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El presidente Álvaro Uribe volvió a arremeter este martes contra la oposición por los anuncios de un debate sobre paramilitarismo en Antioquia que comprometerían a algunos de sus familiares.

Nación

¿Por qué anda tan agresivo el presidente Uribe?

Justo cuando desde varios sectores de opinión se le reclamaba moderar su lenguaje contra la oposición, el jefe de Estado sorprendió e hizo todo lo contrario: descargó, otra vez, su pesada artillería verbal. Quienes lo conocen dicen que puede estar bastante agotado. Carlos Gaviria, presidente del Polo, pide que le hagan un examen siquiátrico porque cree que Uribe está "enfermo".

Élber Gutiérrez Roa
6 de febrero de 2007

Cada vez que los analistas políticos hacen un nuevo examen sobre las razones por las cuales el Presidente mantiene tan extraordinarios niveles de popularidad suelen llegar a un destino común: Álvaro Uribe Vélez no cabe en ningún molde. No sólo es un personaje que genera pasiones, sino que gusta de romper esquemas para buscar con tozudez soluciones a su estilo. Este martes en la mañana volvió a hacerlo.

Después de una exagerada andanada contra la oposición por el anuncio de un debate sobre la expansión del paramilitarismo en Antioquia, muchos esperaban que hiciera una pausa en sus discursos pasionales y cambiara la agenda para evitar que el tema siga polarizando al país. Era lógico después de que se “desahogó” contra quienes desde el Polo Democrático y el Partido Liberal han fustigado al gobierno por los vínculos de su bancada con la ‘para-política’ y las supuestas relaciones de su familia con las AUC.

Ni lo uno ni lo otro. Con actitud casi resentida y en un tono aún más agresivo el Presidente volvió a emprenderla contra sus contradictores. No le bastaron los 44 minutos que dedicó a ello durante la mañana del lunes, a través de Caracol Radio, ni el tiempo que utilizó en la cadena radial RCN con los mismos propósitos. Este martes, muy a las 7 de la mañana y en pleno vuelo hacia Nueva York volvió a tomar el teléfono y llamó a Caracol para reiterar lo dicho 24 horas atrás.
 
“A Carlos Gaviria lo conozco desde 1971 y sé de su sesgo guerrillero”. “A Gustavo Petro se le olvida que en el pasado los responsables de delitos atroces salieron de la guerrilla al Congreso”. “A César Gaviria no le permito que diga que soy laxo con los paramilitares”. Sus frases no sólo fueron más agresivas, sino que metió en el debate a otras personas: “Gloria Cuartas fue candidata única para la alcaldía de Apartadó por presiones de los armados”. “Antonio Navarro es un irresponsable por decir que mi hermano tiene 250.000 hectáreas”.
 
Y remató el botafuego con una frase desafiante en respuesta a la idea de confrontar versiones cara a cara con sus opositores: “Ese debatico póngamelo con todos. Con César Gaviria, con Carlos Gaviria, con Navarro, con el señor Petro, con Gloria Cuartas, póngamelos a todos”. En la mañana de ayer cuando la emprendió contra los dirigentes de la oposición les pidió a los entrevistadores que anotaran bien los nombres de todos para que le preguntaran si en el camino se le había pasado atacar a alguno de ellos.

Este martes, una vez más, los destinatarios de las arengas no tardaron en contestar. “Acepto el debate, pero los organizadores deben tomar antes la precaución de hacer que el Presidente se someta a un examen siquiátrico para establecer si está o no en sus cabales”, dijo el presidente del Polo, Carlos Gaviria. Tras aclarar que nunca en su vida ha hablado con un guerrillero de las Farc y que sus contactos con el ELN fueron públicos en busca de salidas a la guerra que vive el país (incluso con anuencia del gobierno Uribe, que lo invitó como testigo de la instalación de los diálogos en Cuba) Gaviria le devolvió los dardos a Uribe.
 
Primero citó al ex ministro Sabas Pretelt como testigo de sus reiteradas quejas por la falta de seguridad, incluso como candidato presidencial, con lo cual quiso demostrar que no es cierto eso de que la oposición tiene plenas garantías en el país.

Luego, también en la entrevista con Caracol Radio, se refirió a una declaración presidencial según la cual el aumento en la inseguridad en algunas zonas se debe a que los paramilitares “se fueron y dejaron a la población indefensa”. Esta última frase, registrada por varios medios de comunicación, fue traída a cuento por Gaviria como respuesta a la sindicación que el presidente le hizo de tener nexos con la guerrilla. Para el presidente del Polo el jefe del Estado dio con ese ejemplo la impresión de que estaba con nostalgia por la partida de los paras. Gaviria recordó que Uribe fue un alumno suyo al que recuerda como muy brillante y valiente pues en tiempos en que el ambiente universitario estaba tomado por la izquierda, el entonces joven Uribe se enfrentaba a todos con sus discursos inteligentes y bien argumentados para derrotar a sus contradictores. Pero a su juicio este Uribe de hoy necesita un examen siquiátricio porque la seguidilla de salidas de tono no son “normales” para una persona y menos que dirige un país.

Problemas de fusible

¿A qué se debe que una vez más se le haya saltado el fusible al Presidente? La salida de tono del Presidente es la consecuencia de una cadena de hechos relacionados con asuntos tan distintos como su propia personalidad, la ausencia de personas que lo frenen y errores en la estrategia de comunicaciones.

El tema de su personalidad hace rato dejó de ser novedoso. Uribe es recio, de temple fuerte, ya se ha dicho. Pero eso no de la derecho a tratar mal a sus contradictores. Como dice el editorial de El Tiempo de este martes, Uribe no puede andar acusando de terroristas a miembros del Congreso porque les puede generar problemas aún más graves de seguridad y porque “es impropio (de la dignidad presidencial) acudir a epítetos para dirimir debates políticos”.

El ex senador Antonio Navarro, uno de los blancos de las críticas de Uribe, asegura que no le sorprende el tono del Presidente, que calificó como “medio gamín”. Probablemente lo hizo recordando las palabras del mismo mandatario, quien luego de un agrio enfrentamiento con el Polo reconoció hace dos años que “me van a tener que disculpar por ser tan vehemente porque yo me crié como un gamín”.

Quienes lo conocen dicen que a esta característica personal se suman situaciones como el sentimiento de dolor al ver que están atacando a su familia, algunos problemas de salud (dicen incluso que sus médicos le recomendaron una vez más que guarde reposo) y el cansancio obvio por su exceso de trabajo. A pesar de ir para cinco años al mando del país, Uribe se sigue levantando a las 4 de la mañana, no descansa los fines de semana y pasa gran parte de su tiempo en un avión para poder asistir a todos los lugares tal como a él le gusta. Como sea Uribe no sólo se debe a sus rasgos personales, sino que tiene que mostrar respeto por la majestad que ostenta.

Fuentes cercanas a la Casa de Nariño creen que, pese al “genio volado” de Uribe, esta situación no se habría presentado si el Presidente tuviera a su lado asesores de más peso, como ocurría al comienzo de su gobierno. Sería muy distinto tener al lado a Fabio Echeverri, quien no sólo posee iniciativa y liderazgo para enfrentar este tipo de situaciones sino que le merece la absoluta confianza y respeto a Uribe como darse la licencia de ponerle el freno. Echeverri fue uno de los amigos más cercanos de Alberto Uribe Sierra, padre del mandatario colombiano. En este caso, Uribe se habría evitado el desgaste y su asesor asumiría los costos de la defensa.
 
Además, en el primer gobierno de Uribe, el Presidente estaba blindado por un coraza de pesos pesados entre quienes también estaban Rudolf Hommes, José Roberto Arango, entre otros. De aquellos tiempos, hoy sólo lo acompañan José Obdulio Gaviria, quien cada vez que el Presidente comete una falla sale a los medios a aplaudirlo por más equivocados que sean los conceptos.

En el caso, por ejemplo, del juicio al Estado y cuando hubo una carga de todos los ex presidentes José Obdulio Gaviria expresó tranquilamente que todos estaban equivocados y que nadie había entendido al Presidente.

La tercera explicación tiene mucho que ver con la anterior: la estrategia de comunicaciones de la Casa de Nariño parece equivocada. Resulta cuando menos incomprensible que en pleno vuelo hacia Estados Unidos y previo a una cita con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y el ex presidente Bill Clinton, entre otros, Uribe haya alborotado una vez más el avispero y se haya dedicado a lanzar epítetos a sus opositores en vez de concentrarse en la difusión de los efectos que tendrá para el país su periplo internacional.

El encuentro con Ban Ki-moon es una de las citas más claves que tenía el Presidente y, paradójicamente, fue cubierta por el velo del escándalo que el mismo Uribe le puso.

En la era de Jaime Bermúdez y Ricardo Galán, director de comunicaciones y secretario de prensa, respectivamente, ambos parecían con autoridad suficiente para hacerle ver a Uribe este tipo de errores. Las cosas parecen ser distintas ahora con Jorge Mario Eatsman a la cabeza.

La suma de todos estos factores está exponiendo al Presidente a que le pierdan el respeto y pone el debate político en términos francamente groseros. Lo que debería ser un ejercicio dialéctico entre gobierno y oposición se está convirtiendo en un festival de incongruencias, rencores y rivalidades que en nada contribuyen al cierre de las heridas, la búsqueda de salidas para la crisis por la parapolítica ni el fin de la polarización que encarnan el gobierno y la oposición.