Para no olvidar

Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, dirigida por el francés Michel Gondry, está inspirada en un poema del siglo XIX, Eloisa to Abelard de Alexander Pope. La película sólo hace referencia a tres versos del poema:

"The world forgetting, by the world forgot/
Eternal sunshine of the spotless mind/
Each pray'r accepted, and each wish resign'd"

Y es que, en principio, la película retoma lo que dice Pope en su extenso poema: una profunda reflexión sobre el paso del tiempo y los recuerdos, basado en la historia de los míticos amantes Abelardo y Eloísa.

Escrita por Charlie Kaufman - quien se ha convertido en el guionista de moda después del éxito de sus anteriores películas, El ladrón de orquídeas y ¿Quieres ser John Malkovich? - cuenta la historia de un hombre devastado por el amor. Joel Barish (Carrey), un oficinista con una vida aburrida, se encuentra un día en el metro con una mujer impredecible: Clementine (Winslet). Se enamoran y tienen una historia de amor extrañamente parecida a las de las telenovelas. Sin embargo, como también suele pasar en las telenovelas, su relación comienza a fallar. Los momentos hermosos son reemplazados por peleas y comentarios hirientes. Entonces Clementine decide dejarlo. Un día Joel recibe una carta de una compañía llamada Lacuna Inc en donde le advierten que Clementine se sometió a un procedimiento médico para borrarlo de su memoria. Es tal su decepción que decide hacerse el mismo procedimiento y borrar a su vez a Clementine de su propia memoria. Así lo hace y a partir de ahí se embarca en un viaje surreal a través de sus propios recuerdos. Un viaje que sólo la imaginación retorcida de Kaufman y de Gondry hubieran podio planear.

Más allá de su guión genial y de su cuidada cinematografía, de la sorprendente actuación de Carrey, de Winslet y de Elijah Wood (¿quién iba a creerlo?: el adorable Frodo de El señor de los Anillos, logra aquí un papel bastante oscuro) y de su bonita banda sonora, el mérito más grande de esta película es el juego constante con las sensaciones del espectador.

A partir de una narración fragmentada la película reconstruye una historia de amor. Sin embargo no lo hace de una manera lineal: es decir, nunca obliga a enamorarse poco a poco de los personajes. Al contrario, muestra su romance de una forma incomprensible, casi grotesca. Además la mayoría del relato sucede en la cabeza del protagonista, lo que hace todo más confuso para quién lo ve con una perspectiva lógica. Pero, lejos de confundir, esta manera de narrar hace que la historia de amor no se entienda , pero sí se sienta. El recurso es sin duda exitoso: pocas veces una película logra que uno se enamore tanto de sus personajes.

Eterno resplandor de una mente sin recuerdos parte de una verdad un poco fuerte: el amor no existe. El amor es un capricho del que nos olvidamos muy pronto y que, no importa cuántas veces lo intentemos, siempre va a fracasar. Pero es lo único que nos redime. El amor no existe, eso es claro después de ver la película, pero también nos invita a creer en él: es lo único que le da sentido a nuestra vida.

Definitivamente no se pierda esta semana Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, una de las mejores películas del 2004.

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Cuenta la leyenda que el productor argentino Gustavo Santaolalla estaba escuchando unos discos de música electrónica de Portishead cuando, de repente, notó que en esos compases cabría perfectamente la melancolía propia del tango. De allí surge el proyecto "Bajo Fondo Tango Club", uno de los primeros experimentos de "tango electrónico" en el mundo, que logró volver a acercar a los jóvenes a este centenario género bonaerense. Comenta Santaolalla: "Bajofondo empezó por el tango y la electrónica a la vez y tiene la misma irreverencia y el mismo respeto por los dos géneros". No se lo pierda.

BAJO FONDO TANGO CLUB
Jueves 14 de octubre en Bogotá - Downtown - 727
Viernes 15 en Medellín - Teatro Metropolitano