Ciencia y política
Personalidad política
Las personas que perciben más calmadamente el peligro son más inclinadas a apoyar políticas liberales mientras aquellos más sensibles al miedo o las amenazas suelen apoyar una agenda de derecha, según un estudio publicado en la revista Science. Informe de BBC Mundo.
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Si usted suele reaccionar más sensiblemente a los ruidos nocturnos, las
arañas sobre su cuerpo o la imagen de una persona accidentada, lo más
probable es que prefiera la política de derecha.
Si de lo contrario, usted suele ser más calmado ante ruidos o imágenes inquietantes, quizás apoya a la izquierda.
Esa
es la conclusión de un nuevo estudio llevado a cabo en Estados Unidos
que afirma que nuestras opiniones políticas son parte integral de
nuestra formación física.
La investigación, que aparece
publicada en la revista Science, encontró que las personas que perciben
más calmadamente el peligro son más inclinadas a apoyar políticas
liberales.
Aquellos más sensibles al miedo o las amenazas suelen apoyar una agenda de derecha.
Estos
resultados, dicen los investigadores de la Universidad de
Nebraska-Lincoln, podrían explicar por qué es tan difícil cambiar los
puntos de vista de los electores.
Obstinados
El
estudio, financiado por la Fundación Nacional de Ciencia de Estados
Unidos, fue llevado a cabo con 46 personas que dijeron tener firmes
opiniones políticas.
Primero se les preguntó sobre sus
opiniones políticas, sobre temas que iban desde ayuda al exterior, la
guerra de Irak, la pena de muerte hasta el patriotismo.
Posteriormente
se les mostró una serie de imágenes amenazantes, como una araña en el
ojo de una persona, un individuo confundido y con la cara sangrando, o
una herida abierta en la que había gusanos.
Los científicos registraron las reacciones de los participantes
midiendo la conductividad eléctrica en su piel, la cual indica emoción,
excitación y atención.
Asimismo,
ocasionalmente los científicos sorprendieron a los voluntarios con
sonidos repentinos, como ruidos discordantes, y midieron qué tan fuerte
pestañeaban como respuesta al susto.
"Los individuos que
respondieron a las imágenes o sonidos con las reacciones de ojo o piel
más fuertes, tendían a apoyar posiciones políticas que podemos
interpretar como protectoras de los grupos sociales", afirma John
Hibbing, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Nebraska
Lincoln, quien dirigió el estudio.
Esas "políticas
protectoras" explica el investigador, se pueden definir como las que
destinan más gastos a defensa, más recursos gubernamentales para luchar
contra el terrorismo o controles más estrictos contra la inmigración.
Es decir, la política que suele definirse como de derecha.
"La
gente que pertenece a este grupo -dice el investigador- suele estar más
dispuesta a sacrificar un poco de su privacidad para proteger a la
unidad social".
Por otro lado, los participantes que
reaccionaron más moderadamente a los estímulos mostraron más
probabilidades de apoyar políticas que protegen la privacidad y
estimulan el control de armas, dicen los autores.
El primer grupo, agregan, cree que la mayor amenaza a ellos y a sus comunidades surge de otra gente.
Es por eso que desean armarse y que sus gobiernos se armen para poder defenderse de esas amenazas.
Para
el segundo grupo la mayor amenaza no son tanto las demás personas, sino
la tecnología y los objetos inanimados como las armas que pueden
matarlos o dañar a gente inocente.
Este grupo desea que se establezcan políticas que protejan su privacidad individual y su seguridad.
También se opone a la pena de muerte y está a favor del control de armas.
Política y biología
El profesor Hibbing cree que, aunque la investigación no tiene
relevancia política, podría ayudar a entender por qué es tan difícil
cambiar el punto de vista de una persona durante un debate político.
Esto se debe, dice, a que cada persona inicia su debate desde un punto psicológico diferente.
"Todos experimentamos el mundo y las amenazas de forma diferente", dice Hibbing.
"Esto
se debe a que existen distintas orientaciones fisiológicas, y no
estamos seguros de dónde surgen, porque pueden ser genéticas o puede
ser algo adquirido en la niñez", agrega.
"Pero lo que sí
sabemos es que estas orientaciones son muy profundas porque son un
reflejo, no es algo que se pueda cambiar de la noche a la mañana".
"Y
esa profundidad puede ser una ventaja cuando se trata de entender por
qué la gente es tan obstinada en lo que se refiere a las creencias
políticas", explica el investigador.
Ésta es la primera vez que un estudio logra vincular las fuentes de las preferencias políticas con los mecanismos biológicos.
Y
este vinculo, dicen los expertos, podría transformar la forma como la
ciencia política y la ciencia social estudian el origen de esas
preferencias.