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Policía detiene y esposa a fotógrafo de El Heraldo por tomar fotos en una audiencia pública

En un manifiesto abuso de autoridad, agentes que custodiaban la seguridad en una sala de audiencias ultrajaron al veterano reportero Jairo Buitrago.

20 de mayo de 2008

Inexplicablemente agentes de la Policía Nacional, seccional Atlántico, escribieron hoy un capítulo más en la larga y triste historia de la infamia contra periodistas y medios de comunicación, al sacar esposado de una sala de audiencias públicas al veterano fotógrafo de El Heraldo, Jairo Buitrago. El fotógrafo estaba tomando unas fotos a Margarita Afanador, una mujer responsable de haber provocado la muerte a una madre y a su hijo en un accidente de tránsito el pasado 2 de abril.

Los policías, en desarrollo de la audiencia y luego de que Buitrago tomara las fotos, lo conminaron a que abandonara la sala sin que mediara ninguna explicación o llamado de atención de la juez Sexta Penal Municipal, Carmen Cecilia Blanco Venecia. Jairo Buitrago fue sacado de la edificación donde tenía lugar la diligencia y lo condujeron esposado a una estación permanente ubicada en el Edificio Lara Bonilla. Lo pasearon por una calle en medio del escarnio público como si se tratara de un delincuente y le exigieron que borrara las fotos que había tomado, a lo cual se negó el periodista.

Buitrago protestó de manera airada lo cual provocó reacciones y despertó la atención del Fiscal 11 de Justicia y Paz, quien suspendió momentáneamente una audiencia que presidía en ese momento con un desmovilizado del Bloque Héroes de los Montes de María, la cual se desarrollaba al lado de la estación de policía que funciona en el interior del edificio para mediar entre los agentes de policía y el reportero gráfico. También intervino una Procuradora de Justicia y Paz, quien le llamó la atención a los uniformados por la innecesaria medida que tomaron de esposar al comunicador.

El caso que se desarrollaba ha despertado la atención de la ciudadanía, pues fue un accidente de tránsito ocurrido el pasado 2 de abril a las seis de la mañana cuando la procesada, Margarita Afanador, arrolló una moto en la que se desplazaban como pasajeros una madre, profesora de escuela, y su hijo de 11 años. Ambos murieron y la señora Afanador, que conducía una camioneta Mercedes Benz, intentó escapar de la escena de los hechos y estuvo a punto de ser linchada por
los transeúntes que se acercaron en ese momento al sitio de los hechos. También ha despertado indignación porque la señora Afanador fue dejada en libertad y se presume que su responsabilidad la agrava el hecho de que conducía en momentos en que hablaba por su teléfono celular, según versiones de los testigos.

En cuanto a las restricciones que puede un juez imponer en la sala de audiencias, según el acuerdo
2785 de 2004, expedido por el Consejo Superior de la Judicatura, en ningún caso se dice que se prohíbe tomar fotos. Lo que sí puede hacer un juez, ante casos notables que atraen más público del que las salas permiten, es poner unas reglas para que el desarrollo de la audiencia no se vea interrumpido o perturbado por periodistas entrando y saliendo o caminando de una lado a otro de la sala. Incluso, según el mismo acuerdo, cuando las audiencias resulten muy concurridas, el juez podrá determinar la prelación de quienes pueden estar presentes según el siguiente orden: las víctimas y sus familiares, los familiares del acusado o procesado, medios de comunicación y
público en general. Es decir, que después de las víctimas y sus familiares, y de los familiares del acusado, está la prioridad de dar espacio a los periodistas para que informen a la ciudadanía y
después el público.

En este caso, según Buitrago, él tomó las fotos y se sentó a esperar el desarrollo de la audiencia, cuando de repente los policías le pidieron que saliera de la sala. Si la juez no lo hizo, la única explicación es que la acusada o sus familiares presionaron a los policías para que actuaran como lo hicieron, pero hasta el momento el Comando de Policía del Atlántico no ha dado ninguna explicación sobre el comportamiento de sus uniformados al esposar y exigir al reportero gráfico de ElHeraldo, Jairo Buitrago, que borrara las fotos tomadas en audiencia pública.