberto Granado cuando todavía no era el Che, el revolucionario más idolatrado de América Latina.

En 1952, la pareja inició en una destartalada moto un recorrido de 12.000 kilómetros, desde Argentina hasta Venezuela, donde ambos fueron testigos de las injusticias y la desigualdad del continente. Desde entonces, la vida de Guevara dio un vuelco.

"He nacido en la Argentina; no es un secreto para nadie. Soy cubano y también soy argentino y, si no se ofenden las ilustrísimas señorías de Latinoamérica, me siento tan patriota de Latinoamérica, de cualquier país de Latinoamérica, como el que más", dijo unos años después ante las Naciones Unidas. Definitivamente, su viaje no había sido en vano y a éste se debe Ernesto Che Guevara.

La película, inspirada en el libro del mismo nombre escrito por el Che, será estrenada el próximo viernes en Colombia. Fue producida por el estadounidense Robert Redford y ha sido merecedora de la mejor crítica, no solo en Cuba, sino en los países donde ha sido proyectada. SEMANA.COM habló con su director.

SEMANA.COM: Por qué hacer una película sobre el libro y sobre el Che Guevara?

Walter Salles: Antes de la invitación de Robert Redford, en 1999, para hacer la película, yo era apasionado por el libro. Pero el proyecto me parecía muy difícil de hacer, pues para que quedara bien había que grabarla en castellano, con actores latinoamericanos. Y no me parecía que fuera posible encontrar el financiamiento para algo así. Pero Redford es un tipo muy interesado en política latinoamericana y no dudó en hacerla.

SEMANA.COM: ¿Cuánto tiempo duró la producción?

W.S.: Fueron cinco años de trabajo: tres de investigación, uno de preparación y filmación y seis meses para la postproducción. Ese es un proyecto que nosotros hicimos con mucho cuidado, por etapas.

SEMANA.COM: ¿Cómo se hizo la selección de actores?

W.S.: A Gael García, el protagonista, lo conocí al principio del proceso, en enero de 2000 y quedé impactado con su actuación en Amores Perros, no solo por la visceralidad de su actuación, sino también porque él interiorizaba sus sentimientos y eso es bastante raro en un actor de 25 años. Nunca tuve ninguna duda para elegirlo y tampoco fue necesaria ninguna prueba.

Por otro lado, a Rodrigo de la Serna, que también es un gran actor y que hace Alberto Granados en la película, lo conocí en una de los más de mil pruebas que fueron hechas antes del rodaje. Me encantó su talento y sensibilidad.

SEMANA.COM: En el proceso conoció al verdadero Alberto Granados. ¿Qué tan importante fue él para la película?

W.S.: Fue fundamental. Alberto tiene una memoria prodigiosa y era capaz de rememorar cada etapa del viaje como si hubiera ocurrido ayer. Él es un joven de 83 años, con un extraordinario humor y eso poco a poco fue siendo incorporado en la película. Hicimos más de 10 horas de entrevistas con él en La Habana. Después él nos acompañó en Chile, en la Amazonia peruana y en el Leprosario de San Pablo. Allí encontró a 5 ex pacientes que nosotros habíamos reclutado para la película y que él había conocido 50 años atrás. Ese momento fue increíblemente emocionante, es casi imposible describir esa escena con palabras.

SEMANA.COM: Ahora con la película terminada, ¿qué le dijo Granados?

W.S.: Él la ha visto más de 30 veces, en cada uno de los estrenos y en los festivales en los que hemos participado y ha estado feliz con el producto. Él cumplió 83 años este 8 de agosto y espero que asista a muchas y más proyecciones de la película que él ayudó a construir.

SEMANA.COM: Todas tus películas plantean temas sobre viajes, por ejemplo, Estación Central y ahora Diarios de Motocicleta. ¿Tiene alguna razón?

W.S.: Claro que sí. Yo pienso que las películas hechas en la ruta nos permiten entender mejor quién somos, de dónde venimos y para dónde vamos. En el caso de 'Diarios de Motocicleta' había una doble posibilidad. La primera, era contar el viaje interior que estos dos jóvenes emprendieron en 1952. Y segundo, había la posibilidad de investigar lo que se podría llamar "una identidad latinoamericana".

SEMANA.COM: ¿Y qué descubrió de esa identidad Latinoamericana?

W.S.: Yo pienso que cuando uno hace una película como 'Diarios de Motocicleta' en la que viajamos a través de todo el continente es posible comprender de qué continente se es parte. De ahí surge el deseo de compartir esa percepción con los otros.

SEMANA.COM: ¿Cuál fue su percepción al final del rodaje?

W.S.: Lo que más nos impresionó a Gael, a Rodrigo y a mí mismo fue el hecho de que pocas cosas cambiaron en los últimos 50 años en América Latina. El continente que Ernesto Guevara describe en su libro no es muy diferente al continente que existe hoy y hay una razón para eso: los problemas estructurales, ligados a una mala distribución de la tierra son los mismos.

SEMANA.COM: ¿Por qué se saltaron Colombia si hizo parte del recorrido?

W.S.: Porque era imposible concentrar ocho meses de viajes en dos horas de película. Por eso fue necesario hacer una elección antes de empezar el proyecto y nos pareció que teníamos que concentrarnos en tres países: Argentina, donde ellos salieron; Chile, donde hubo encuentros fundamentales como con los mineros en el Desierto de Atacama y Perú, por su estadía de tres semanas en el Leprosorio de San Pablo. Entonces había que desarrollar bien estas etapas para que la película no quedara superficial.

SEMANA.COM: ¿Cómo le fue con el idioma?

W.S.: Fue un proceso de aprendizaje. Yo había leído mucho en castellano, pero no había practicado mucho hablarlo. Entonces fue necesario estudiar y encontrar el vocabulario necesario para ser preciso en la dirección. No fue fácil. Pero al final gracias a la generosidad de Gael y Rodrigo acabamos entendiéndonos bien.

SEMANA.COM: En la película usted muestra al Che, un personaje mitificado por muchos. Pero a su vez, la película ha recibido el rótulo de ser 'apolítica'. ¿Cómo logró eso?

W.S.: Lo que más nos interesaba era volverlo un personaje de carne y hueso, que pudiera ser cercano a cada uno. El trabajo del guionista José Rivera en ese sentido fue tan importante como el de Gael y el de Rodrigo, porque él intentó mirar estos personajes como los jóvenes que ellos eran en ese momento de la historia.

SEMANA.COM: La película ya se proyectó en La Habana, ¿qué respuesta tuvo?

W.S.: Excelente. De hecho, creo que la proyección más emocionante que hemos tenido fue el estreno en el Teatro Karl Marx de la Habana, donde había más de 5.500 personas, desde niños de 10 años hasta hombres que habían luchado al lado de Ernesto Guevara en Sierra Maestra, el Congo y Bolivia. El público aplaudía en medio de la película, lloraban y comentaban cada cosa. Es una experiencia que jamás olvidaremos.

SEMANA.COM: ¿Cuál es el mensaje de la película?

W.S.: Que el idealismo es necesario y que sin él no se puede vivir. Hoy se habla mucho de la muerte de las ideologías y del final de la historia. Esos dos jóvenes que se subieron esa vieja moto y recorrieron todo el continente latinoamericano nos prueban lo contrario: que sin compromiso político y social no somos nada.