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NUEVA CUPULA

Revolcón en la Fiscalía por escándalo de 'brujo'

El vicefiscal Jorge Armando Otálora y la directora de Fiscalías, Janny Jalal, salen de la entidad por la crisis desatada hace dos semanas.

26 de septiembre de 2006

La reacción fue en cámara lenta. 15 días tardó el fiscal Mario Iguarán para exigirle la renuncia a sus más inmediatos colaboradores, entre ellos el vicefiscal Armando Otálora. A pesar de la gravedad de los hechos -seguimientos de información y análisis de inteligencia a varios funcionarios y a periodistas bajo la atenta nota de un brujo- solo hasta este lunes se dieron los primeros síntomas del esperado revolcón.

Tanto Otálora como la directora de Fiscalías, Janny Jalal, presentaron su renuncia en las últimas horas por solicitud de Iguarán, quien de inmediato nombró sus relevos. El penalista Guillermo Mendoza Diago será el nuevo vicefiscal, mientras que Alicia Ledesma fue nombrada como directora nacional de Fiscalías. Mariana Gutierrez será la nueva secretaria general (en reemplazo de Zaidi Rojas) y Julio Orozco sustituirá a Berta Lucía Rodríguez como jefe de la veeduría. 
 
El nuevo vicefiscal ha sido fiscal delegado ante la Corte Suprema de justicia y lleva 12 años en la institución. En varias ocasiones fue fiscal encargado y se dio a conocer en el ámbito nacional por casos como el del cantautor vallenato Diomedes Díaz, a quien capturó y acusó por el homicidio de Doris Adriana Niño.  También fue el fiscal que acusó al ex jefe del cartel de Cali, Miguel Rodríguez Orejuela,  a Lucas Gnneco y al gobernador de Casanare, Miguel Angel Pérez.

A su turno, la nueva directora de fiscalías viene de desempeñarse como directora de Fiscalías de Cali.

Armando Otálora, hombre clave de la entidad con la segunda nómina más grande del país- abandona el cargo después de un año de trabajo en el que tuvo un papel protagónico en las últimas dos semanas. En este lapso públicamente dijo que la fiscalía no tenía ninguna evidencia acerca de la participación de militares en los montajes, luego dijo en el Congreso que sí había evidencias y posteriormente volvió a guardar silencio.

Esa montaña rusa de información se explica por la tremenda interinidad en que entró la fiscalía tras las revelaciones de la revista SEMANA en las que se daba cuenta de las acciones de un síquico -Armando Martí- quien tenía acceso a información privilegiada de la relaciones de la cúpula en la Fiscalía, interceptaciones a las líneas telefónicas de funcionarios públicos, políticos y periodistas, y hasta en la vida privada del propio fiscal.

SEMANA hizo pública esta información en su edición del 10 de septiembre. Sin embargo, el escándalo que en cualquier otro momento hubiera provocado un cisma en la institución fue opacado porque coincidió en su momento con otro hecho también de enorme gravedad: las revelaciones de que un grupo de militares había fabricado montajes de actos terroristas previos a la posesión del presidente Uribe.

Sin embargo, en la misma semana fueron filtrados a varios medios de comunicación los documentos secretos del síquico en los que se daba cuenta de sus extrañas actividades. Martí por su propia cuenta decidió salir ante los micrófonos para decir que esas actividades las hacia por su “amigo Mario”.

SEMANA tenía desde un principio este documento pero se había abstenido de publicarlo debido a que hay varios apartes en donde se menciona la vida privada de personajes públicos. La divulgación por todos los medios tuvo consecuencias demoledoras para una opinión publica que en este año ha sido sacudida por las infiltraciones de los paramilitares en el DAS, los montajes del Ejército y otros escándalos en la Policía. Por eso, se esperaba que el fiscal Iguarán reaccionara con prontitud y firmeza. Pero hizo lo contrario: asistió a un homenaje de políticos donde lo exorcizaron con polvos de la comunidad indígena wayúu y salió de nuevo al exterior (cuando se produjo el escándalo estaba en Estados Unidos) lo que hizo crecer en su contra el vendaval de criticas.