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Pastor de ovejas descarriadas

El movimiento Colombia Viva, que congrega a los candidatos expulsados de otras listas, tiene la cabeza de lista al Senado más insólita: uno de los lideres espirituales más apreciados en el país.

Cristina Vélez (Votebien.com)
23 de febrero de 2006

“Hay muchas ovejas descarriadas en el gobierno, llegó el momento de sacarles tiempo”, dijo el pastor Enrique Gómez, cuando se le preguntó por qué decidió meterse en política, y precisamente, como cabeza del movimiento Colombia Viva, que ha recibido a varios de los candidatos expulsados de la U y del partido Liberal por presuntos vínculos paramilitares.

El pastor Gómez es un hombre de 57 años, alto y de contextura gruesa. Siempre sonríe y sus ojos verdosos miran detenidamente sin inquietar a su interlocutor. “A los 22 años escuche ‘por sus llagas fuimos curados’ (Isaías 53) y desde ese momento cambió mi vida”, dice el pastor para empezar a contar su historia como cristiano.

Sus palabras inspiran confianza y tienen una fuerza asombrosa. De esto son testigos los 200.000 fieles que hoy hacen parte de su iglesia, el Centro Misionero Bethesda, fundado por él hace 35 años en una humilde casa en el barrio las Cruces en Bogotá.

“Los miembros de Colombia Viva también son personas que merecen respeto y ayuda. Ellos quieren trabajar por Colombia. Es un acto de fe y yo confió en ellos”, responde Gómez a los cuestionamientos que tiene su movimiento. “En todo caso, nosotros exigimos que se respetara el nombre, la identidad y la individualidad de nuestro partido Unión Cristiana que ya ha tenido en el pasado concejales y dos senadores. Es una alianza, no una fusión”, agrega, desconociendo que esto es exactamente lo que quiere combatir la reforma política aprobada en el 2003.

La historia del Partido

Colombia Viva nació en el 2003 como resultado de esta reforma. Las listas de los congresistas que en las elecciones del 2002 no recibieron más de 200.000 votos tuvieron que unirse en nuevos movimientos para mantener la personería jurídica y participar en las elecciones locales de octubre de ese año.

Inicialmente, Colombia Viva agrupó a 10 senadores. Aunque varios de ellos eran personajes desconocidos en la política como el médico Dieb Maloof, todos fueron grandes electores costeños, que representaban los intereses de los terratenientes y ganaderos de la zona.

En las elecciones locales de 2003 sacaron 444 concejales, 22 diputados y 27 alcaldes. Sin embargo, ad portas de las elecciones que se aproximan, el partido empezó a disolverse, pues sus miembros prefirieron unirse a proyectos uribistas de gran escala.

A finales del 2005, Dieb Maloof, Habib Merheg, Luis Eduardo Vives, Jairo Enrique Merlano, y el senador tolimense Carlos García abandonaron a Colombia Viva para irse al partido de la U. Sin embargo, unos meses después, en enero del 2006, Juan Manuel Santos expulsó a Maloof, Merheg y Vives por supuestamente asistir a la famosa cumbre de Curumaní (Cesar) en la que el jefe del Bloque Norte de las AUC, Jorge 40, definió el panorama de la región para estas elecciones. Entonces, tuvieron que regresar a Colombia Viva.

Miguel de la Espriella, otro de los congresistas fundadores de Colombia Viva, está actualmente en Colombia Democrática. Pero también está cuestionado. El Presidente Uribe lo denunció ante la Fiscalía luego de que en una reunión él y Juan Manuel López Cabrales se acusaran mutuamente de haber sido ayudados por Salvatore Mancuso en su campaña.

“A ellos no les han comprobado nada, si lo demuestran que los metan a la cárcel. Aquí mucha gente calumnia y al final no sostiene nada”, afirma el pastor Enrique Gómez sobre los expulsados que ahora son sus compañeros de lista. “Yo no soy la ley, ni un encubridor“, dice el pastor con sus manos sobre una mesa rústica y una Biblia al lado subrayada de forma infantil con marcadores de varios colores. Alrededor hay muebles arrumados. La habitación está todavía en obra. Pues, en el futuro, será uno de salones de la Iglesia del Millón de Almas que en el 2002 empezó a ser construida en la Avenida Cali por esta comunidad. Es un domo que mide tres cuadras, está completamente tapizado por sillas Rimax y puede albergar un millón de fieles.

Es una de las 140 iglesias que tiene el centro misionero Bethesda en todo el país. Cuenta además con 9 emisoras que trasmiten programación cristiana las 24 horas del día y dos canales que tienen audiencia en toda Latinoamérica. Para Gómez los medios son fundamentales en el proyecto evangelizador y esto lo tiene presente desde 1996 cuando empezó con el programa ‘Buenos Días Señor’ en el canal Uno. Este programa todavía es trasmitido y diariamente recibe 200 llamadas de los televidentes que buscan en el pastor consejo para sus tormentosas vidas.

Ahora tienen en mente construir una universidad para fortalecer el tema de la educación en valores cristianos. Ya tienen un centro de educación técnica, un colegio y un Instituto Bíblico que instruye anualmente 20 pastores, que posteriormente les servirán a la comunidad.

Su aspiración al Senado

“Empecé a pensar en política después de que me secuestró las FARC en 2001. Sentí que debía trabajar más intensamente por Colombia”, dice Gómez.“Pues, no exactamente en política, sino en participar en las instituciones del gobierno”, aclara como si hubiera dicho algo mal.

Enrique Gómez quiere ser Presidente, como su amigo Álvaro Uribe, pero va a empezar por el Senado, pues cree que el país necesita legisladores con un conocimiento cristiano y que defiendan los intereses de la Iglesia. “Nos ponen tutelas porque hacemos ruido con nuestros cánticos, no quieren que usemos micrófonos, hemos tenido problemas con los vecinos, en fin necesitamos estar bien representados”, dice, subiendo el tono de voz. “Además hay que luchar contra nuestros enemigos: el homosexualismo, el lesbianismo y las drogas”, agrega.

Enrique Gómez afirma que en el Senado va trabajar por una Colombia en paz, sin odio, con familias unidas y dónde los jóvenes tengan principios. También considera que es fundamental el progreso en los campos. “Qué mejor gobernante que el que tiene a Dios en el corazón”, dice, con convicción. “La política en nuestro país está viciada y yo soy una figura renovadora”.

Lo es, sobre todo, para Colombia Viva, cuya lista al Senado, además del pastor, incluye a Dieb Maloof, Habib Merheg y Vicente Blel. Precisamente los candidatos que han sido cuestionados por diferente medios de comunicación por su cercanía con actividades ilegales. Claudia López, columnista de Semana.com, denunció desde el año pasado que Maloof obtuvo en las elecciones de 2002 votaciones atípicas que podrían ser el resultado de ingerencia de paramilitares en sus campañas.

Merheg por su parte, es acusado de asistir supuestamente a la cumbre de Curumaní. Y Blel fue delatado ante la justicia por el narcotraficante Víctor Patiño Fómeque de ser su testaferro desde principios de 1990.

Las estrategia de campaña de Gómez es hacer que sus fieles sepan que va para el Senado. “No hacemos sancochos, no damos plata, ni mucho menos pongo a Dios como testigo de mi candidatura”, dice, defendiéndose de las críticas de algunos pastores que creen que no está bien mezclar el ministerio con la política. “Yo no soy como otros partidos cristianos que utilizan la palabra de Dios en beneficio propio”, agrega con vehemencia.

“Sí, hermana, nuestro pastor se lanzó al Senado, pero depende de Dios si queda o no queda. Ninguno de nosotros estamos obligados a votar por él, primero está el libre albedrío que Dios nos dio”, dijo una de las personas que atiende las líneas de consejería espiritual de su Iglesia, cuando Votebien.com llamó haciéndose pasar como un miembro del centro Bethesda.

Frente a los recursos utilizado en campaña, Goméz afirma que no ha tocado ni un peso de la Iglesia. “Esa plata es sagrada y por eso no hemos puesto vallas, ni publicidad en medios nacionales. Dependemos de lo que nos preste el Partido Colombia Viva”, responde.

Lo que sí se sabe es que el pastor está haciendo maratónicas giras en todo el país como parte de su labor evangelizadora, y que cuando las reuniones terminan reparte volantes y afiches de campaña de él y de Colombia Viva, el partido de las ovejas descarriadas que él tratará de convertir.