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Por qué estamos contra el TLC

Durante la inauguración de la primera ronda de negociaciones para el Tratado de Libre Comercio, que se llevó cabo en Casrtagena el pasado 18 de mayo, las centrales obreras protagonizaron varias protestas ante su inconformismo con el tema. Carlos Rodríguez, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), explica a qué se debe su posición.

Carlos A. Rodríguez D*
23 de mayo de 2004

Afirmamos que el TLC, es más que un acuerdo comercial, pues incorpora en sus contenidos diversos mecanismos que conjugan prohibiciones al gobierno con derechos para las empresas extranjeras en materia de inversiones, tratamientos no discriminatorios, derechos de propiedad intelectual, acceso a mercados, licitaciones públicas y flexibilización de servicios.

En este sentido, el TLC garantiza la transformación de privilegios en derechos para las empresas trasnacionales, los cuales estarían asegurados en la medida en que su ratificación, por parte del legislativo, convierte al TLC en ley de la República, dándole mayor jerarquía jurídica que toda la legislación secundaria del país.

El TLC se negocia a espaldas de la sociedad y responde a una lógica transversal que privilegia la ganancia por encima de los derechos humanos y la sustentabilidad. Constituye un instrumento probado en su capacidad de facilitar la acumulación de capital y viene a complementar las reformas neoliberales llevadas a cabo.

Para ilustrar nuestra argumentación me permito sustentar los siguientes puntos que hacen parte de la agenda de negociaciones.

Agropecuario

El TLC, permite a las empresas agroindustriales abrir la puerta a un dumping para bajar los precios a fin de asegurar el abastecimiento barato de materia prima, con lo cual logran subsidiar una mayor industrialización y centralización de la actividad agropecuaria.

El TLC permite a las transnacionales demandar del gobierno compensaciones y la exención de las regulaciones, al alegar que ciertas leyes o medidas regulatorias tienen el efecto de 'expropiar' las ganancias que ellos estiman recibirían con su inversión.

Compras gubernamentales

El TLC prohíbe al gobierno favorecer a los proveedores locales en los contratos gubernamentales por mercancías y servicios. El gobierno tiene que conceder a los proveedores extranjeros 'trato nacional'. Las limitaciones sobres compras también se aplican a los gobiernos nacional, departamental y municipal.

Inversión

EL TLC suprime cualquier regulación por parte del gobierno a todas las inversiones e inversionistas extranjeros, en detrimento de la posibilidad de que la inversión extranjera pueda contribuir al crecimiento económico nacional.

El TLC introduce dos principios: trato nacional y trato de nación más favorecida. Ambos tratamientos buscan eliminar cualquier discriminación para las inversiones extranjeras, lo cual se traduce en un tratamiento discriminatorio para inversiones nacionales.

Servicios

El TLC obliga a los gobiernos a otorgar a las empresas extranjeras un tratamiento no discriminatorio, garantizar el acceso de los mercados de servicios y observar transparencia en el desarrollo y aplicación de las regulaciones.

La liberación de los servicios públicos y de utilidad pública, incluidos en el TLC, plantea un enorme riesgo para la población, en la medida en que pone al descubierto la incursión de empresas privadas en la prestación de servicios esenciales. Lo anterior implica que las empresas extranjeras tomarían lo rentable y en ninguna parte se plantean los subsidios.

Propiedad intelectual

El TLC deja a los pequeños campesinos y trabajadores rurales como grandes perdedores, porque la agricultura tradicional ante la avalancha de productos subsidiados de Estados Unidos.

Para ilustrar las implicaciones para los agricultores, debo decir que el campesino que le compre la semilla a la multinacional, puede plantarla sólo en una cosecha. El cultivador no puede guardar ninguna de las semillas producidas provenientes de las semillas compradas con el propósito de usarlas como simiente o vender a otra persona ese mismo uso. Además, el agricultor tiene la obligación de utilizar como herbicida, únicamente el glifosato de la marca que le autorice dicha multinacional.

Laboral

El TLC es recurrente en indicar que los reclamos y consultas las hacen "las partes", sin señalar quién da el visto bueno para proceder a elevar la queja a la instancia laboral. Lo que sí es evidente es que los reclamos no son para atender violaciones planteadas por organizaciones sindicales, sino violaciones que atenten contra las normas del libre comercio, separando así la concomitancia entre las acciones del tratado y las relaciones laborales.

Finalmente es preciso afirmar que estamos por un modelo alternativo de integración económica y social, diferente al TLC, que en forma apresurada, inconsulta y en aplicación de criterios neoliberales se empezó a negociar en Cartagena el 18 de mayo. El sindicalismo trabajará por reales procesos de integración, primeramente con la CAN, luego con la comunidad latinoamericana y a partir de allí con el resto del mundo.

*Presidente de la Central Unitaria de Trabajadores, CUT