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Oposición con Reelección

Una vez aprobada la reelección presidencial de manera rotunda por parte de la Corte Constitucional, se aclara el panorama político nacional.

Eduardo Plata*
12 de febrero de 2006

 Ya todos saben cuáles son las reglas del juego y quienes son los jugadores. 

Con el visto bueno para que el presidente Uribe sea candidato presidencial, el reto ahora es de la oposición. Primero, tiene la obligación de poner ejemplo y aceptar sin vacilaciones el fallo de la Corte. La democracia la construyen los que pierden siendo buenos perdedores y se le haría un flaco favor a la institucionalidad nacional al poner en entre dicho la decisión de la Corte o buscar un plan B. El Presidente fue autorizado para ser candidato a la presidencia, y punto.

Y segundo: la oposición tiene ahora el gran reto de ofrecer una alternativa de poder viable y creíble. El altísimo nivel de aceptación del Presidente entre la población no debe generar temores en una oposición que ahora tendrá que organizarse y formular una propuesta política que haga contrapeso al modelo político propuesto por el presidente  Uribe.

El presidente Álvaro Uribe goza de un arraigo popular histórico. No hay en la historia reciente de Colombia un presidente que haya llegado a estas épocas con márgenes de aprobación superiores al 50%. Sin embargo, sin desmeritar la labor del Presidente, su popularidad se debe más a sus formas que a sus logros. No de otra forma el proyecto de reelección presidencial habría nacido cuando el Presidente rondaba apenas el primer año de mandato. El pueblo colombiano le premia su compromiso, su sacrificio y, ante todo, su imagen de persona y de funcionario serio y honesto.

No obstante, Álvaro Uribe Vélez no es el único ciudadano serio y honesto que tiene Colombia. No es el único ciudadano comprometido firmemente con el desarrollo de la nación y el bienestar de los colombianos. Debe entonces la oposición encontrar en sus entrañas un candidato que genere estos mismos sentimientos entre el electorado. Un candidato serio y consistente, con una propuesta coherente para sacar el país adelante.

Sería un error gravísimo de la oposición formar una gavilla antiuribista sin contenido político y sin ningún tipo de propuesta concreta que los colombianos logren entender y aceptar. Sería un error gravísimo también dispersarse entre cinco o seis candidatos, cada uno con un pedacito de verdad y muy poca visión global.

Debería la oposición encontrar uno o dos candidatos que logren una representación plural dentro de sus inclinaciones políticas y que lideren candidaturas incluyentes donde cualquier ciudadano común pueda sentirse representado.

El reto de la oposición es rediseñarse a sí misma, dejar a un lado los egos y los intereses particulares en aras de ofrecerle al país una opción de poder para aquellos ciudadanos que creen que el rumbo que lleva el país bajo el liderazgo de Álvaro Uribe Vélez no es el correcto y también para aquellos que simpatizan con el Presidente y su labor, pero podrían llegar a considerar alternativas de poder diferentes.

Esto sólo lo alcanzará la oposición bajo un liderazgo que, más allá de sus ideales políticos, inspire el respeto, la consideración y el aprecio del electorado en general, uribistas y no uribistas. Un candidato que logre atraer votos de la fuerte base electoral del Presidente, que logre llegar a una segunda vuelta y que pueda en esta enfrentar, cara a cara, con argumentos fuertes, la propuesta política del presidente Uribe. Estos candidatos existen, es su obligación ahora dejarse ver, organizarse y convencer.

*Lector de Semana.com