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“Que se acabe la droga en Colombia depende de los colombianos”

Sandro Calvani, director de la Oficina de Naciones Unidas contra la droga y el delito, le dice a Carlos Eduardo Huertas de SEMANA por qué es posible ganarle la guerra a las drogas sin legalizarlas.

Carlos Huertas
18 de septiembre de 2006

Sabe que los comentarios de los funcionarios extranjeros generan escozor en muchos sectores. Más cuando la primera impresión que puede causar es la del estereotipo del burócrata europeo que con actitud distante y soberbia viene a decir que esta bien y que esta mal. Pero quienes conocen a Sandro Calvani, director de la Oficina de Naciones Unidas contra la droga y el delito, dicen que no es así. Obviamente su actitud es la de todo diplomático, pero esta se transforma con facilidad cuando fuera del traje y corbata se adentra en las regiones productoras de coca, que es donde le gusta estar.

Los periodistas de su país, Italia, lo han llamado ‘ciudadano del mundo’ , un título que casi se hace tangible en la composición de su familia. Cada uno de sus cuatro hijos nació en un continente diferente, y dentro de ellos hay uno africano que fue adoptado. Tiene dos años en el país luego de venir de Tailandia. Su carrera lo ha llevado por ocho oficinas permanentes en cuatro continentes y a través de 132 países ha asesorado a 100 gobiernos siempre en lo mismo: anunciando que si se puede ganar la lucha contra la droga. Y para esto, dice, lo fundamental no son las armas, es la actitud.

En una temporada donde hay fuertes críticas al Plan Colombia por sus resultados escasos, y donde la prensa inglesa tiene en primera página la reducción a la mitad del valor de las drogas en ese país, nos encontramos a Calvani inaugurando una Tienda – Café de Paz, en el norte de Bogotá donde sólo se venderán productos de sustitución de cultivos. De no ser por la trayectoria que respalda esta experiencia pensaría uno que está frente a un romántico, de optimismo reforzado. O como se dice coloquialmente, que es alguien que se la fumó verde.
 
SEMANA.COM ¿Si será posible pensar en el triunfo de una iniciativa de este estilo?

Sandro Calvani: No veo por que no. Colombia tiene una economía poderosa, una constitución moderna y una democracia fuerte con un problemita, el narcotráfico. Algo que se podría solucionar movilizando al pueblo colombiano.

SEMANA.COM: Pero el país ya ha puesto mucho en esa lucha. No sólo vidas sino esfuerzo incluso con mucho respaldo internacional como ha sido el Plan Colombia

S.C.: Este no es un problema del presidente o de la policía antinarcóticos. Es algo que debe involucrar a todas las familias y empresas. No puede faltar una sola. Es un problema de masas. Las cosas terminan cuando la sociedad dice basta. Es como en Sudáfrica con el Apartheid, terminó cuando la gente dijo no más.

SEMANA.COM: Usted sabe que las cosas acá no son tan fáciles. El negocio de la droga es insumo de los grupos al margen de la ley y este factor es difícil de enfrentar

S.C.: Hay por lo menos 15 países del mundo que han eliminado de manera definitiva sus cultivos ilícitos, hasta que se han olvidado de ellos. Turquía, Pakistán, China, Tailandia, Vietnam, Laos .... en algunos de ellos la droga llevó violencia, y tenían extensiones cultivadas superiores a las que tiene hoy Colombia, pero esto cesó cuando el negocio acabo y luego de que se logró que los campesinos se metieran a una economía alternativa.

SEMANA.COM: ¿No le estará pasando a usted lo mismo que al ex ministro Londoño cuando aseguró que en el Putumayo ya no había ni una mata de coca?

S.C.: Le puedo demostrar que esto es real. Por ejemplo en Tailandia, que llegó a tener 160 mil hectáreas cultivadas de opio en los años 90, hoy ni siquiera tiene las 6 hectáreas que necesita para producir la morfina y heroína que requiere para uso hospitalario, y tiene que comprárselo a cultivos lícitos que hay con este fin en Tasmania

SEMANA.COM: Pero acá ya se han eliminado cultivos y vuelven a aparecer en otros lados lo que hace pensar que las cosas no es que cambien mucho

S.C. : Acá ya se han eliminado 10 veces la totalidad de los cultivos. Pero no hay un cambio de actitud. Se debe superar el problema de la forma de la erradicación. Que si aérea, que manual, abandono de cultivo.... El gran problema está en la resiembra y eso no varía sino se cambia la actitud de los campesinos, dándoles una economía alternativa. Hay lugares donde se ven resultados como en el Putumayo donde de 66 mil hectáreas se pasó a siete mil, ¿porqué no se puede hacer en otros lugares?

SEMANA.COM: Si pero en esto jugo mucho el dinero de ayuda gringa, además hay proyectos como el de Familias Guardabosques que han tenido serios cuestionamientos por considerarse una política asistencial, poco sostenible en el tiempo

S.C.: Eso fue al inicio, y hubo espacio a las críticas. Hoy hay 35 mil familias que ya dejaron los cultivos de coca y esto es un gran logró ¿Por qué no se puede llegar a100 mil familias?. Ya hay grandes grupos organizados y con otras alternativas de subsistencia. Acá se concentra mucho en el ruido que hace un árbol al caer y no se reconocen los cientos de semillas que están creciendo.

SEMANA.COM: ¿Cuáles serían para usted los tres puntos claves para la solución del problema desde su perspectiva?

S.C.: Liderazgo nacional, que se traduce en una política de Estado, no de gobierno. Muchos fondos en las áreas de cultivos ilícitos y participación de la sociedad.

SEMANA.COM: ¿Eso cómo se traduce en la práctica?

S.C.: Acá se puede tener una política central muy decidida pero se necesita mover las instancia locales, gobernaciones y alcaldes. Además a toda la gente. Debemos preguntarnos cómo mi negocio puede ayudar en esto. Cómo mi hotel, mi empresa de transporte, puede contribuir en esa lucha. De ahí la importancia de los cultivos alternativos. Si todo el país se vuelca a comprar productos de sustitución de cultivos ilícitos esto va lograr no sólo que la gente se comprometa sino que lleva beneficios a estas regiones.

SEMANA.COM: ¿Qué indicadores hay de esto?

S.C.: Cómo dije en la inauguración de la Tienda- Café de paz, lo que los almacenes Carrefour han comprado en productos de estos es mucho más que lo que la ayuda sumada de varios países europeos. Ellos lo han hecho, y no como un asunto filantrópico, ha sido negocio para ellos. Ya el Éxito y Cafam comienzan con esta iniciativa. A eso me refiero con el cambio de actitud. Desafortunadamente a veces parece que la gente se ha acostumbrado al narcotráfico, pero eso es algo que entre todos los colombianos lo pueden cambiar.

SEMANA.COM: Pero es mucho el dinero que está detrás de este negocio que no va a dejar que se acabe fácilmente

S.C.: Eso es un mito. En Colombia el narcotráfico es apenas el 1.5 por ciento del producto interno bruto de un país que crece al 4 por ciento. Grande en Afganistán que es el 51 por ciento de sus ingresos. Acá lo que hay comparado con países donde el tema si es realmente grave, es margina, son manchas débiles de cultivos que un Estado que funciona, no es un Estado fallido.

SEMANA.COM: Y ¿porqué no la legalización?

S.C.: Con el alcohol y el tabaco ya se causan cerca de 10 millones de muertes al año por problemas de salud. Esto es más que un holocausto cada año, son muchas bombas atómicas. Por drogas ilícitas la cifra no llega a los 200 mil. Mantenerlas ilícitas ayuda a impedir una nueva epidemia. Ningún país de las Naciones Unidas está discutiendo esto. Colombia no tiene tiempo de esperar mientras en el mundo se de la discusión de otra política contra los cultivos ilícitos.

SEMANA.COM: En la misma vía de su propuesta ¿qué acciones ingeniosas podría tener el Estado para buscar alternativas en esta lucha?

S.C.: Por ejemplo en Colombia hay un fuerte nivel de incautaciones de excelentes tierras de los narcos. Son más de 200 mil hectáreas, mientras que las que tienen cultivos ilícitos son sólo 80 mil en regiones aisladas. Es menos del uno por ciento del territorio agrícola del país donde está el problema ¿Porqué no ofrecerles un cambio de una hectáreas cultivada por dos incautadas?, hay que buscar alternativas que están a la mano

SEMANA.COM: ¿Y el control armado ?

S.C.: La lucha dura se necesita, pero junto a él debe ir la zanahoria. Es indispensable que en se coloque a los productores en el centro de las acciones que se tomen, eso va a hacer que las cosas cambien.

SEMANA.COM: ¿Que podría entonces hacer la gente para ‘entrar’ en esa lucha?

S.C.: Yo diría que un principio es que se vuelvan, por decirlo así, adictos a los productos de sustitución de cultivos. Las campañas de consumo responsable han sido importantes por ejemplo en Francia cuando no se consumían productos del Apartheid, o la compra de aceite de oliva de.. . Que esto se vuelva una moda, es una adicción a la solidaridad. Se puede cambiar el futuro del país si la gente decide hacerlo. El problema acá no es tan grande para la economía y la calidad de gente que tiene.